Mascotas
La locomoción terrestre natural está diseñada para un número par de patas. Al perderse una de éstas (por ejemplo, tras una lesión), es necesaria una reorganización del sistema locomotor.
La causa más común de amputación es traumática, siguiendo las infecciosas, tumores y malformaciones; como a todo ser vivo, lleva a un periodo de adaptación, rehabilitación, cuidado y sobre todo amor y comprensión.
La amputación de la extremidad requiere una recuperación de aproximadamente dos semanas antes de que un perro se acostumbre a la pérdida del miembro. Es triste para nosotros que los queremos tanto, pero en ciertos casos, tras la amputación, el perro se siente aliviado por el dolor y muestra mejoría en su estado de ánimo y el estado físico general.
A los perros les resulta más difícil adaptarse a la pérdida de las patas delanteras que de las traseras. Cuando pierden una pata delantera, el resto de los miembros deben realizar una minuciosa adaptación para coordinarse entre sí, un proceso que se denomina «compensación de la marcha».
Ante una amputación de una pata trasera, las patas delanteras siguen actuando normalmente como si el perro conservara las cuatro patas, y la estrategia de compensación es imperceptible o inexistente. El motivo de esta diferencia es la mayor carga sobre las patas delanteras con respecto a las traseras, debida a la distribución del peso corporal.
En los animales no existen las diferencias, aunque las haya
Resulta curioso ver cómo, en el caso de los perros, su instinto de supervivencia hará que la mayoría de sus discapacidades físicas se vean contrarrestadas por su incansable afán de búsqueda, de juego, y de continua interacción con su familia humana.
Ahora bien, un perro abandonado, un animal sin más vínculos que su propia soledad, dejará poco a poco de “invertir” en su supervivencia, sin importar cuántas patas tenga su cuerpo.
Entre todas las personas que dan el noble y necesitado paso de adoptar a un animal, están aquellos que optan por dar una nueva oportunidad a un perro o un gato con una discapacidad. El simple hecho de sentirse parte de un grupo, de una familia que le ofrece estímulos, amor y confianza dará forma no solo a esa cuarta “pata” que le falta al animal discapacitado, le ofrecerá además esperanza para correr con más vigor que nunca.
En los últimos años, el desarrollo de prótesis artificiales en animales, desde aletas, hasta picos o patas, han dado esperanza de vida a una gran cantidad de animales heridos, y sobre todo independencia y mejor calidad de vida.
La gran historia de amor
Las aventuras de Ella y Snowdy han dado la vuelta al mundo. Tiene como componente principal la casualidad y esos hilos del destino que, en ocasiones, unen a criaturas excepcionales para crear vínculos insuperables.
Ella es una niña de 21 meses que nació sin uno de sus brazos debido al “Síndrome de bridas amnióticas”. Una tarde, su mamá ojeaba las redes sociales cuando se encontró de pronto con una imagen que la impactó intensamente. Era un cachorro, una perrita blanca y adorable a la que le faltaba una pata. Snowdy había sido atropellada y, en vista de que sus dueños no podían cubrir los gastos clínicos ni tampoco atenderla, optaron por dejarla en una protectora.
La madre de Ella se sensibilizó al instante con aquella perrita y pensó que iba a ser maravilloso que su hija pudiera crecer con esa compañera a su lado. La unión entre la niña y Snowdy fue también maravillosa. Tanto es así, que Ella ha aprendido de su amiga increíbles trucos, apenas ve limitación alguna a la hora de correr, de manipular cosas y de moverse. Ambas crecen juntas y exploran el mundo con alegría y felicidad.
La vida siempre será más plena y gratificante si nos centramos en lo que tenemos, antes que en lo que nos falta.
Porque lo más importante es el corazón y tu actitud. No importa si te faltan una, dos o tres patas.
Dra. Carmen Báez Ruiz.
drabaez1@hotmail.es