Letras
José Juan Cervera
Las verdades a medias compactan su dispersión en fracciones pequeñas.
La frase ligera arroja sus alas al viento que la propaga en la pálida atmósfera del criterio vulnerable.
El afán clasificador ostenta su manía de crear órdenes postizos.
Los sofistas sostienen la primicia de sus frutos como ofrenda ideal para divinidades inciertas.
Muchos se aventuran a llamar prodigio a su compulsión de llenar moldes de aserrín.
Con cálculo preciso y fachada equívoca, la malicia embosca la candidez en extravío.
La vulgaridad prospera en la confianza de su falsa belleza, y seduce como espejismo entre pedestales apócrifos.
Un pedante, enfrentándose a otro, pide un espejo como escudo, mientras su antagonista afila los bordes de su arrogancia.
Un alma de charlatán recorre vastos salones que ilumina con intensidad de fuego fatuo.
Antes que el fanático concluya su ciclo, siembra su semilla espuria.
