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El primer gran poeta cubano del Siglo XX

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145 años de su natalicio

Regino E. Boti en el corredor de su casa en Guantánamo y su libro “El Mar y la Montaña”.

ALFONSO HIRAM GARCÍA ACOSTA

HARRISONBURG, Estados Unidos — Este 18 de febrero de 2023 se cumplieron 145 años del nacimiento del bardo, historiador, maestro, abogado y político cubano Regino E. Boti, el primer gran poeta cubano del siglo XX.

Nacido en el seno de una familia acomodada, luego de hacer sus primeros estudios en su “aldea” —así llamaba Boti a Guantánamo—, su padre lo envió a Barcelona para que continuara sus estudios ante el temor de que el joven se vinculara a la guerra de liberación dirigida por José Martí.

En 1907 se inició en la vida política de su localidad al vincularse al Partido Conservador Nacional, y entre 1908 y 1917 se desempeñó como secretario de la Junta Electoral Municipal de Guantánamo.

En 1911 se graduó de maestro público, en 1913 obtuvo el título de Bachiller, y en 1917 se graduó como doctor en Derecho Civil en la Universidad de La Habana. En 1918 obtuvo el título de Notario Público. Con 64 años de edad, obtuvo el título de Doctor en Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana.

Regino Boti y las ferocidades del tiempo: “Hacer un buen edificio, para que lo roan las ratas”.

Boti también ejerció el periodismo y dirigió los diarios El Resumen y El Nacionalista, ambos de Guantánamo. Colaboró con importantes publicaciones de su época, entre ellas Oriente, El Pensil, Oriente Literario, Renacimiento, El Cubano Libre, Orto, Luz, El Estudiante, Cuba y América, El Tiempo, Cuba Contemporánea, Revista de Avance, Letras, El Fígaro, Bohemia, La Ilustración Universal, Diario de la Marina, Revista Bimestre Cubana y El Mundo.

Fue miembro de la Academia de Historia de Cuba desde el 27 de marzo de 1924, luego de defender su trabajo investigativo titulado “El 24 de febrero de 1895”, donde ofreció una mirada renovadora sobre lo ocurrido tan significativo día al desmitificar las magnificadas resonancias del llamado “Grito de Baire”, aunque sus aportes no fueron tenidos en cuenta hasta bien avanzada la década de 1980.

Fue, además, miembro de la Academia Cubana de la Lengua y de la Academia Hispanoamericana de Ciencias y Artes de Cádiz.

Regino E. Boti fue un intelectual relevante al que acudieron en solicitud de consejo y apoyo otros importantes escritores de la república, entre los que podemos mencionar a José Manuel Poveda, Juan Marinello y Nicolás Guillén.

Era un lector voraz y crítico acucioso. Además de estar al tanto de las novedades editoriales del continente y España, mantuvo correspondencia con notorias figuras de la literatura latinoamericana y cubana de su época, de lo cual da fe su archivo.

Junto con Juan Manuel Poveda y Agustín Acosta formó un trío que renovó el panorama lírico nacional, sacudido por las muertes prematuras de Julián del Casal, José Martí, Carlos Pío Urbach y Juana Borrero en la década de 1890.

“Jornadas Culturales y Literarias “Regino E. Boti” en las que el que escribe ha tenido la suerte de participar en dos en los años noventa, así como en el Festival “Cantares de América”. En el teatro “Guaso”, en Guantánamo, Cuba, se estrenó mi “Elegía a un viejo cantor.”

Boti dio a conocer su poesía en 1913 con la publicación de Arabescos mentales, pero fue en 1921 cuando publicó su obra más significativa, el poemario El Mar y la Montaña. A partir de entonces Boti ejerció una significativa influencia intelectual en todo el país cuya magnitud solo puede ser comprendida por quien lea su abundante correspondencia.

En 1921 también publicó El árbol de rey David, compilación de poemas inéditos de Rubén Darío y el estudio Dilucidaciones métricas.

En 1923 publicó Para Hipsipilas, otra compilación de poemas de Rubén Darío.

En 1925 publicó el libro Martí en Darío y en 1926 el poemario La torre del silencio y el estudio titulado Notas acerca de Manuel Poveda, su tiempo, su vida y su obra.

En 1929 publicó el poemario Kodak ensueño, que lo situó de lleno en la vanguardia lírica y al año siguiente Kindergarten.

En 1948 Boti visitó por segunda vez los Estados Unidos de América, viaje que le sirvió para completar un estudio sobre la vida y obra de Edgar Allan Poe. Ya había estado en este país junto con los maestros que pasaron un curso de verano en la Universidad de Harvard a principios del siglo XX, viaje del cual dejó un esclarecedor testimonio que no ha tenido la difusión que merece, quizás porque desvirtúa afirmaciones que algunos historiadores oficialistas se han encargado de propalar con respecto a ese acontecimiento.

Boti fue el primer intelectual cubano en resaltar la significación de la poesía de Nicolás Guillén desde las páginas del Diario de la Marina.

Con quien luego sería considerado por la dictadura “el poeta nacional”, Boti sostuvo una interesante e irregular correspondencia en la que pueden hallarse atisbos racistas y pretensiones impositivas en temas políticos por parte de Guillén, sobre todo después de haberse consolidado como un poeta de referencia nacional y miembro del Partido Socialista Popular. Esas diferencias políticas serían las que provocarían un creciente distanciamiento entre ambos poetas, aunque todo indica que Guillén fue el responsable.

Luego de la muerte de Boti, ocurrida en 1958, la marea revolucionaria lo calificó como “un intelectual burgués” y su nombre y obra se mantuvieron en total silencio hasta el centenario de su nacimiento, ocurrido en 1978. Ese año se esperaba al “poeta nacional” en Guantánamo, pero decidió no participar en los festejos a pesar de las innumerables muestras de admiración, respeto, agradecimiento y hasta de sumisión intelectual que dirigiera a Boti y que constan en la citada correspondencia.

Varias veces abordé el asunto con la doctora Florentina Boti, hija del poeta y organizadora de su archivo, quien me dijo que la razón de esa inasistencia fue que Guillén renegó de Boti por considerarlo un intelectual reaccionario, calificativo que los comunistas endilgan con prodigalidad a todo aquel que no comparte su ideología.

No me corresponde hacer un juicio político. A Boti lo he leído y de su familia directa solo he recibido atenciones y acercamiento cultural. A Guillén, mi respeto y agradecimiento por sus talleres en el café del teatro “Peón Conteras” y en la “Casa del Viajero” en Mérida de Yucatán. De los que asistimos, solo nuestro director Luis Alvarado Alonzo y el que escribe, Hiram García, quedamos de los que formamos la APEY, Asociación Periodística Estudiantil Yucateca, para formarnos como poetas y periodistas.

Agradecimientos a la tierra del Guaso y a sus hijos: Dr. Regino Rodríguez Boti, Dra. Florentina R. Boti León; C. Florentina González Renda; Dra. Bárbara Elías-Calles Fernández, Dr. Manuel Sevila. Todos me abrieron la puerta de sus hogares en mis visitas a la parte más oriental de Cuba. Gracias a ustedes pude conocer familiarmente a Florentina, Dra. En Derecho y Asesora política y legal del Poder Popular, y a Regino, Dr. en Psiquiatría. Con él, en la casa de Florentina Gonzáles, nos reuníamos a ponerle música a los poemas de su abuelo para hacer un disco que no sé si se editó. Gracias.

 

Fuente

https://www.cubanet.org/regino-e-boti-el-primer-gran-poeta-cubano-del-siglo-xx/

 

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