Editorial
Este pasado domingo 22 de septiembre inició oficialmente el otoño.
Los yucatecos sabemos que, con el inicio del otoño, más que esperar inmediatos descensos de temperatura, debemos prestar particular atención al clima, a la actividad en los trópicos, a los huracanes, pues el calor acumulado en los océanos durante el verano aumenta su peligrosidad.
Por otro lado, comenzamos a percibir que la duración de los días disminuye en la misma proporción que se incrementa la de las noches; oscurece más temprano, consecuencia del movimiento de traslación del sol, desempolvamos las chamarras y abrigos, y celebramos la próxima llegada de los días de finados.
Los ejercicios de introspección, en algunos de nosotros, también se vuelven más frecuentes, tal vez porque asociamos otoño e invierno como finales de ciclos en los que nos resulta saludable hacer cortes de caja, identificando lo que hicimos bien y lo que no hicimos tan bien, definiendo nuevas metas y propósitos al acercarnos a un nuevo año.
Tal vez este también sea un buen momento para evaluar objetivamente lo que nos deja el sexenio que termina en unos cuantos días: si estamos mejor que cuando comenzó, si el futuro resulta más halagüeño, si las oportunidades para nuestras familias pintan mejor, si los servicios que recibimos por pagar impuestos mejoraron, si se sentaron las bases para un país en el que abunden la concordia, la seguridad y el bienestar para todos.
O acaso sea el momento para borrar la pizarra, olvidando divisiones para, al iniciar un nuevo sexenio bajo la hégira de la primera presidenta que ha tenido nuestra nación, nos permitamos imaginar, llenos de esperanza, que estamos a punto de realmente vivir en el México que siempre hemos deseado: al amparo de la justicia y sin actos de corrupción, con políticos que se preocupan por nosotros y por sentar las bases de un mejor futuro, lleno de paz y tranquilidad, un país de ciudadanos solidarios, felices y confiados, unidos por una presidenta.
Comenzando otro otoño, comienza un nuevo camino sexenal cuyo destino desconocemos, con tantos cambios, incertidumbres, temores y esperanzas.
Que este sexenio que inicia sea mejor, mucho mejor, que el sexenio que termina.