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Septiembre Histórico

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Editorial

El mes de septiembre posee una especial connotación para los mexicanos, tanto por trascendentales hechos históricos (el inicio de la Independencia, la defensa del Castillo de Chapultepec por los cadetes-Niños Héroes) como por movimientos telúricos devastadores (como el de 1985). A nivel local, huracanes como Gilberto se encargan de recordarnos que en este mes la intensidad ciclónica puede afectarnos significativamente.

Septiembre es también el mes del fervor patrio, transformado en múltiples decoraciones alusivas a los colores de nuestra bandera (verde, blanco y rojo) que adornan casas, vehículos, locales comerciales, calles, edificios, y más recientemente, las redes sociales; es el mes en el cual los platillos “mexicanos” como los chiles en nogada y el pozole encabezan la oferta gastronómica.

He aquí que este mes de septiembre de 2024 adquirirá un nuevo matiz histórico: las modificaciones al Poder Judicial solicitadas por el titular del Ejecutivo, aprobadas “en caliente” por la reciente mayoría legislativa morenista en la Cámara de Diputados, ahora pasan a revisión en la Cámara de Senadores, donde se requiere de mayoría calificada (2/3 partes de los asistentes a la sesión) para ser aprobadas.

De aprobarse, el Poder Judicial como lo conocemos desde hace un par de décadas sería sustituido por uno totalmente nuevo en el que los magistrados serán elegidos por los electores; los jueces, en vez de asumir sus responsabilidades por concursos de oposición y como consecuencia de la preparación adquirida a través de la actual carrera legislativa, serían elegidos por popularidad, o acaso por rifa.

De aprobarse, cada uno de nosotros puede comenzar a imaginarse el panorama futuro cuando tengamos necesidad de un juez elegido no por méritos asociados a su labor y desempeño, sino por haber desarrollado una exitosa campaña de publicidad.

Como muchas cosas en México, cierto es que los cambios son necesarios en todos los niveles, incluyendo al Poder Ejecutivo y al Poder Legislativo, además de los que se ciernen sobre el Judicial. Sin embargo, creemos que un cambio de este calado no debe ser manejado tan a la ligera puesto que las cosas que pudieran salir mal son legión.

El cambio es bienvenido cuando es para mejorar, para que los ciudadanos resultemos beneficiados y recibamos mejor servicio. Cuando un proyecto encierra tantas posibles calamidades, cuando los ejemplos existentes hablan de que no resulta ser una buena decisión, necesariamente deberíamos tomarnos el tiempo de analizar, y solo entonces emprender las modificaciones.

Nos llevó tan solo 24 años de malos gobiernos y peores políticos deshacernos de los contrapesos creados ante el poder omnímodo del siglo XX para, tras una fachada de ahorros y buenas intenciones, revestidas de corrupción y vivezas, retornar a aquellos injustos y frustrantes años que creímos superados.

Septiembre pinta para ser aún más histórico por lo que encierra la decisión que tomarán los senadores en unos cuantos días.

Que la Nación, y los mexicanos, les obliguen a tomar la que sea mejor para nosotros, sus electores.

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