Artes Plásticas – Desde Nicaragua
Efrén Medina muestra en sus obras su amor por el color, representando audazmente figuras de animales “toros” que reflejan fuerza y libertad.
Ha plasmado el rostro de la mujer de manera excepcional, la “Nicaraguapa” la denomina Medina. En sus obras ha representado “gritos” como denuncia sutil ante una injusticia.
Entre sus técnicas sobresalen las figurativas y semi abstractas.
Desde pequeño se sintió atraído por el dibujo, sumado al contexto en el que llegó al arte, y lo que significó la Escuela de Arte en aquel entonces.
Se siente satisfecho de haber fundado “Efrén Medina Art Gallery”, un espacio donde puede concurrir el público a apreciar la puesta de arte que exhibe, al mismo tiempo que expone obras de artistas jóvenes, exposiciones colectivas de artistas mujeres, promocionando las Artes Plásticas.
En esta nueva entrevista para el Diario del Sureste, Efrén Medina nos recibe con entusiasmo, más que listo para revelar su andar en las artes. “Andar” que le ha dado paso para infundir el gusto por el Arte a su familia (sus hijos artistas).
Nos cuenta:
Lo más importante fue la escuela, cuando incursioné en el arte como alumno del maestro Rodrigo Peñalba. Eso me gustaba, haber conocido a ese maestro que nos trataba como a unos hijos. Él creyó en los “peludos” o vagos, que nos decían, pero creyó en mí, al igual que otros artistas de gran trayectoria como Armando Morales, con quien tuve la oportunidad de exponer en varias ocasiones.
Conocí y di clases a los campesinos con Solentiname, con Ernesto Cardenal. Pude darme cuenta que a los artistas primitivistas no se les puede enseñar más que los colores; más bien ellos me enseñaron a mí a ver bien la naturaleza en los grupos en los que he estado. Son las partes del tiempo que recuerdo como algo grande de mi formación como artista.”
Nos platica entonces sobre su serie de barcos, toros y puertos lacustres.
Mi temática ha sido bastante variada, prolífera. La temática principal ha sido la mujer, Nicaraguapa. Yo decía que la belleza tiene rostro de mujer; son cosas mías hacer esas mujeres estilizadas.
Algunos me decían que tengo mucha influencia de Modigliani, que no sé. En algunas sí hay ese cuello, esa estilización de la mujer.
Por otra parte, sobre la serie de toros, yo veo a los toros como una fuerza. Pinto a los toros líderes. Los vi en mi niñez en un lugar de Nicaragua que se llama Chontales, donde andaban esos toros salvajes, y me quedó ese recuerdo como algo imponente. Me gusta la composición y la fuerza de los toros.
La cuestión lacustre la comencé en Solentiname, ahí con las lanchitas, pero eso lo seguí en el mar. Retomé también de la Costa Atlántica de Puerto cabezas, el mar, la belleza de la luz, la fuerza del mar y la quietud de la naturaleza. Comencé a pintar los puertos y los barcos.
Otra serie son los gritos, que llamo gritos de paz. El arte es testimonio de belleza, pero también sirve para denunciar injusticias, es la única manera de expresar lo que acontece en Nicaragua y en el mundo cuando hay cosas que nos golpean.
Aunque he meditado eso, he pintado el colorido, las luces. Busco belleza en lugares que nos da la naturaleza, en lo cotidiano. Eso se plasma, todo tiene una forma, un contenido, y hay belleza si uno sabe cómo representarla.
He hecho madonas, ángeles. Comencé como dibujante antes del 70. Recibí la orden cultural Rubén Darío.
Al preguntarle si su obra tiene influencias de Elmar Rojas, de Guatemala, y de Armando Morales, responde:
Elmar Rojas es un gran pintor guatemalteco; tengo algunas obras de él y de Armando Morales Morales. En cierta manera, en la pintura mía hay algo que no es influencia en sí, pero les tengo gran admiración.
Considero a Armando lo más grande de la pintura nicaragüense y Latinoamericana. Es la mecha de la pintura nicaragüense, que así le decían.
Sobre su etapa gris y su etapa cromática, nos informa:
Mi etapa gris fue en el tiempo de Praxis. Toda su pintura era oscura y nosotros, como alumnos, como que nos influenció bastante. Pintábamos esas cosas telúricas, grises, y nos gustaba mucho.
En el año 73 gané un premio de pintura y música, lo gané en color. Fue una etapa de la guerra; pintábamos, como todo joven, en una especie de protesta. Pero a mí me gusta el color. Soy colorista. El mar me enseñó a pintar el paisaje marino. Trato de transmitir esa paz, la vida en pintura, en colores.
Sobre sus obras más connotadas, nos dice:
Hice un mural tríptico, entre tres pintores, muy fuerte y representativo; está en el museo de León Ortiz Gurdián. Otro, un “Grito”, está en el Banco Central. También una serie de dibujos para mí son muy importantes.
Sobre México comenta:
El arte no tiene fronteras. Expuse en el Carrillo de México, admiro a una de las mujeres más grandes: Frida Kahlo, el muralismo mexicano, y la fuerza de José Luis Cuevas como dibujante.
Como artista nicaragüense, admiro mucho su pintura y aprecio al público mexicano, su cultura, su comida.
Nos habla de su concepto del Arte y finaliza con un mensaje para el público nicaragüense.
El arte es la belleza, pero también sirve para denunciar las injusticias.
Los jóvenes: que sigan. Siempre hay tropiezos, pero que sigan.
Del pueblo nicaragüense, llamo al Gobierno, a los coleccionistas y a todos los que gustan del Arte a que no se olviden de los artistas. Hay talento, lo que se necesita es apoyarlos y animarlos.
RAFAEL QUINTANA