- Entregar la tierra a quien la trabaja
(Texto del primer discurso del candidato presidencial Gral. Lázaro Cárdenas en Yucatán, dicho en el magno mitin celebrado en la Casa del Pueblo el día 11 de marzo de 1934.) Tomado de El Drama de los Mayas de Laureano Cardós Ruz, pp. 250 – 254
Ante la gran masa de trabajadores aquí presentes, doy mi cordial saludo a todo el pueblo yucateco, manifestándole la inmensa satisfacción que me embarga al encontrarme en la tierra de Felipe Carrillo Puerto, en donde se le guarda verdadero cariño por todo lo que hizo en favor de la clase proletaria; en la tierra en la que todo el país ha tenido sus miradas por el espíritu de organización social que la ha caracterizado y que ha venido reflejando a distintos lugares de la República.
Con mi carácter de Candidato a la Presidencia de la República, vengo haciendo mi recorrido por todo el país y hoy me toca visitar al pueblo de Yucatán para conocer cuál es su sentir político y para explicarle también cuál será la actitud que asumiré si llego al poder, para que el pueblo yucateco vea si me ratifica o no su confianza en la próxima elección presidencial.
Se ha dado a conocer ya en todo el país el Programa de Gobierno que, de acuerdo con el Plan Sexenal aprobado en la Convención Nacional de Querétaro, tendrá que regir en el próximo período constitucional. En él está sintetizada la obra que ha querido la Revolución se desarrolle en todo el país para conseguir la transformación moral y económica que exige el estado actual del elemento trabajador de México. Más escuelas; nuevas vías de comunicación; organización del crédito para refaccionar preferentemente a las cooperativas de trabajadores con el objeto de impulsar la agricultura en el ejido, librando con el beneficio del crédito a los mismos trabajadores, de la intervención de los acaparadores voraces.
La Revolución quiere que se cumplan firmemente los preceptos en todo el país. Por lo que respecta a Yucatán, se me ha informado que existen expedientes con la resolución presidencial detenidos hace mucho tiempo sin que se haya cumplido con el mandato de dotación que con todo derecho han pedido los pueblos, y vengo a expresar a ustedes, a nombre de la misma Revolución, que el postulado agrario se cumplirá muy pronto en este Estado.
Tengo conocimiento por el Presidente del Comité Ejecutivo del Partido Nacional Revolucionario, aquí presente, que el Ciudadano Presidente de la República ha dictado ya las órdenes necesarias para que el Jefe del Departamento Autónomo Agrario resuelva desde luego el problema latente en esta Entidad. Y consecuente con esta necesidad, quiero hacer la aclaración ante el conglomerado que me escucha sobre la finalidad de la Revolución en materia de dotación de tierras a los pueblos. ¿Que no se han dado dotaciones en Yucatán, porque las tierras afectadas por la Resolución Presidencial están cultivadas de henequén?
Digo a ustedes a nombre de la Revolución que las tierras deben dárselas para que ustedes mismos sigan cultivando el henequén. El espíritu de la Ley no debe interpretarse en el sentido de que la dotación de tierras a los campesinos sea únicamente para que resuelvan el problema de su alimentación y, por lo tanto, no deben buscarse, como se pretende aquí, tierras donde cultivarse el maíz y el frijol. La Revolución quiere que la tierra venga a resolver el problema económico de los trabajadores en forma que les permita atender su alimentación, su vestuario, el alojamiento, la salud y su educación; es decir, elevar el nivel de vida del trabajador que es el verdadero productor y, por lo tanto, si los expedientes resueltos por sentencia presidencial y otras solicitudes que se hayan presentado ante la Comisión Local Agraria sólo pueden ser resueltos por localizaciones en tierras que sólo puede producirse el henequén, deben dársele a la población campesina para que dedicándose a este cultivo resuelva su problema.
Se ha dicho que la dotación de tierras a los pueblos campesinos, afectando las tierras en que se cultiva el henequén, reducirá la producción, y yo aclaro que no están en lo justo quienes esto sostengan, porque los ejidatarios, organizados y atendidos con el crédito necesario, harán producir a las tierras tanto o más henequén como el que se obtiene hoy.
El pueblo de Yucatán puede estar confiado en que no se reducirá la producción del henequén con las dotaciones ejidales sino, al contrario, se impulsarán los cultivos, así como se impulsará también la producción del coco, el plátano y el ajonjolí en Campeche, el plátano en Tabasco; el café y el plátano en Chiapas; y así en todo el país aquellos que preferentemente estén aumentando la riqueza nacional.
El recorrido que hago por el país y la visita que realizaré a todos los pueblos de esta Entidad, me servirán para conocer los problemas que existen, y proyectos de trabajo que sugieran los pueblos para que, en el caso de que llegue al Poder, me sirvan de base para atenderlos durante mi período.
Deseo que los hombres del Poder de esta Entidad y los directores del glorioso Partido Socialista sepan aprovechar el gran espíritu de organización que existe en el pueblo trabajador de Yucatán; que este conglomerado no se aproveche únicamente en los intereses políticos, sino que se asocien más fuertemente para la acción enérgica para desterrar del seno de las organizaciones de trabajadores de Yucatán; sigan el ejemplo que tienen en Tabasco, en donde la acción contra el vicio del alcoholismo y del fanatismo ha sido muy enérgica, mereciendo el aplauso de los mismos trabajadores de aquel Estado.
No queremos masas aprovechadas solamente para las contiendas políticas. Queremos que las masas aprovechen su organización en mejorar su economía, queremos que la misma organización sea un factor de convencimiento que ayude a cambiar la estructura moral y económica que aún sigue rigiendo en muchos lugares de la República, en donde los trabajadores tienen en las utilidades su participación muy reducida. Queremos en concreto que los trabajadores eleven su nivel de vida, pero para todo esto es indispensable que los trabajadores no actúen aisladamente, y menos que se presten a registrar en su seno divisiones que traen serios perjuicios a los mismos trabajadores con gran beneplácito de sus explotadores.
Por eso pido a esta organización que, dándose cuenta de su responsabilidad ante el movimiento social de México, se pongan a la altura de su deber no permitiendo que los dividan sino, al contrario, se estrechen cada día más y más para que ustedes mismos puedan ver pronto los resultados económicos a que tienen derecho; que no presenciemos más la división que observamos hoy en la manifestación entre los trabajadores mismos por asuntos locales, porque de seguir esa actitud no podrán construir el frente único que será el que pueda dar la fuerza política, moral y económica a los trabajadores de Yucatán.
Está también señalado en el Plan Sexenal atender al Ejército Nacional, que merece toda nuestra consideración por ser el sostén de nuestras Instituciones; y para conseguir el mejoramiento anunciado por el Plan Sexenal, seguiremos atendiendo a su preparación científica y se estudiará la legislación militar de que está en consonancia con la Constitución General de la República y se empeñará mi Administración en dotar a sus miembros del alojamiento y hospitales adecuados, creando también el seguro de vida para Jefes, Oficiales y muy especialmente para la tropa.
El sector obrero tendrá también las garantías necesarias, dándose la legislación que garantice debidamente sus intereses.
Pero para cumplir con toda esta responsabilidad, insisto en que el elemento obrero y campesino del país se organice debidamente para que esté en condiciones de velar por sus propios intereses y de exigir, si fuere necesario, se atienda a sus necesidades.
Al reiterarles mi saludo, quiero que hagan conocer a todo el pueblo de Yucatán que visitaré el mayor número de pueblos de esta Entidad para conocer cómo viven y qué problemas tienen, con objeto de documentarme y ponerme más tarde, si llego al poder, al servicio del pueblo yucateco.
José Adonay Cetina Sierra
Continuará la próxima semana…