Anuncia AMLO habilitación del 100 por ciento del Hospital General
Filiberto Pinelo Sansores (*)
Después de largos años de haberse iniciado la construcción del hospital de Tekax, que fue planeado para dar atención a los habitantes de esa ciudad y toda la región, por fin concluirá la historia de engaños, fraudes y latrocinios que estuvieron en el centro del largo proceso de su edificación, para tomar forma una nueva manera de atender la salud del pueblo.
Más de diez años transcurrieron desde que empezó a construirse, con la modesta aspiración de que fuera de segundo nivel, hasta que se terminó; hoy, se ha anunciado que en unos cuantos meses se convertirá en uno, si no de tercero en algo que se le acerque, salto cualitativo sólo explicable por la postura de un gobierno, el de la Cuarta Transformación que, a contrapelo de sus adversarios que lo calumnian, cumple lo que ofrece y en lugar de robarse los dineros del pueblo los invierte para mejorar sus condiciones de vida.
Como se recuerda, ese hospital comenzó a construirse en 2006, casi al final del periodo del gobernador Patricio Patrón. Tendría 30 camas y capacidad para aumentarse a 60, siete consultorios y servicios de cirugía general, gineco-obstetricia y urgencias, y costaría $51.5 millones que serían erogados por los gobiernos federal y local.
Cuando el gobernante entregó la estafeta a su sucesora, Ivonne Ortega, le dejó la obra con un avance de 63% y un monto ejercido de 28 millones 394 mil pesos. Además, en bancos, le dejó los $23 millones 173 mil que restaban para terminarla —según el plan— en 6 meses.
Terminado el plazo, el gobierno de Felipe Calderón le dio otros $34 millones para que lo concluyera, con lo que el costo aumentó a $85.5 millones, un incremento de 66%, dos terceras partes más de lo originalmente calculado.
No obstante, el hospital no se terminó y el mismo gobierno de Calderón le siguió dando dinero sin pedirle cuentas. Se calcula que la cantidad que la Federación dio entre 2006 y 2009 para el famoso hospital ascendió a $127 millones 500 mil, e hizo que su costo llegara a $179 millones 068 mil, o sea, una cantidad más de tres veces lo que se había presupuestado originalmente. Sin embargo ¡tampoco se terminó!
El derroche y el latrocinio continuaron pues al llegar al poder otro gobierno, no precisamente caracterizado por su transparencia, el de Rolando Zapata, la danza de los millones continuó. Entre 2015 y 2016 el gobernante recibió 217 millones 185 mil pesos más de Peña Nieto, quien tampoco pidió cuentas.
De tal modo que el costo de aquel hospital, que en un principio fue de 51.5 millones, terminó siendo de 396 millones 253 mil pesos, casi 7 veces más de lo originalmente presupuestado. Nunca se hizo rendir cuentas por el dinero que supuestamente se invirtió a los funcionarios que lo manejaron, decenas de millones de pesos que llenaron los bolsillos de unos cuantos.
Después de todos esos años, el tan llevado y traído hospital se inauguró en julio de 2017, cuando los requerimientos de la población en materia de salud eran ya más grandes que cuando se inició su construcción.
Desde su planeación se había reconocido que un hospital de segundo nivel resultaba insuficiente para las necesidades de la región, por lo que se dispuso que no se limitara a 30 camas, sino que en el futuro aumentara el número de éstas. Esta insuficiencia ha quedado de manifiesto ahora, en la visita a aquella ciudad del sur del presidente de la república.
Al tomar la palabra en el acto público realizado, una mujer, María de la Cruz Ávila Buenfil, en representación del Pueblo Maya Peninsular, al exponer las penurias que pasan los habitantes de aquella región en materia de salud manifestó: “Tekax, por ejemplo tiene muchas comisarías y, cuántas veces, señor presidente, supuestamente, llegamos en un hospital, pero mira, de urgencia necesita ser intervenida, intervenido, y no hay el cirujano, no hay los médicos y, lamentablemente, se tienen que mandar en Mérida y, en el trayecto, mueren. Ha pasado hasta con personas embarazadas. Necesitamos médicos y enfermeras.”
Sin más preámbulos, López Obrador dio respuesta a la demanda diciendo que el hospital de Tekax sería mejorado exponencialmente y dio la palabra al director del nuevo Instituto de Salud para el Bienestar que se está creando para dar atención universal a la salud de todos los mexicanos no asegurados por el IMSS o por el Issste, Juan Ferrer Aguilar, para que explicara en qué consistirá la mejoría. Éste explicó: el compromiso es poner en funcionamiento el hospital de Tekax para 250 mil personas que hay en la región.
Y agregó: Se contratará a 101 médicos, 167 enfermeras y 169 miembros de personal de diagnóstico para cuatro o cinco especialidades que serían pediatría, ginecología, medicina interna, cirugía y anestesiología; en total, serán 437 plazas las que serán ocupadas en el nosocomio renovado. Asimismo, fijó fecha para la inauguración del hospital, en su nueva condición: el 15 de enero próximo.
Un contraste elocuente de dos sistemas de gobierno diametralmente opuestos: uno, en que se podía robar impunemente el dinero de los contribuyentes, incluso sin importar que eso significara muertes de seres humanos por falta de atención médica, y otro que tiene como una de sus prioridades combatir la corrupción, que se lleva cantidades gigantescas de dinero del pueblo, recuperar también recursos mediante la austeridad —que significa eliminar derroches en altos sueldos y otros privilegios de la burocracia— e invertir todo el dinero rescatado en mejorar las condiciones de vida del pueblo.
Por eso no tienen la más mínima posibilidad de retornar a la dirección del país para echar atrás el nuevo régimen que se está construyendo quienes tuvieron su oportunidad histórica y la desperdiciaron. El pueblo compara y se da cuenta de lo que ha ocurrido y lo que ocurre y, pese a los golpes de pecho y rasgaduras de vestidura de quienes antes gobernaron, los hechos son tercos y terminan por imponerse.— Mérida, Yucatán.
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*Maestro en Español. Especialista en política y gestión educativa