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La Actuación Porto Carrillista (Continuación…)

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La Actuación Porto Carrillista

(Continuación…)

Los testimonios que hemos transcrito reflejan pasiones y actitudes rudas que se explican por sí mismas: unos defendían el porvenir y otros se aferraban en el pasado. El carácter de sus líderes respectivos era similar, violento y pertinaz, y lo inflamaba la idea del futuro. Por eso se llegó a excesos y a errores; “pero en el extremo opuesto está la leyenda negra que hace del sacrificado del 3 de enero un ser abominable, odioso; un asesino sin conciencia, hombre inculto, demagogo irresponsable que alentó las bajas pasiones de la indiada para dañar los sacrosantos intereses de la gente decente; el monstruo sin entrañas que abandonó a su familia alentado por su morbosidad; enemigo de la moral, de la religión, de la propiedad y de la patria, puesto al servicio de ideas e intereses exóticos, etc., etc.”

“La verdad,” sigue dictando el Prof. A. Betancourt Pérez, “es que Carrillo Puerto no fue ni la una ni la otra cosa; ser humano con virtudes y defectos, aciertos y errores, se elevó por encima de la generalidad, porque en un momento de su vida se puso al servicio de los oprimidos y por ello fue sacrificado.”

Finalizaría este esbozo biográfico de Carrillo Puerto con aquel sencillo, pero elocuente, resumen que hace el Profr. Betancourt; pero… subsiste una corriente reaccionaria que trata de ridiculizar y burlarse de los leales seguidores del personaje; la que retoma y revive el apóstrofe: “¿Dónde se encontraban los partidarios y amigos personales de don Felipe Carrillo Puerto, cuando éste necesitó de ellos?”, que lanzó en 1937 el Gral. Hermenegildo Rodríguez, ejecutor material y cómplice del Gral. Juan Ricárdez Broca y socios locales inspiradores y capitalistas para el asesinato del 3 de enero de 1924. El Gral. Rodríguez se hallaba oculto en San Antonio Texas, E.E.U.U.

El viril periodista Don Manuel Ma. Escoffié, director del semanario “El Yucatanista”, da respuesta tremenda al cínico militar verdugo. Y, de paso, refuta lo asentado en “El crimen del Miedo” de Sosa Ferreyro, de que los hombres del 18° batallón de línea en Mérida eran únicamente 573 elementos -2 jefes, 35 oficiales y 536 soldados -, con lo que trata de evidenciar el miedo (cobardía) de sus partidarios con los militares infidentes.

He aquí la respuesta de don Manuel a la pregunta del testaferro:

“Con una interrogación llena de odio mal disimulado contra los yucatecos, terminó sus declaraciones don Hermenegildo, preguntando ¿Dónde se encontraban los partidarios de don Felipe Carrillo Puerto cuando éste necesitó de ellos?

José Adonay Cetina Sierra

Continuará la próxima semana…

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