Memoria Retrospectiva
Bernardo Alonso Suárez
Un destacado representante o presidente en el pueblo de Tekit, en el año 1858-1861, fue Don Bernardo Alonso Suárez, una persona dinámica, carismática y muy entregada al mejoramiento del pueblo. Nacido en Tekit en 1820, falleció en 1885, a los 65 años de edad. Sus ancestros fueron Silvestre Alonso y Feliciana Suarez, y sus abuelos Ignacio Alonso Campos y Magdalena Briceño Beltrán.
En su período administrativo, con la cordura y respeto que le caracterizaba, acordó con los habitantes del pueblo el deseo de lechar la fachada de sus predios y sus albarradas, quitar la maleza que sale al frente de su casa para tener un pueblo limpio y agradable; sensibilizó a los adultos de la población para cumplir con las llamadas “fajinas”, que eran la aportación de trabajo físico un día de la semana que de manera general eran los domingos; este grupo de adultos lo conformaban gente del pueblo y de las haciendas, su trabajo era gratuito y ayudaba a mejorar la imagen del pueblo. Por ejemplo, en 1859 estos voluntarios iniciaron el camino de Tekit a Tecoh, pasando por San Isidro Ochil, Sabacche, Chinkila hasta llegar a Tecoh, una distancia aproximada de 30 Km.
Para llegar a ser representante de una comunidad, hacienda, pueblo, villa o ciudad se necesita mucha responsabilidad, honradez –que pocos la tienen–, interés en mejorar la comunidad, tener seguridad en la toma de decisiones, estar lo suficientemente preparado, tener vocación a lo que haces y, sobre todo, ser un buen administrador; este es el perfil que se requiere para sacar adelante una comunidad y muy pocos la tienen. Al no tener estos conocimientos o requisitos que menciono, caemos en un retroceso y se incrementa la pobreza, el desempleo, las fricciones en el seno familiar, el ausentismo escolar y, como dice el refrán “la ociosidad es madre de todos los vicios”.
Para calificar la trayectoria, o el período de un presidente, es indispensable saber qué hizo, cómo lo hizo y de qué manera dejó las finanzas en el tiempo de su administración de 2 a 3 años. Son tantas las cosas que uno puede hacer, pero se requiere estar relacionado, preparado, ser visionario, cumplir con lo prometido, ser puntual todos los días que le toque estar en su oficina para servir al pueblo.
Muchos piensan que ser presidente de un lugar es como si hubieran llegado a la luna, y se hacen de la vista gorda al incrementar velozmente su patrimonio económico, pues la mayoría de los que ocupan algún cargo representativo quieren ganar sin trabajar, se vuelven prepotentes, mentirosos, tramposos y les gusta el continuismo, sin haber dejado una buena imagen; esta es la razón por la que, desde mi punto de vista, no merecen la gran mayoría de algún reconocimiento, salvo algunas excepciones como Don Bernardo Alonso Suárez, que fue un hombre entregado al servicio de su pueblo.
Luis Orlando Briceño Alonzo