Letras
José Juan Cervera
Cuando los compañeros de viaje cambian de ruta, su travesía llena espacios en el equipaje del pasajero abandonado.
El cruce de fronteras prolonga la tersura de los lazos de origen y resta visibilidad a la desazón rezagada.
Un viaje cumple el anhelo de navegar las aguas heladas del espejismo. En un giro de fortuna, las mareas tonifican la experiencia en ruta de regreso.
Alternar la visita a lugares comunes lleva implícita la ventaja de no afincarse en la estrechez de sus fronteras.
El viajero experimentado sabe aquilatar los matices caprichosos que asaltan la incertidumbre de sus recorridos.
Los giros del globo terráqueo pueden sacudir las ansias de un aventurero contumaz.
El forastero contempla estampas exóticas en la tierra que visita mientras su figura viajera desprende reverberaciones pintorescas.
El viaje metafórico despliega un lienzo de imágenes en movimiento.
Los paisajes espléndidos y los dones recibidos como prenda del viaje acarrean simiente que germina para honrar la caricia de la luz.
Los viajes astrales conectan la intuición con los orígenes de la especie humana ajustados a la sensibilidad discreta de los cuerpos celestes.