Cine
Animales Fantásticos y dónde encontrarlos, de David Yates
J.K. Rowling, después de habernos anunciado que cerraría la puerta al universo de Harry Potter con la publicación de “Harry Potter y las Reliquias de la Muerte”, no ha podido sustraerse a él. Primeramente, nos ofreció “Los Cuentos de Beedle, el Bardo”; luego vino esa especie de enciclopedia que fue el libro “Animales Fantásticos y dónde encontrarlos”, y recientemente puso en escena una obra de teatro llamada “Harry Potter y el Legado Maldito”.
La comprendo perfectamente: junto con millones de aficionados a las historias fantásticas del “niño-que-sobrevivió”, Harry Potter, deseamos conocer más acerca de ese universo de magos, pociones, encantamientos, intrigas, varitas mágicas y, claro está, saber qué sucedió en la vida de los personajes que la autora convirtió en entrañables amistades – Harry, Hermione, Ron et al.
Pues bien, la película “Animales Fantásticos y dónde encontrarlos” que nos ofrece el director inglés David Yates – quien ya estaba familiarizado con los temas al haber dirigido cuatro películas de la saga: La Orden del Fénix, El Príncipe Mestizo, y los dos capítulos de Las Reliquias de la Muerte – tiene en este filme a J.K. Rowling como productora, además de guionista, por lo que de una cosa pueden estar seguros todos los que vayan a verla: se sumergirán nuevamente en mares familiares, verán en acción a magos buenos y otros que no lo son tanto, y sentirán nuevamente esa emoción que sus historias nos provocaban, la de no saber los límites de su imaginación. La autora crea una deslumbrante historia original que, si bien se apoya en el folklore previamente definido, definitivamente no se basa sino someramente en el libro del mismo título, en los animales fantásticos en específico.
Newt Scamander (Eddie Redmayne) llega a la Nueva York de los años 20 del siglo anterior para adquirir un raro ejemplar; Newt es un ángel guardián y todo un experto en todo lo referente a animales fantásticos, cuidando de ellos como si fueran sus hijos, viendo en ellos sus virtudes antes que las cosas que son capaces de hacer. A su arribo, Tina (Katherine Waterston), una recién destituida “auror” del Congreso de Magos de Estados Unidos, no le quita el ojo de encima mientras Newt sufre problemas debido a que uno de sus amigos fantásticos se escapa, lo que lo obliga a apoyarse en Kowalsky (Dan Fogler), un “nomag” – el equivalente a un muggle en Gran Bretaña – que pronto se hace su amigo.
Resulta que en Nueva York existe un movimiento que busca abolir la magia y a sus practicantes, y la intriga proviene de una profecía que el “auror” principal Graves (Colin Farrell) desea ver cumplida, y que involucra a una criatura con un poder inconmensurable y difícil de controlar.
Newt se verá involucrado en los juegos de poder de Graves, mientras intenta cuidar de sus traviesos animalitos, y aprende a socializar con Tina, su hermana Queenie (Alison Sudol), y con Kowalsky, que lo ayudarán a atrapar al animal más peligroso de todos: el obscurus, todo lo anterior mientras trata de evitar que sea deportado como le ha indicado la dirigente de los magos en el capítulo neoyorquino.
Sobre el filme, es necesario decir que la combinación de efectos especiales con actores, escenografía, montaje, edición y música (la que por cierto no recayó en John Williams esta vez, sino en James Newton Howard) es impecable: imposible no creer que lo que vemos no pudiera suceder en la vida real. Sobre las actuaciones, Redmayne nos ofrece un Scamander sumamente tímido, incapaz de sostener la mirada ante los humanos, pero que se transforma en un muy seguro erudito cuando de animalitos fantásticos trata el asunto; por su lado, las hermanas Tina y Queenie (Waterston y Sudol) se enamoran cada una de los hombres que dejaron quedarse en su casa cuando tuvieron la necesidad, Newt y Kowalsky, y se arriesgan por ellos al encontrar que no son malas personas. Colin Farrell se ve ligeramente acartonado en sus expresiones y actuación, hasta me atrevería a decir que incómodo con el manejo de la varita mágica. A mi juicio, Fogle se lleva las palmas con su actuación del “nomag” Kowalsky, todo a través de sus expresiones faciales mientras descubre más y más del mundo de la magia.
Interesante resulta, también, el tratamiento “americanizado” que le da Rowling a todo lo relativo a la magia, y de singular asombro es el breve duelo verbal que sostienen Newt y Tina acerca de cuál es la mejor escuela de magia: Hogwarts o la de Atlanta, y las constantes puyas al “desorden” con el que los ingleses manejan sus asuntos. Interesante, considerando que J.K. Rowling es británica.
Varios actores famosos también aparecen en la película, aunque con roles muy secundarios; tal es el caso de Jon Voight y de Ron Perlman que, no obstante la brevedad de sus roles, destellan y compaginan estupendamente con sus contrapartes. Ah, y también actúa Johnny Depp.
Regresando a mi tesis inicial, el hecho de que ya se esté hablando de otras cuatro entregas de Animales fantásticos – la segunda parte está programada para el 2018 y ya se encuentra en etapa de pre producción – confirma el interés que esta nueva zambullida en el mundo de la magia ha creado en los ávidos espectadores, interés que se ha visto reflejado en la taquilla, para beneplácito de todos los productores, actores, el director, los estudios y, claro, la autora.
J.K. Rowling tiene un gran reto enfrente: desarrollar nuevas historias a partir de un tímido personaje que lo menos que busca es protagonismo y, luego, asegurarse de conservar inviolable lo que hemos vivido con Harry Potter. No será nada fácil, pero de algo estoy seguro: ahí estaremos, Dios mediante, para atestiguar los resultados.
Animales fantásticos y dónde encontrarlos es un espectáculo entretenido a lo largo de sus poco más de dos horas, es el retorno a un mundo encantador que resulta mucho mejor que el que Trump, nuestros políticos y los traficantes de muerte nos ofrecen hoy en día. Lástima que sea solo ficción.
Gerardo Saviola
