Arte – Desde Nicaragua
Por Rafael Quintana
Octavio Constantino Ambrogi Rojas nació en Jinotepe, Carazo, departamento de Nicaragua, el 2 de abril de 1973; se mudó a Miami en septiembre del año 1984, luego comenzó a escribir canciones y a producir música en 1989. Trabajó para Columbia, Universal, Arista, RCA, Atlantic y EMI desde el momento en que empezó a escribir hasta 2010.
Conozcamos más sobre la historia de Octavio Ambrogi, a la vanguardia de la producción musical, en esta amena entrevista para el Diario del Sureste de México.
“Empecé limpiando todos los equipos, pues los productores iniciaban temprano. Fui aprendiendo poco a poco en consolas. Todo lo que se hace digitalmente ahora, yo lo hacía en físico. Recuerdo que Julio Iglesias tenía un cuarto en ese estudio, yo sin saber, porque era bastante joven. Me familiaricé con todos”.
¿Cómo fueron sus inicios, don Octavio?
Al estudio en el que estaba en Miami llegaban cazatalentos, productores, que escuchaban mis mezclas, en mis pasantías de ingeniería musical (que aún las continúo).
Se dio una oportunidad muy buena de participar en una película. Junté a tres muchachos, les escribí una canción bilingüe, y ganamos el primer lugar: nos firmaron a todos. La canción se llamaba “Yo la vi bailando”. Con el pasar del tiempo, nos separamos por diversas razones.
Continuando con esta narrativa, don Octavio asegura que el camino no ha sido fácil, pero ha valido la pena todos los sacrificios y la recompensa que ha tenido en su carretera. Actualmente se trasladó a Nicaragua, en donde está muy motivado capturando nuevos talentos desde su estudio The Music Factory.
Estando en Nicaragua, empecé a grabar con diferentes músicos e hice colaboración con la Alcaldía de Granada, ellos hacen un show que se llama impulsarte, y la ganadora grabó una canción escrita por mí, una fusión de ritmo de saca, bachata. Me ha encantado el resultado. El sabor. La muchacha tiene muy buen control y fue en un día completo. Tengo que capturar todos esos talentos.
¿Cuál es su reto actual?
Siempre estoy pintando, escribiendo. Es una cosa que, si eres artista, en la escultura, bailarín, salen ideas y hay que escribirlas. Dios nos da todas las ideas para hacer todo. Y es la pasantía musical de mi vida que nunca se va a terminar.
Este nuevo proyecto en Nicaragua ha sido de la mano de mi esposa. Juntos hemos visto el talento en las personas y pusimos este espacio a disposición de todos. Hemos querido ejercitar a todas las personas, sobre todo en la música.
En este estudio vamos a empezar a dar clases de guitarra, de piano, de batería, de canto, de producción, mezcla, ingeniería, la producción musical, para darles el disco de su producción en sus manos. Que en otras partes vean lo que está saliendo de Nicaragua.
Espero que todos los jóvenes se inspiren a cantar y hacer algún tipo de bulla musicalizada.
¿Qué representa la guitarra en su carretera?
Es algo muy hermoso. La primera vez que la toqué fue con aquella canción: “Una piedra en el camino me enseñó que mi destino era, rodar y rodar… rodar y rodar…”. Representa mucho sentimiento, y si me muero hoy puedo decir que he hecho todo bien.
¿Qué admira de México?
Muchas de las influencias mías vienen de mi papá, de toda esa música que él escuchaba: José José, Vicente Fernández. Yo las pongo en la música que hago. Las limitaciones las ponemos nosotros, así que hay que pensar abiertos a todo. No perder la voluntad de hacer música.
Antes de concluir esta entrevista don Octavio agradece el enorme e invaluable Legado de su papá quién también lleva su mismo nombre, Octavio Ambrogi.
“Ha sido un hombre muy culto, muy profesional, muy respetuoso; nunca le faltó el respeto a mi mamá. Un hombre santo”.
Su mensaje a todos los jóvenes…
Nunca se cansen de intentarlo, siempre motívense a hacer las cosas no como otras personas lo hacen. Háganlo con pasión, con amor y fuerza.
Un abrazo a todos.
