Editorial
Concluye esta semana septiembre, el Mes de la Patria, así llamado porque los días centrales son anual recordatorio de los esforzados hombres y mujeres que hace varios siglos unieron la fuerte voz de los mexicanos en un grito de “Libertad”
Muchas naciones del mundo también lucharon unidas con el mismo reclamo: “Libertad”
Poner un hasta aquí a las desmedidas ambiciones territoriales europeas fue la exigencia de los países de América, víctimas por muchos siglos de las ambiciones de gobiernos aventureros, piratas, grandes capitales transcontinentales, y gobiernos europeos ansiosos de participar en el despojo de las riquezas del continente americano.
El dominio de España en América se multiplicó al inicio después del “descubrimiento” del nuevo continente, anunciado como de riqueza extrema y población dócil, utilizada como fuerza de trabajo esclava, explotable, al igual que las riquezas del subsuelo americano.
La docilidad inicial de las poblaciones originarias se transformó en odio hacia el invasor y coraje hacia el explotador.
Para ellos, los seres humanos eran, por ese entonces, un producto más dentro de la explotación de los múltiples recursos americanos.
Pero, ni tarde ni temprano, sino justo a tiempo, cada país americano fue dando la batalla por su independencia y el derecho a vivir y convivir en paz, a progresar, unos y otros bajo reglas y normas justas y equilibradas.
El nuevo sol de la libertad y la fraternidad brilla ahora sobre nuestro continente americano.
¡Agradezcamos a nuestros ancestros que nos dieron Patria y Libertad!