Cine
Malas Madres, de Scott Moore y Jon Lucas
Definitivamente Malas Madres no competirá por un Oscar por sus actuaciones o por su argumento, pero no por ello resulta una mala opción para los cinéfilos. Por el contrario, no deja de ser una muy disfrutable y cómica propuesta en las pantallas, tocando un tema que muchos obvian pero que en realidad es una tarea muy difícil: el cuidado y educación de los hijos por las madres.
Aquellos padres que han tenido que balancear su vida, personal y profesional, y sus deseos de diversión con las obligaciones de cuidar y crecer a los hijos se identificarán inmediatamente con las protagonistas de Malas Madres – Mila Kunis, Kathryn Hahn y Kristen Bell – a quienes acompañan Christina Applegate, Jada Pinkett Smith, Annie Mumolo y Jay Hernandez, todos ellos artistas conocidos por sus roles cómicos en algún momento de sus trayectorias artísticas, dirigidos por el dúo conformado por Scott Moore y Jon Lucas quienes, a su vez, son famosos por ser los escritores de la trilogía ¿Qué Pasó Ayer?, y por las comedias 27 Bodas, Los fantasmas de mis ex, y por El Cambiazo.
En esta película, Mila Kunis interpreta a Amy, una aún joven madre de tres adolescentes: dos de ellos son sus hijos y el otro es su marido, quien se comporta como tal. Además de encargarse de todas las actividades del hogar (cocinar, lavar, arreglar, hacer las tareas, llevar a los muchachos a sus clases vespertinas, etc.), Amy trabaja de medio tiempo en una empresa cuyo dueño es un exitoso yuppie que se deprimió tanto cuando Jon Snow murió en Game of Thrones que no pudo ir a trabajar durante una semana, que es afecto a llamar a juntas a primera hora todas las mañanas y que lleva una atmósfera laboral similar a la que hemos visto en Google, pero que tiene una exitosa empresa gracias a su vendedora estrella: Amy.
Para hacer las cosas más complicadas, la directora de la Asociación de Padres de Familia Gwendolyn (Christina Applegate, la famosa Kelly Bundy de la comedia Married with Children) la tiene en la mira por sus constantes “fallas” como madre, fallas que van en detrimento del prestigio de la escuela a la que asisten sus hijos, fallas como llegar tarde, no participar en las actividades a las que se le convoca y, en general, no ser como las “buenas madres”. Un buen día Amy se harta y en plena sesión de “Madres de familia” tiene una crisis y manda a Gwendolyn al rancho de AMLO (La Chingada), decidiendo en ese momento que se dedicaría a ella, y que haría responsables a sus hijos y a su marido.
En un bar, conoce a otras dos madres que son diametralmente opuestas en cuanto a su comportamiento: Carla (Kathryn Hahn), quien es una divorciada coqueta que anda “de caza” todo el tiempo, y Kiki (Kristen Bell), una dulce ama de casa con cuatro hijos que no tiene vida propia por desvivirse por ellos y por su marido. Las tres deciden en ese momento, después de una alcohólica noche, dejar de ser como son y, a cambio, recuperar sus vidas, haciendo más responsables a sus hijos (a los que adoran) por sus actividades. Para hacerle más leve la vida a las otras madres de la escuela del tiránico yugo de Gwendolyn, Amy se apuntará para ser la próxima presidenta de la Asociación de Padres de Familia. Eso significa atentar contra el “orden”, por lo que Gwendolyn decide hacerle la vida imposible a Amy y a sus hijos.
Además de las actrices mencionadas anteriormente, en el filme aparecen otros íconos estadounidenses como la chef Martha Stewart y el famoso jugador defensivo de los Texanos de Houston J.J. Watt (quien juega el comiquísimo rol del coach de fútbol soccer que solo quiere hacer dinero suficiente para alimentar a sus gatos), que son manipulados por Gwendolyn para su campaña de reelección.
Todo parece que le saldrá mal a Amy cuando sus hijos la dejan, pierde su trabajo, es chantajeada; pero al final del filme “los buenos ganan”, y los malos se reivindican, con un final feliz para todos, final que además agrega, durante la proyección de los créditos, entrevistas con las madres reales de las protagonistas, que nos platican lo que fue crecer a sus hijas y algunas anécdotas a la vez conmovedoras como divertidas.
Decía al inicio que esta película no ganará ningún Premio de la Academia por los motivos señalados, a los que hay que agregar una gran cantidad de palabras altisonantes y de situaciones sugerentes que, más que escandalizar, divierten, pero que no dudo a algunos hagan retorcerse en sus asientos.
Aun así, Malas Madres es una comedia ligera que deja con un agradable sabor de boca después de verla, y que nos hace reír abundantemente lo cual, no debe perderse de vista, es su fin principal. No es para ir a analizar lo que vemos como un reflejo de la situación de la sociedad gringa, ni como un grito feminista de ayuda, sino como una manera de reírse de una situación que tal vez estemos llevando en la vida real demasiado al extremo: el excesivo uso de colchones para que nuestros hijos “no sufran”, el excesivo involucramiento de algunos padres en sus actividades, en vez de tan solo acompañarlos y, así, hacerlos responsables a ellos por sus logros y de sus fracasos.
Gerardo Saviola
https://www.youtube.com/watch?v=FgmFZ_H9bZc
Tráiler Oficial de “Malas Madres”