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Editorial
Un presidente bravucón, ignorante, advenedizo, pendenciero, mal conciliador y peor perdedor, megalómano, narcisista, poco dado al diálogo, apoyado por la ignorancia de los electores y un desafortunado desempeño del presidente saliente, con mayoría en las cámaras legislativas, y con una oposición apocada y desangelada, se lanzó sobre una víctima propicia y le echó la culpa de todo lo que pasa en el mundo, hasta el extremo de decirle que la 3ª guerra mundial se debería a él.
Si el lector piensa que el párrafo anterior es sobre el habitante de Palenque que vive agazapado en su rancho, se equivoca (¡aunque vaya que se parecen!): se trata de Trump, que, en su última reunión con el agobiado presidente de Ucrania, Wolodymyr Zelenskyy, le exigió una promesa de pago por el apoyo que desde hace tres años ha recibido de los Estados Unidos en la lucha contra la invasión de Rusia sobre Ucrania.
Magistral, durante la andanada de descalificaciones del presidente y del vicepresidente de la nación estadunidense (Vance incluso le reclamó a Zelenskyy que ‘no estaba adecuadamente vestido’), el presidente de Ucrania apuntó: “Señor Presidente, noto que el volumen de su voz va en aumento, pero no la calidad de sus argumentos.”
El apoyo al presidente ucraniano de las naciones europeas después del grotesco espectáculo aumentó su estatura política en la misma medida que la de Trump y Vance disminuyó en su país y en el mundo. Trump tampoco comprende que atacar a Zelenskyy tan solo refuerza a Putin y su escenario de guerra y conquista territorial. Toca a los europeos reforzar a Ucrania, so riesgo de que esos afanes rusos se repitan a lo largo de su continente.
Cierto es que hay escándalos de malversación que Zelenskyy no niega, que todavía no ha investigado, pero lo mañoso de la maniobra de Trump reside en lo que pidió a cambio de la ayuda que ya se ha otorgado y cualquier apoyo futuro –no confirmado aún– ante los embates de las tropas de Putin: recursos minerales importantes (litio, titanio y grafito) de Ucrania.
Aprovecharse de alguien endeudado y acosado por tropas que invaden su territorio no es el más ético accionar, pero ya sabemos que en la tierra del dólar “Business is Business”, y nadie mejor que Trump para tomar ventaja de las debilidades de aquellos que ve por encima de su hombro.
Esta es exactamente la misma estrategia que ha estado aplicando a la presidenta Sheinbaum desde que tomó posesión, amenazando con aranceles y ataques en territorio mexicano a los cárteles mexicanos, organizaciones terroristas para los Estados Unidos, a menos que demuestre que el contubernio entre criminales y el gobierno mexicano va en vías de desaparición.
No deja de sorprender que, ahora sí, ante las amenazas del agente naranja, en tan solo un par de meses se haya “encontrado” y destruido numerosos laboratorios de fentanilo, los mismos que durante seis años ese personaje en Palenque negó existieran; en estos dos meses se han capturado miles de delincuentes –algunos notables deportados a Estados Unidos prontamente–, cuando en el sexenio anterior no solo no se atrapaban sino, cuando finalmente se les tenía, ese personaje ordenaba su liberación “para mantener la paz”.
Vivimos tiempos inéditos, sin duda. Y lo que falta…