Poesía
Ignacio Magaloni
Quedan después de la lluvia
las perlas en las corolas:
así quedan en tus párpados
tras la lluvia tormentosa.
El blanco rayo de luz
con que te besa una estrella
puede servirte de escala
para fugarte hasta ella.
Vino el amor a golpear
en la puerta de mi alma
pero no estando allí tú
la encontró el amor cerrada.
Cuando a través de tu traje
adivino el blanco pecho,
me parece ver el dardo
que lo parte por en medio.
Es una jaulita de oro
el pecho de mi morena,
y una alondra de los cielos
en su interior aletea.
El Eco Literario. Edición del lunes de El Eco del Comercio. Mérida, año I, núm. 23, 8 de junio de 1903, p. 6.