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Caminando Mónaco

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Bajo el cielo monegasco

Mónaco es el segundo país más pequeño después del Vaticano.

ALFONSO HIRAM GARCÍA ACOSTA

Al llegar a Mónaco, parecía todo de fiesta, ya que paramos casi a las puertas del Palacio del Príncipe. Llegar a las faldas de una colina bañada por el mar Mediterráneo es toda una oda al lujo, la opulencia e historia.

Las clases altas de todo el mundo se sienten atraídas desde hace más de 70 años por el buen clima y esa esencia tan característica que desprende la Costa Azul. El principado atrapó a la mismísima Grace Kelly, pero anualmente la ciudad atrae a infinidad de personalidades debido a su popular Gran Premio de Fórmula 1. Mónaco tiene además un patrimonio histórico y artístico de lo más interesante. En nuestra visita a este diminuto país no puedes perderte lugares como el Palacio de los Grimaldi, el Casino de Montecarlo, la Catedral de Mónaco, el Puerto de Hércules o dar un paseo por la bella le Rocher.

Mónaco y su casino: lujo en plena Costa Azul.

El Principado de Mónaco es un minúsculo país (el segundo más pequeño del mundo, después del Vaticano) situado al borde del Mediterráneo, en plena Costa Azul Francesa. De hecho, está encajado entre las últimas estribaciones de los Alpes y el Mar Mediterráneo. Cuando pensamos en Mónaco, lo primero que suele venirnos a la cabeza es la familia real, Grace Kelly, el casino de Monte-Carlo o el circuito de Fórmula 1. Sin embargo, esta pequeña ciudad- estado tiene mucho más que ofrecer.

Entramos al casino, deslumbrante en todos aspectos, aunque en el 75 las máquinas eran tragamonedas, con palancas. Mi esposa, que nunca juega ni es adicta los juegos de azar, en Mónaco pasó un buen tiempo en el casino. Mientras, yo salí a caminar, al Museo de Oceanografía y a disfrutar las vistas de la costa y su gran cantidad de yates anclados en la bahía.

Regresé al casino y mi esposa tenía un vaso lleno de monedas. Es la única vez que ha apostado en un juego, pues siempre ha criticado las adicciones de cualquier tipo. Pocos lugares encarnan mejor el lujo de Mónaco que este famosísimo casino, tantas veces inmortalizado por el cinematógrafo.

En la misma plaza del casino puedes disfrutar del constante tránsito de coches de lujo, de este pequeño rincón enmarcado por los casinos y exclusivos Hotel de París y Café de París.

Una vista nocturna de este paradisíaco país monegasco.

El Museo Oceanográfico solo por su magnífica arquitectura y su ubicación privilegiada (enclavado en pleno acantilado al borde del mar), bien merece una visita. Además, si eres aficionado al mundo marino, su rica colección no va a dejarte indiferente.

Yo la hice solo: mi esposa se focinó en el casino; pero disfrutó su arquitectura, pues ya estaba cerrado. Si ha vuelto a los casinos es a desayunar o cenar, y ver alguna variedad en alguno de ellos, pero nunca más tocó una máquina de juego.

El Museo Naval y el Museo de Antropología son también dos galerías interesantes, si dispones de un poco más de tiempo en la ciudad.

En este viaje solo tuvimos un día para visitar Mónaco. Por la noche ya cenamos en Niza, donde estaríamos dos días, para volar a París y tomar el vuelo que nos conduciría a México después de 45 días de vacaciones dedicados a “Caminar la Europa Central”.

Una panorámica de la Costa Azul desde Mónaco.
En esta ilustración se puede observar una curva de las calles para la carrera de Fórmula Uno.

Fuentes

​QUÉ VER EN LA COSTA AZUL, Francia. 20 Lugares Imprescindibles en la Riviera Francesa. – Dosmochilasymedia

Cosas que ver en Mónaco: un viaje al centro del lujo (allianz-assistance.es)

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