Letras
CASA DE HUÉSPEDES
VII
En los patios de Lecumberri, Hugo y Julián se encontraron. Al verse se estrecharon en un abrazo fraternal. Prendieron un cigarrillo.
–Ya vendrán mejores tiempos Julián, dijo Hugo, la sangre de nuestros compañeros no ha de correr en vano. Pronto vendrán cambios en el país. Nuestra lucha no es estéril, tengamos paciencia y perseverancia.
–Pero, quién va a poder con este régimen que todo lo reprime.
–El pueblo, Julián, el pueblo.
–Pronto cambiará este gobierno… aunque quizá pudiera ser lo mismo. Sin embargo no soportarán la presión popular, tendrá que haber cambios, no por concesión gratuita, sino porque las circunstancias lo obliguen. Y la lucha deberá continuar permanente, sin tregua, día con día, mes con mes, año con año, hasta el advenimiento de la democracia y, aun así, nunca los esfuerzos serán suficientes, profetizaba Hugo.
Margarita con frecuencia visitó a Julián durante los dos años de cárcel. Le llevaba libros, golosinas y no perdió oportunidad de hacerle más llevadera la vida en la prisión, Consolidaron su amor e hicieron planes para el futuro.
Andrés y Susanita hacían gestiones para liberar a los jóvenes. Un abogado amigo se ocupaba del asunto. Se pagaban únicamente los gastos de los trámites que se cubrían entre todos. Al cabo de tres años fueron liberados.
La casa de Susanita se vistió de fiesta para recibirlos y un nuevo Sol en el horizonte iluminó sus vidas. Los Apson tocaron sus mejores canciones, el baile se prolongó después de la medianoche. Julián y Margarita refrendaron su compromiso de amor hasta las primeras luces del amanecer.
El nuevo gobierno prometía cambios, sin embargo, la lucha continuaría por el advenimiento de una verdadera democracia, por el respeto a los derechos humanos, por el cambio del sistema autoritario de gobierno a otro más justo y plural.
Ramón se recibió de Ingeniero Electricista. Regresó a su tierra, trabajó en lo suyo y con el tiempo llegó a ser un próspero empresario de la industria eléctrica, consciente de sus deberes de justicia para con sus trabajadores.
Hugo terminó sus estudios de Economía. Su destino era la política, postulado por los partidos de izquierda logró ocupar varios cargos de elección desde donde defendió las causas populares.
Los Apson lograron grandes éxitos artísticos durante algunos años más hasta que pasaron de moda con el surgimiento de otros nuevos grupos musicales. Sin embargo, Mauricio cobró fama como un baterista de renombre internacional y continuó su carrera artística recorriendo otros países. Su hermano Rubén con el tiempo se convirtió en un alto ejecutivo bancario y el pianista Bisoña regresó a su país en donde se destacó como una celebridad de la música.
Tachito continuó en el magisterio durante algún tiempo más. Al fin se jubiló y regresó a su pueblo con el fin de vivir en la tranquilidad del terruño los últimos años de su existencia, que no fueron pocos, vivió hasta los 102. De vez en cuando recordaba sus viejos tiempos de la bohemia en la cantina escuchando a los trovadores de su tierra.
Andrés, el irremediable violinista, siguió con la música y para la felicidad de Susanita ya no en los cabarets de mala muerte, sino en un conjunto de cuerdas en la iglesia católica de una colonia de postín que le pagó decoroso sueldo.
Julián y Margarita se casaron, procrearon tres hijos. Ella fue amorosa compañera y madre celosa del bienestar de su hogar. Él logró sus propósitos de ejercer la Psicología en su terruño y ambos participaron en actividades políticas desde organizaciones sociales independientes.
La casa de Susanita durante diez años más recibió y despidió estudiantes como huéspedes, cada quien con sus ideales, con sus ambiciones, con sus alegrías, con sus triunfos, con sus realizaciones, con sus frustraciones, con sus sufrimientos, con sus duelos… porque así es la vida… porque la vida es la eterna búsqueda de la felicidad, porque la felicidad no es meta, es camino.
César Ramón González Rosado
Continuará la próxima semana…