En el octavo aniversario
Juan José Caamal Canul
Tuve la oportunidad de participar en el desayuno con motivo del octavo aniversario de Diario del Sureste en su nueva era. Ahí nos reencontramos con maestros, amigos y conocidos que, de una u otra manera, han coincidido en el hecho periodístico que fue y es.
Agradezco la invitación del Maestro Luis Alvarado, espíritu que procura y sostiene en buena medida, en excelente condición física, virtual y espiritual, la participación de unos y otros en los tiempos y las herramientas tecnológicas que nos ha tocado vivir. Sin duda, estar en el evento permitió evocar la memoria de personas que dejaron su impronta en el trabajo diario en los talleres o la dirección del rotativo.
Diario del Sureste aglutinó, en distintas épocas y momentos históricos, a diversas generaciones de creadores consolidados que hoy son referencia literaria. Una generación de Universitarios que en pocos años devinieron en profesionales e intelectuales que defendieron, con ideas y la pluma, la esencia de los hechos y actos de las instituciones, resultado del movimiento social de 1910 y del tiempo de su consolidación. Todas aquellas personas dejaron alguna obra a la posteridad de la que se nutren estudiosos e investigadores y seguramente seguirá siendo referencia cuando se escriba en el futuro este tiempo que nos ha tocado vivir y convivir.
Ejemplo de lo anterior fueron personas de la estatura de Humberto Lara y Lara, Clemente López Trujillo y Antonio Betancourt, entre de los que oímos hablar; Oswaldo Baqueiro López y José Adonay Cetina Sierra entre los que conocimos y ahora están ausentes.
En cada momento, escribí, en Diario del Sureste ha habido personas creadoras excepcionales. Conocemos a Ricardo Pat, Carlos Vivas Roberto, Jorge Zapata Sánchez, Isaías Solís, Pedro Bacab, Hugo Peniche, Pablo Buenfil, una pléyade de amigos que con creatividad, ingenio y esfuerzo sacaron adelante las metas que el trabajo diario impuso a todos.
Al evocar al Diario del Sureste y a los Talleres Gráficos del Sudeste, su casa editora, recuerdo a muchísimas personas, una extensa nómina de personajes que hicieron historia; una historia mínima cotidiana, si se quiere, pero llena de matices; cada una productora de anécdotas inscritas dentro de la gran historia al interior de la empresa, cada vez que se les convocaba a sacar todos los días una nueva edición del periódico, o entregar un pedido de los talleres –formatos, libros– en los que el trabajo iba desde el diseño, la impresión, la encuadernación, entrega y distribución final del producto.
Tal vez sea el momento de pedir a Ricardo Pat –amigo que generosamente nos ha provisto de un cómic en la que fuimos héroes– de un retrato en la que estemos todos, con nuestras propias personalidades, con nuestras maneras de estar y ser en el momento en que un día coincidimos en la vida del inolvidable Diario del Sureste.
Ese día, 20 de noviembre de 2022, además de rememorar al Diario del Sureste físico, hemos coincidido, y seguiremos coincidiendo espero, en el territorio de la amistad que el Maestro Luis Alvarado convoca y nos brinda desde su trato personal y las páginas virtuales del Diario.
Es un momento propicio para retomar los trabajos suspendidos y proyectar nuevos.
Soy, así lo reconozco, hijo de Diario del Sureste: su estigma me ha bendecido, la tinta de sus páginas, que un día impregnó mi piel, permeó mi sangre y continuará perfilando mis sueños.