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Letras
ALFONSO HIRAM GARCÍA ACOSTA
A mi amigo y hermano Doctor Heriberto Arcila Herrera
Hoy llena la primavera de caminos
y la noche de cantos… A.H.G.A.
I
Aunque siga acertando a ser Hiram
y no el héroe o la inocencia que debiera,
mi corazón fue mordido por los ángeles
y alguno que otro detractor de la esperanza.
Hoy me sentí cadáver
y comencé a preocuparme seriamente.
Antes me burlaba de mi propia tragedia,
la creía humana y hasta lógica.
Hoy me asusta su grandeza,
a casi nueve décadas de herrumbre
y desconcierto.
Pero, quiéranlo o no,
los grillos siguen musicando
el corazón que fue mío mientras duró
su evidencia de corazón irremplazable.
II
Luego principió a perderse,
a subsistir de la consulta clínica,
el control arterial, su frecuencia
del latir ancestral que a veces cansa
y ahora ya nadie sabe decir de qué oreja humana
sigue virgen,
ni en qué silbido hizo con la nostalgia
una escalera azul.
III
Hay escaramuzas que nadie puede prohibirle
a un corazón mutilado
que sabe amar la intrascendencia
en el momento exacto de la melancolía.
Ah, si las estrellas me oyeran,
Cupido y Eros vendrían con otra flecha.
En las descargas de su vientre:
Solo cuando me besa soy un hombre público.
Mi corazón sigue mordido por los ángeles.
IV
De esto, ya han pasado veinte años:
cuando salió un infarto en un electrocardiograma,
sus cuidados al corazón son satisfactorios,
y mi salud caminó sobre ruedas.
Pero llegó la pandemia,
me arrolló, hace casi cuatro años
se combinó con una neumonía y me envolvió
con oxígeno por más de dos meses
de donde pensé no salir con vida.
Mi familia y mi enfermera temieron lo peor,
muchos días de amargura y de familiar dolor.
Ya sin defensas me enseñaron a respirar, a caminar,
a tener equilibrio, como en nuevo nacimiento
me tenían que cuidar.
Pero el Covid no olvida y mi afección pulmonar
me dio otra mala pasada y me volvió a tirar.
Ya he mejorado este tramo, ya brinqué la mitad,
ha triunfado la clínica del Seguro Social,
y los cuidados de casa son de calidad impar.
Creo estar restablecido y lo voy a superar.
Otra etapa de mi vida, ya sin el doctor Arcila
que no sé dónde andará, pero con el pensamiento unido.
Estos apuntes son el producto de una cardiopatía isquémica
cuando tenía setenta años y lo diagnosticó
mi compañero y hermano Heriberto Arcila:
“Cuídate y toma tu medicación,
vienes de una familia de infartados
y me debes una nueva canción”.
El tiempo pasa y la vida sigue sin cansarse,
lo que escribo hoy, los viernes lo publica el Sureste
como primicia con el titular de:
“Apuntes de un asedio que nunca fue noticia”
Alfonso Hiram García Acosta
Grupo Liberal “Fraternidad y Justicia”
Ateneo del Mayab.
Academia Liberal de Yucatán.
Logia masónica Hunab-Ku 133
Hotel “Plaza Mirador”, Salón “Fontainebleau”.
Mérida, Yucatán.
Julio 2014, noviembre 2023 y enero del 2025.

Me permití recordar esa cardiopatía isquémica, el coronavirus, la bronconeumonía y afecciones del tiempo vivido.
Recuperado en estos momentos en que se libra la batalla contra el tiempo y se me asiste y cuida como el viejo que soy actualmente, mi cerebro sigue en pie, funciona con los recuerdos vividos, con mi disminución visual.
Sigo caminando, como Johnny Walker, y el Diario del Sureste sigue recibiendo mis trabajos de escritor cultural, como cuando inicié en 1952, hace 73 años.
Gracias por leerme.
