Canal Trece Generación Dorada
Un día me mandaron a cubrir las vacaciones de Huacho Tello, el camarógrafo de la oficina de prensa de Palacio de Gobierno durante el interinato de don Víctor Cervera Pacheco. “Solo será por quince días,” me dijo Paco Medina. Efectivamente: fueron los quince días más intensos que me tocaron, ya que el gobernador tenía una agenda repleta.
Casi todos los días almorcé o cené en Palacio debido a la intensa carga de trabajo. Al cabo de esos quince días me reporté al canal y me mandaron a descansar unos días, ya que en Palacio no había horario de salida ni el pago, en ese tiempo, de horas extras. Al regresar a los tres días, me dijeron que vaya de nuevo a Palacio porque don Pedro Pacheco Herrera, director de Comunicación Social del gobernador, quería hablar conmigo. Ahí me quedé, alternando turnos con Huachito Tello, dos años y medio, hasta que me ofrecieron una plaza en el canal por Alejandro Segura. Así regresé a reincorporarme con los compañeros, aunque don Pedro no estuvo muy de acuerdo que me vaya.
Un aciago día de diciembre, después de las elecciones en las que el pueblo de Yucatán se decidió por otro partido al nuestro, después de sufrir varios intentos de desprestigio laboral por parte de los nuevos “directivos” del canal –en esos días llamado pomposamente “Trece tv” – sucedió lo tan temido y comentado en los pasillos del canal.
A escasos tres días de la navidad del 2001 me citó el delegado del sindicato (STIRT), Juan Novelo. Con voz tajante y mirándome fijo me dijo: “Mañana, a las 10 de la mañana, nos vemos aquí. Hay problemas y muy serios,” afirmó después de haberle dicho lo mismo a Pimpo, a quien vi salir de la oficina del delegado con los ojos cristalinos y la mirada triste, tratando de disimular o entender la infausta noticia.
Tantos años de sacrificios y satisfacciones se venían abajo por la decisión de un par de muchachos que ni idea tenían de lo que hacían al despedir a tanta gente con experiencia.
Al llegar a la puerta del canal al día siguiente, minutos antes de la hora señalada, me encontré con Pimpo, Hernán, Trujeque y no recuerdo quiénes más, todos con caras descompuestas. Ni a la sala del canal nos dejaron entrar. Carina estaba más que triste, compungida por la manera que nos trataron. Varios de sus amigos dejábamos en ese momento de ser sus compañeros de trabajo, la mayoría padres de familia con hijos pequeños.
Al poco rato ya nos encontrábamos en la Junta de Conciliación y Arbitraje (JLCYA), firmando nuestro retiro “voluntario” por órdenes del nuevo director emanado del Partido Acción Nacional.
Después de 21 años de prestar mis servicios a la “Imagen de nuestra gente”, pude pasar una navidad completa con mi familia.
No fue muy doloroso para mí, aunque en cierta forma sí me afectó. Lo que más lamenté fue la forma en que esos señores nos trataron ese día: como apestosos. Todo por las percepciones de unas personas que no supieron valorar el trabajo y la disponibilidad de los que contribuimos de alguna manera a que el canal 13 llegara a muchos hogares yucatecos, poniendo el nombre del canal y del Estado a muy alto nivel en nuestra república. Alejandro Segura Gómez fue el mandamás en esa época que se producía el 70% del tiempo aire con programas producidos localmente como Titeradas, Felices tardes, Tropical caliente, Plaza diversión y muchos otros que dejaron huella en la sociedad yucateca. Esa mañana esperábamos en esa puerta los que todos los días cruzamos desesperados por cumplir con nuestra jornada, esa puerta que incontables veces nos recibió abierta de par en par, y muchísimas veces nos vio salir de madrugada.
Esperábamos confundidos nuestro destino pues, aunque se comentaba que nos iban a liquidar, nadie de los nuevos administradores nos dijo de qué se trataba. Nos enteramos sólo lo de lo que nos había dicho don Juan -hay problemas y serios-.
Al encaminarnos a la JLCYA apenas pude despedirme de algunos compañeros con los que conviví e hice una verdadera amistad de muchos años, una real convivencia con ellos. De muchos no logré despedirme.
LCC. VICENTE ARIEL LÓPEZ TEJERO