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El Diario de Olivia

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Letras

XIX

Hoy besé a Julieta. Me hubiera gustado escribir en esta primera hoja de mi diario que ella correspondió a mi beso, pero no fue así. Había soñado tantas veces ese momento y me preguntaba cómo sería rozar sus labios con los míos, pero en mis sueños ella estaba tan feliz como yo, y sus labios me sabían a mermelada. Pero en lugar del sabor dulce de su boca encontré su mirada sorprendida por no entender cómo yo, su mejor amiga, la había besado en la boca. Yo no dije nada, sólo la miré con amor y vergüenza, sin ocultar por primera vez mis sentimientos. Me veía como si fuera una extraña. Molesta y desconcertada se dió la vuelta y se fué.

Me duele tanto que Julieta no sienta lo que yo siento por ella, aunque muchas veces pensé que compartía conmigo ese calor interno que me envolvía cuando estábamos juntas, ese deseo de tocar su piel, de sentir el olor de su cuerpo. Me equivoqué y la perdí. ¿Ahora qué voy a hacer sin ella?

Decidí escribir en este cuaderno porque a alguien tengo que contarle lo que pasó, porque lo tengo encerrado aquí adentro y me duele más. No quiero que nadie se entere, porque si mis papás llegan a saberlo seguro que me matan a golpes. Esconderé mi diario como he escondido mis sentimientos por mi amiga Julieta: lejos, para que nadie los vea.

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Fue el último día de clases en la secundaria. Julieta y yo estuvimos preparándonos para ese día todo el año, hasta nos mandamos a hacer vestidos del mismo color para la fiesta. No tengo esperanzas de que vayamos juntas al baile, han pasado varios días y ni siquiera ha volteado a verme. Todo el tiempo temí que les contara a nuestras compañeras que la besé, pero hasta ahora no ha pasado nada; lo único que me preguntaron fue por qué nos enojamos ella y yo, a lo que no sé qué responder.

Me pregunto que habrá sentido ella. A lo mejor no quiere verme porque le gustó el beso y eso le asusta. Claro que su familia no le permitiría estar conmigo, pero podría ser un secreto, yo ni siquiera pienso que en mi casa se puedan enterar. Tal vez tiene miedo. Trataré de hablar con ella.

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Hoy será la graduación pero no iré. Les dije a mis papás que estoy enferma, que me duele tanto el vientre que no podría soportar estar en la fiesta. Mamá estaba desilusionada pero dijo que me haría una reunión con la familia para festejar mi salida de la secundaria. Lo que me da pena es que gastaron mucho por mi vestido. Pero, la verdad, no sé a qué voy si ella no estará conmigo. Ella mi única amiga, mi amor…

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Julieta no aparecía por ningún lado, sus papás fueron a buscarla esta madrugada a mi casa. Quedó que regresaría con los papás de Ofelia y no llegó a dormir a su casa. En la mañana se supo que se quedó con Joaquín en el hotel de su padre. Ahí fue donde la encontró uno de sus hermanos y casi mata a Joaquín. Yo no creo que haya sido cierto todo eso, ella no es capaz de semejante cosa, sólo son chismes. Si tan sólo me hubiera querido un poquito…

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Es cierto, para qué me hago ilusiones, ella no va a estar conmigo. No sé por qué pienso en ella, no sé por qué siento lo que siento, si todo era más fácil cuando éramos amigas y hacíamos todo juntas. ¿Qué pasó? ¿Por qué tuve que besarla? Debí resistir ese estúpido deseo de tocar su boca con mis labios, ¿Qué me está pasando…?

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Estoy desesperada de no verla. Cada vez que pienso en ella siento un calor que me quema dentro del cuerpo y me avergüenza pensar que los demás lo noten. ¿Qué haré para verla otra vez?

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No puedo vivir más aquí sin ella. He intentado convencer a mis papás de que me dejen ir a la capital a estudiar la preparatoria, pero no quieren que siga estudiando. Dicen que de todos modos me voy a casar y lo que debo hacer es aprender a cuidar a mis hermanos para que después cuide a mis hijos. Yo no quiero casarme nunca con un hombre. No lo haré.

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Me enteré de que Julieta se va a casar con Joaquín. Eso me dijeron Ofelia y María. No lo puedo creer, seguro que me estarán engañando porque sabrán algo de nosotras. No puede ser. Julieta es mía.

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He tratado de hablar con ella para decirle que me perdone, que no volverá a suceder, pero no quiere contestarme. Las veces que ella ha descolgado el teléfono me cuelga y su familia me dice siempre que salió. Lo único que quiero es que seamos otra vez amigas como antes. No puedo dejar de pensar en ella. Otra cosa sería si yo hubiera sido….

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No la había visto hasta hoy cuando finalmente pude hablar con ella. Apenas cruzamos palabras, pero no fue lo que me dijo lo que me hizo tanto daño, sino ver el miedo en sus ojos. Me aseguro que yo estaba equivocada, tal vez enferma, pero que no me confundiera, que ella no sentía nada por mí, que ella ya era una mujer. Ya no quise escuchar más, le pedí perdón por lo del beso, por haberla molestado tanto, y le repetí que lo único que quería es que fuéramos otra vez amigas. Como respuesta movió la cabeza, entonces fui yo la que me alejé para siempre de ella.

Me duele tanto que todo haya sido de esta forma, nunca debí haberme atrevido a tanto, nunca debí besarla y todavía seríamos amigas. Ahora ya no tengo nada, voy a estar más sola que nunca…

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Mis papás no quisieron que estudiara la preparatoria en la capital porque no teníamos familia por allá, pero el padre Fabián le comentó a mi mamá que sería bueno que me mandara al Colegio de la Rosa Divina para que completara mi formación como buena cristiana y al mismo tiempo pudiera estudiar secretariado. Además, allá podría quedarme de interna y sólo regresar en vacaciones. Mi madre, como tiene la costumbre de hacer todo lo que al párroco se le ocurre, convenció a mi papá que averiguara lo del Colegio para ver si podía entrar.

A mí no me convence para nada entrar a una escuela de monjas, pero parece que será la única posibilidad para irme del pueblo.

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Supe que es cierto lo de Julieta y Joaquín. Tengo tantas ganas de ir a pedirle que no se case con él, que no es para ella, pero temo nuevamente que me rechace. Ya no podría soportar su desprecio. Tal vez no sea cierto, ojalá que no sea cierto porque me voy a morir…

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Mi papá fue a la capital y pasó a preguntar al Colegio. Vino contento, le convenció lo que vió y dijo que definitivamente me iba a enviar allá. Para ello, me aclaró, iba a ser un sacrificio mandarme Por eso tenía que estudiar mucho para después ayudar a mis hermanitos a salir adelante.

Yo me puse muy contenta por irme finalmente, pero en el fondo me duele tanto dejar a Julieta sola. Estoy segura de que me necesitará más que nunca.

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Mañana muy temprano me voy a la capital con mis padres. Tengo que entrar a un retiro antes de iniciar las clases, un retiro para alumnas que no han estado antes en el Colegio. No me quiero ir sin verla nuevamente, pero no creo que sea posible.

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Ya voy en la carretera y no dejo de pensar en ella. Fui a verla muy temprano para decirle lo que siento por ella, con la esperanza de que me correspondiera. La encontré cerca de su casa, había ido a comprar el pan. No sabía bien cómo decírselo pero me arme de valor y le pedí perdón por haberla besado, que me he arrepentido desde ese momento, pero que la quiero, que siempre la he querido mucho, y si me diera la oportunidad yo… Fue entonces cuando me calló. Me dijo que yo estaba confundida porque las dos éramos mujeres y eso no podía ser, además de que ella se iba a casar. La vi tan decidida que me despedí para siempre de ella y me fui corriendo para que no se diera cuenta de que estaba llorando por su rechazo. Estoy segura de que nunca la volveré a ver. Me duele tanto que no me haya querido como yo a ella. Yo tengo la culpa de todo, hubiera esperado. Hubiéramos sido felices pero tuve que actuar de esa forma, lo único que logré fue que ella me rechazara. Ahora sin ella nada me importa.

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Estoy en el colegio y no puedo evitar estar triste. Lo único que quería en realidad era poner distancia de por medio entre Julieta y yo, pero no puedo dejar de pensar en ella. Qué fácil hubiera sido que ella me amara a mí también, tanto como yo a ella… Pero no, tenía que decir que no, tenía que entregarse a ese bueno para nada de Joaquín.

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Me sorprendo de nuevo pensando en ella. No, ya no quiero seguir pensando en eso, me duele, me lastima… No, no, ya no, no debo pensar más en ella. Me lo prometí a mí misma. Adiós, mi Julieta; adiós, mi amor. Te voy a olvidar…

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Todavía no tengo amigas, espero que cuando empiecen las clases sea diferente. Lo único que me gusta es que tengo tiempo para leer, aunque siempre me sorprendo pensando en ella.

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Patricia Gorostieta

Continuará la próxima semana…

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