Letras
Rocío Prieto Valdivia
Quisiera decirte que me encantaría mirarte a los ojos, besarnos en plena avenida ante la mirada de los transeúntes.
Observar cómo resbalan esas gotas de sudor de tu frente y que aun así sigas adelante formando un rompecabezas de la nada.
Reírme de la desgracia de no acordarte cómo fue que te enamoraste, cómo pasó. Eso sí: siempre evitaste hacerlo, pero sabes era inevitable porque te atraparon mis ojos color ámbar. En ellos te sumergías hasta quedar rendido.
Déjame decirte que yo no beso a cualquier sapo. No me detengo a observar cómo se arman los rompecabezas, no dispongo de tiempo; no me río de la desgracia de otros.
Tampoco soy tan imbécil para volver a caer en el amor. No creo en esas farsas de locos enamorados. No hay en mí eso que todas las mujeres tienen: ellas que esperan al príncipe azul, que luchan contra la corriente siempre buscando el amor. Para mí la ilusión partió un día de abril y no volvió jamás.
Al encontrarnos, todo mi mundo se volvió de cabeza. Parecía un mar con olas danzando cuando te veía. Creí que solo podría verte como un amigo. Debo admitir que contigo siento que el mundo se volvió loco. Me asusta; no debo pensar que tus besos me vuelven otra. Admiro tu alegría y esas ganas de comerte al mundo.
Admito, como siempre, este mar que se despertaba dentro de mi ser y que era otra cuando nos besábamos.
Ahora, en estos momentos, quiero decirte…
Sé que la vida es una espiral, ahora estás lejos y te extraño tanto.
Quisiera decirte que vuelvas, mostrarte mi ser roto, que estarás por toda una eternidad dentro de mi corazón, mi querido hombre del silencio.