Editorial
Concluye 2023 con su larga carga de días, felices o no, un plazo de vida para los seres humanos que poblamos este planeta. Nuestra experiencia en este mundo que nos rodea ha sido de evolución, sin duda como humanidad pensante, reflexiva y sentimental.
Un año concluye, otro inicia, el acopio de experiencias puede reflejarse en la evolución o involución de la raza humana.
A quererlo o no, la sentencia emitida por ilustrados pensadores, antepasados nuestros, sigue válida: “homo homini lupus” (el hombre es el lobo del hombre). El hombre aún mantiene la actitud y proceder de los lobos, en los cuales se representan fuertemente su justificada ferocidad animal en defensa de su vida y territorio vital. Esto no es equiparable a una convivencia que nos mantenga unidos como humanos, en una hermandad que no actúe por instintos negativos, sino por actitudes positivas, surgidas de nuestras capacidades de pensar, analizar, reflexionar y sentir afecto y solidaridad por nuestros congéneres.
La existencia y acumulación de armas de destrucción masiva, acopiadas en silos especiales, orientados hacia países lejanos que cuentan con planes y armas equivalentes enfilados hacia nosotros, es una realidad vigente.
En estos días finales del año 2023 continúa vigente a nuestros oídos sordos el mensaje bíblico que deberíamos guardar siempre en nuestros corazones: “¡Paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad!”