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Apólogo

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Letras

 

Pablo Peniche

 

Pobre flor que mueres sola

bajo el fuego

abrasador

del estío que te inmola,

flor sin riego,

tu corola

se está marchitando al Sol.

 

 

Burla el rigor del estío

que te agota

sin piedad,

y acepta, dulce bien mío,

esta gota

de rocío

que tu sed mitigará.

 

 

Yo cubriré, flor querida,

con mis alas

de color

tu corola enardecida,

y tus galas

y tu vida

protegeré con mi amor.

 

 

Deja ¡oh flor! que yo te exprese

mi anhelante

frenesí,

que en mirarte me embelese,

que te cante,

que te bese,

que me pose sobre ti.

 

 

Yo te traigo, confieso,

bajo mi ala

de color,

el perfume delicioso

que se exhala

vaporoso

del nectario de otra flor.

 

 

Y te traigo, pues te adoro

con profundo frenesí

de mi amor con el tesoro,

el fecundo

polvo de oro

de las flores del jardín.

 

 

Y abre su cáliz la rosa

pudibunda

al seductor…

y el vil insecto se posa

y su inmunda

larva odiosa

mancha el seno de la flor.

 

La Sombra de Cepeda. Semanario de Literatura, Política y Variedades. Mérida, año III, núm. 36, 2 de abril de 1887, p. 3.

[Compilación de José Juan Cervera Fernández]

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