En El Espejo
“Y así, entre suspiros, entre lamentos, se nos va la vida; sin miramientos ni contemplaciones, uno se va volviendo viejo; es triste si no tuvimos el tiempo de vivir.”
Muchos eventos son los que detonan nuestro carácter, nuestro estado de ánimo, e incluso el propio rumbo que adopta nuestra vida; situaciones fuera de nuestro control pero que nos impactan de muchas maneras. Nadie se escapa de esta situación.
Es muy común alternar entre diversos estados de ánimo en un mismo momento dado (sin padecer algún tipo de trastorno), y más ahora en la época que estamos viviendo, en donde el amor es desechable y las relaciones son con espacios finitos de tiempo.
En esta época en que los valores se encuentran girando alrededor de cosas banales y superfluas, ¿cómo puede una persona encontrarse cerca del ocaso al descubrir que todos sus principios y formación ya no son del todo indispensables en esta época que nos ha tocado vivir?
Muchas preguntas acuden a mi mente, preguntas para las que no estoy buscando respuestas. Simplemente sentí la necesidad de expresar con palabras algo de lo que estoy seguro más de uno de nosotros ha sentido.
Me levanto todos los días y descubro que ya no me encuentro al mirar al espejo: aquella persona que solía estar reflejada ha desaparecido ¿Dónde se ha ido? ¿En qué momento dejé de sentir orgullo de mí mismo? Mucha confusión, muchas ganas de huir. ¿Ese es el resultado de crecer? ¿O simplemente es el resultado de lo que uno ha ido fomentando?
¿Qué hacer cuando la tristeza y la melancolía nos abordan? Ciertamente el alcohol no es la respuesta, ya que he bebido más de lo que mi organismo me ha permitido, acarreando solo más malestar que paz. ¿Cómo se le quita a uno el resentimiento contra uno mismo? Si hay alguna receta, quisiera saberla.
Es un desamor hacia uno mismo, es la frustración de verte y no sentir nada por ti mismo, es un desenamoramiento personal, uno al cual no le importan tus títulos obtenidos, no le importa tu estatus social, es tan solo el implacable vacío de tu propia vida.
¿Qué hacer para volverme a enamorar de mí? Quiero volver a conquistarme, volver a tener esa seguridad que tantos logros me ha brindado. Hoy expongo un sentir y, recalco, no creo ser el único que tenga este pesar, este enojo y entristecimiento de uno mismo.
Esta persona del espejo me ha abandonado ya, se encuentra triste y solo, decepcionado de la imagen enfrente de él. La vida se ha encargado de marcarlo así.
Me bañaré, me perfumaré, me vestiré con mis mejores prendas, y entonces volveré a enamorarme: primero de mí, y luego de alguien más…
Isaías Solís Aranda
