Arqueología Maya
XIII
PROCESOS DE INTERVENCIÓN EN EL TALLER LABORATORIO (1994 2005)
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FARDO FUNERARIO
Continuación…
MATERIAL ÓSEO
Como se mencionó con anterioridad el material óseo fue primeramente identificado por Andrés del Ángel y Erik Mendoza. Posteriormente, se apartaron las piezas que podrían servir para el análisis de DNA (una vértebra y dos huesos largos) y en ese momento se comenzó la unión de fragmentos y la consolidación. En este caso la unión de fragmentos fue en realidad infructuosa debido a que, aunado a la gran pérdida general del esqueleto, los huesos que sobrevivieron se hallaban en un muy mal estado de conservación: había una gran cantidad de roturas, diversas huellas de la acción de los roedores en los puntos de unión o en los extremos y gran cantidad de fragmentos compuestos totalmente de tejido esponjoso (y por ende eran irreconocibles).
Debido a estas condiciones sólo fue posible consolidar los huesos con Paraloid B72 al 5% en acetona y simplemente empacarlos para mandarlos de regreso a Campeche junto con el resto de los materiales de la colección.
Finalmente quisiera agregar que en el fémur derecho se encontró adherido un tejido oscuro, que todavía no ha podido identificarse; en caso de que resultaran ser tejidos humanos, esto abriría miles de nuevos campos de investigación sobre todo en relación con el rito funerario que se formuló en la cripta, y valdría la pena determinar si la permanencia de tejidos es accidental o hubo un proceso de «semimomificación» cultural.25
PENDIENTES DE SÍLEX
Las labores de intervención sobre el pectoral consistieron en una limpieza profunda por medio de agua-alcohol a volúmenes iguales y el uso de bisturí (para remover fácilmente algunas concreciones calcáreas). Posteriormente se les aplicó una película de Paraloid B72 al 5% en xilol para incrementar el índice de refracción y que se pudieran diferenciar las distintas texturas que distinguen un pendiente de otro.
En el caso del pendiente 2, que se encontraba fracturado en cuatro fragmentos, éstos se adhirieron con resina epóxica y se resanaron con pasta cerámica. La reintegración cromática de las uniones se realizó con pinturas al barniz.
Posteriormente se adhirieron con silicón Sista de Henkel26 ocho contracaras de velcro (dos en cada pendiente) para poder montar las piezas sobre el esqueleto. Una vez montadas se les pasó hilo de lino por cada orificio, para simular un collar.27
CONCHA
En el caso de la concha solamente se trabajaron las conchas bivalvas, que se limpiaron cuidadosamente con agua-alcohol 1:1 y mediante medios mecánicos cuando fue preciso remover algunas concreciones de tierra. Posteriormente se les aplicó una película de Paraloid B72 al 5% en acetona para acentuar sus texturas y brillo y se consolidó de la misma manera el paleosuelo que tenía atrapada a una de las conchas.
En relación con las agujas de hueso éstas simplemente se limpiaron superficialmente con brocha de pelo suave y se empacaron para su traslado en bolsas de celofán perforadas (para obtener ventilación durante su almacenaje).
Finalmente, como se dijo ya, la capa de botones de Spondylus fue trabajada de manera independiente al fardo y, de hecho, se concluyó antes que el bulto mortuorio. Hoy la pieza se encuentra en el Museo Regional de Campeche.
OTROS MATERIALES
Respecto a los demás materiales ya referidos (ofrendas de nidos de abeja melipona, muestras de piso, improntas, muestras de paleosuelo, cuenta bucal y cuentas de concha, etc.), todo el material se empacó y trasladó (a excepción de las muestras que se llevaron a la Subdirección de Servicios Académicos del INAH que aún permanecen ahí para fines de investigación arqueológica).
Finalmente, la cerámica se restauró y trasladó al Centro INAH Campeche en 1996. Un ejemplo de su restauración puede verse en la figura 16a y c.
EMBALAJE
El embalaje de la litera funeraria se realizó por medio de un bendaje con tiras de cartoncillo de toda la superficie externa del envoltorio mortuorio, previa colocación de pequeñas bolsas de plástico rellenas de perla de poliestireno en todo el interior del fardo (en sus zonas huecas). La litera se colocó en una caja de madera de tapas abatibles para que en ningún momento fuera necesario manipular o tocar el envoltorio de látex y sólo quedaran disponibles las parihuelas de madera para su traslado. Las tapas de la caja habían sido previamente forradas con placas (de una pulgada de espesor) de poliestireno. Finalmente, se selló y marcó con mucho cuidado la caja, misma que, por vía terrestre, se trasladó a la ciudad de Campeche sobre mantas de lana y poliéster sintético. El esqueleto plástico se empacó de forma independiente; sólo que en este caso la caja llevó la tapa por arriba y fue forrada de igual manera que la anterior.
Posteriormente se vació perla de poliestireno en todo el interior. La caja se selló y marcó. En cuanto a las dos agujas de concha, las conchas bivalvas, los dientes y nueve fragmentos de látex que no pudieron ser ubicados, éstos se empacaron (tras marcarse adecuadamente) en bolsas independientes de celofán agujeradas para facilitar la entrada y salida del aire. Las bolsas se introdujeron en cajas individuales de plástico de joyería y a su vez dentro de una caja negra tipo archivero rellena de perla de poliestireno. Un fragmento grande de fardo se colocó dentro de una caja cuadrangular de joyería rellena también de perla de poliestireno. Por último, el material óseo se introdujo en bolsas de plástico nylon perforadas y fue introducido en placas de poliestireno rectangulares previamente desbastadas a la forma de cada hueso; a su vez, se metieron dentro de una caja negra tipo archivero (véase figura 15).
Finalmente, no fue sino hasta diciembre de 2005 que toda la ofrenda fue trasladada a Campeche: por motivos que se escapan a mi control aún no sabemos cómo se expondrá y en qué condiciones. Confío en que muy pronto nos contactarán y podremos hacer la recreación museográfica de la tumba 1; con el apoyo de Ramón Carrasco, el arqueólogo del sitio, de Valeria García y Gloria Sánchez, mis compañeras en la excavación, y los primeros años de intervención de la colección y del equipo de museografía del Centro INAH Campeche. Ésta quizá sea la lección más importante en la que se utilizaron todos los procesos realizados a los materiales de la tumba 1: creer hasta el final en la interdisciplina y en sus méritos y nunca dejar de abogar por ellos hasta contar con un resultado concreto y satisfactorio para todas las partes y, en especial, para el espectador que se beneficiará de su exhibición.
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25 En 1996 y en comunicación personal, el doctor Michael Shultz comentó que este tratado podría evidenciar la carbonización del tejido sin presencia de fuego. Es decir, por alta acidez o basicidad en el medio circundante. En estos casos sólo existe carbón por lo que las muestras ya no son susceptibles de analizar histológicamente.
26 Este método de unión es el que comúnmente se emplea para unir azulejos a soportes móviles. El silicón Sista es sumamente duro y resistente; sin embargo puede desprenderse de una pieza inyectando acetona entre éste y la pieza cubierta con Paraloid B72 sin dejar ningún residuo o provocar daños al material inorgánico
27 Como se mencionó en su momento, cabe la posibilidad de que ésta no sea la ubicación adecuada de los pendientes. Afortunadamente su remoción sería muy sencilla en caso de ser necesaria y no implicaría problemas ni para el esqueleto plástico ni para las piezas de pedernal.
Renata Schneider
Continuará la próxima semana…