Visitas: 0
Letras
(¡Tiempo perdido!)
Cascabel
[Lorenzo López Evia]
–¿Qué tienes?
–Ni yo lo sé…
–¿Pero tú sufres?
–Lo ignoro.
–¿Sueles llorar?
–Siempre lloro
sin explicarme por qué.
–A mis solas me sonrío,
suspiro, monologo,
y ni sé lo que deseo
ni lo que me causa hastío.
–En conjeturas me pierdo,
y a preguntarte me excitas:
¿tú sueñas?
–Cosas bonitas
que al despertar no recuerdo.
–Vas a decir la verdad,
por mí y a nombre de Dios:
¿qué años tienes?
–¡Veintidós!
–¡Conozco tu enfermedad…!
¡Ansiedad indescriptible
de algo que no es descifrable,
malestar insoportable
por un no sé qué imposible!
¿Quieres curarte? Procura
leer menos y no soñar,
y procura no dejar
ni un instante la costura.
¡Nada de contemplaciones;
busca qué hacer, hija mía,
y no te estés todo el día
pensando en tus oraciones!
Eres joven y agraciada,
naciste para que te amen,
y no está bien que te llamen
la eterna desocupada.
Fíjate bien y dispensa
al que corregirte intente:
el amor puro se siente,
de ningún modo se piensa.
Y tú piensas más que sientes
y eso me tiene perplejo,
porque, o tu amor es muy viejo
o te engañas y nos mientes.
Para evitarte un mal trago
oye este consejo amigo:
haz todo lo que te digo
y no hagas lo que yo hago.
Pimienta y Mostaza. Mérida, año III, núm. 93, 15 de julio de 1894, p. 4.
[Compilación y transcripción de José Juan Cervera Fernández]