Colonia Yucatán
Ante numerosas y emocionadas familias oriundas de esta comunidad que fundara el Ingeniero Alfredo Medina Vidiella a principios de la década de los años 40’s del siglo XX, se inauguró el pasado sábado 16 de julio, Día de Nuestra Señora del Carmen, patrona de esta población, “El Árbol Genealógico de las familias pobladoras de la Colonia Yucatán y el campamento La Sierra”, idea surgida «hace más de 8 años después de regresar a la Colonia tras una ausencia de casi 4 décadas de no visitarla» de su autor Fernando Pérez Rejón quien, junto con su esposa Sonia Castro Sansores, son los responsables de esta obra.
Se reunieron familias enteras, encabezadas por abuelos acompañados de sus hijos, nietos, sobrinos, vecinos y amigos que vinieron exprofeso desde lugares distantes a esta comunidad, muchos desde Cancún, Mérida, incluso desde Los Ángeles, California, en un acontecimiento único en su tipo para honrar a nuestros padres que nos educaron con valores, nos formaron y forjaron para salir de aquí a continuar nuestros estudios. Lo veo en todos mis amigos y compañeros de la escuela: tuvimos una gran formación porque, aunque no todos tuvimos la oportunidad de estudiar, se desarrollaron con trabajos profesionales en la práctica. Estoy orgulloso de ellos pues, a pesar de las trabas, pudimos salir adelante y hoy tenemos el gusto de honrar a nuestros padres.
Claro que vale la pena hacer un homenaje a todas esas familias y la única manera de poder recordarlos, y que nunca se olviden, es que queden aquí escritos, plasmados en este lugar, en las placas con sus respectivos nombres, comentó visiblemente emocionado El Güero zacatero.
Esta monumental obra exhibe al centro un gran cedro rojo debidamente protegido, acompañado con imágenes que algún tiempo adornaron el cinema de esta comunidad, las cuales requirieron una gran inversión. El autor comenta: «La única ayuda que he tenido es la del Señor de arriba. ‘Fernando, te voy a dar más trabajo para que tengas más recursos, y con esos recursos vas a ser como Noé. Tú construye, construye ese sueño y haz que esas familias sean recordadas por siempre. El Señor de arriba me regaló la oportunidad. Sin embargo, no solo es mío, siempre conté con el valioso apoyo de mi esposa Sonia Castro Sansores, hija de Federico Castro, y de todos mis amigos. A todos les dije: ‘yo les pongo las obras y ustedes que me apoyen con las placas.’ Gracias a Dios tuvimos buena respuesta, hoy pusimos más de 100 placas de las familias pioneras de la Colonia Yucatán que logramos contactar, vamos a seguir trabajando para que todos tengan la oportunidad de tener sus placas. En este hay lugar para más de 300, comentó el x’tup de “don Zacatero” un viejito alegre, fuerte y trabajador quien con su triciclo repartía agua destilada en los hogares de la Colonia en sus años de apogeo y quien, dicho sea de paso, fue un aguerrido boxeador progreseño de quien se dice boxeaba sin entrenar, sosteniendo aguerridas peleas con Julio Cesar Jiménez, el Schmelling Yucateco.
La bendición de Dios es muy grande, comenta el Güero en una pausa del convivio que organizó en el patio de su casa, sede del evento. Hoy se dio la oportunidad de que monseñor Pedro Mena Díaz, obispo auxiliar de Yucatán y orgulloso Colyucateco, así como el presbítero Emir Pérez Cabrera, formador del seminario mayor (mi sobrino, hijo de Manuel Pérez y Raquel Cabrera, oriundos de la Colonia) nos apoyaran. ‘Voy a tener la oportunidad de estar ahí en la bendición del monumento y tener el honor de poner la placa de mi familia,’ me comentó emocionado el Obispo cuando lo invité, mi sobrino, el padre Emir, me dijo que no se lo podía perder; vino acompañado de su mamá, Raquel Cabrera. Vinieron además muchas personas, a pesar de que no pude contactarlas, a poner la placa de sus familias; como la hija del recordado sargento Marcelenio, así como Arsenio Cetina y muchas familias que hace mucho tiempo que no veíamos, pero nos dieron la oportunidad de convivir en este día memorable para nosotros los Colyucatecos.
Creo que mi sueño se hizo realidad. Es un esfuerzo que nunca abandoné, a pesar de numerosos problemas y de la pandemia -varias veces en esos dos años me negaron la entrada a la Colonia por las disposiciones pertinentes-. Tuve fe en mis amigos de que iban a colaborar, y eso me dio aliento para seguir. Hoy se instalaron 105 placas y ya hay como 50 familias más que quieren poner la de sus papás y de sus abuelos. Eso me motiva para seguir adelante. Me dio mucho gusto porque hay aquí algunas personas de la vieja guardia, de la generación más antigua que hoy están con nosotros, que se cuentan con los dedos. Tuvimos ese honor de convivir con ellos, como don Milo Chan. Espero que permanezcan mucho tiempo más con nosotros. Esto no es el final del proyecto, para mí es el inicio de algo más grande. Siento que hay más respuesta para continuar con más proyectos para la Colonia Yucatán, concluyó satisfecho el alegre Güero Zacatero.
ARIEL LÓPEZ TEJERO