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Amor entre mujeres

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Los raros I B

José Juan Cervera

Excluidos, atípicos, periféricos. Aquellos de los que poco se habla por ser también escasos quienes se ocupan de su obra. Los que en el universo de las letras no reúnen el peculio exigido para solventar su cuota de notoriedad, tal vez por no haber sido éste uno de sus propósitos fundamentales, y acaso por resentir la acción de algunas manos que movieron hilos y arrojaron piedras en su camino. Y entre todos los que apenas pudieron respirar al margen del renombre de otros, trazan su senda errática algunas plumas femeninas instaladas con cierto desamparo en la penumbra de los tiempos.

El escritor jalisciense Raúl Ramírez García, estudioso de la escritura distanciada del canon literario, recupera la memoria de Beatriz Ofelia González, tapatía nacida en 1911 cuyo deceso acaeció al parecer en la década de los setenta del siglo que acogió su poesía, aunque ésta no haya dejado rastro en las revistas que hicieron época en las letras del terruño, como apunta su biógrafo.

Los poemas de Beatriz Ofelia quedaron plasmados en los libros que editó por su cuenta, cuando padeció los rigores de una sociedad que la hizo a un lado al conocer la orientación sexual que eligió para conducir su vida amorosa, reflejada del mismo modo en lo que escribió. Al declararse lesbiana, tal como lo consigna Emmanuel Carballo en una breve referencia que cita Ramírez García, atrajo para sí el rechazo de otros escritores y de quienes veían como una afrenta el ejercicio de una sexualidad no convencional.

El investigador examina uno de los poemarios de la autora –Eufeba y Nemisa, cantos lesbianos (1939)– valiéndose de un ejemplar hallado en una librería de ocasión, el cual, por añadidura, perteneció a José Guadalupe Zuno, ex gobernador de Jalisco, a juzgar por la dedicatoria manuscrita en que la mujer de letras apela a su amplio criterio y a su sentido estético.

El lesbianismo, aludido ocasionalmente en la historia de la literatura mexicana como en el soneto “El beso de Safo” de Efrén Rebolledo, no sale a relucir con frecuencia al estudiarse la temática cultivada en la obra de algunas de las mujeres que incursionaron en la creación escrita en periodos en los que la represión era una generalidad que recargaba un ambiente teñido de desprecio a las minorías sexuales.

En poco más de una treintena de textos confeccionados en una prosa poética infundida del deseo de sumergirse en el gozo que un cuerpo femenino puede brindar a otro, el libro contiene pasajes como el siguiente: “Dame tu boca, déjame sentir en mis labios la voluptuosidad de tus besos; déjame deslizar mi cuerpo en tu piel, tersa y perfumada, que su roce produce un deleite inexplicable y divino; déjame vivir en tu cuerpo y en tu alma como un pétalo de rosa sobre una corola de jazmín.”

Ramírez García propone un análisis estilístico, histórico y filológico de la obra de Beatriz Ofelia con el propósito de transmitirle una visibilidad que le ha sido negada, como a otros creadores que, sin haberse gestado espiritualmente en una isla griega ni haber soñado fluir en las delicias de Mitilene, perviven precariamente en los intersticios de una crítica que algunas veces los recibe en el seno de su quehacer profesional.

Puede verse una vez más que hay autores y obras cuya presencia en notas y apuntes, estudios y ensayos, resulta esporádica; esto se debe entre otras razones a que las historias literarias, en su formalidad excesiva, no suelen admitir temas que consideran escabrosos e incómodos si estos desafían los límites impuestos por los criterios dominantes. Por eso tiene un valor especial el trabajo de los investigadores que traen para nosotros esas voces acalladas.

Raúl Ramírez García, “Beatriz Ofelia: tributo a Lesbos”, en Ignacio Betancourt (coordinador) Los raros. La escritura excluida. San Luis Potosí, El Colegio de San Luis, 2010, pp. 121-132.

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