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Dos siglos de dramaturgia regional en Yucatán – XLII

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Dramaturgia

XLIII

 

Elena Novelo

 

Un Tatich de Chéen Tu Tuus

Continuación…

 

En el parque

 

Llega TUCHITA. Tiene una cita con GOYO.

 

TUCHITA: ¡Machis, no ha llegado todavía! ¿Qué le habrá pasado? Si me dijo que en punto de las cinco me esperaba aquí en el parque, que iba a ser una tardeada que nunca iba a olvidar yo. ¡Este Goyo, más ocurrente!… ¡Dios mío, estoy más entusiasmada con ese hombre! ¿Será que de verdad se quiere casar conmigo, ah? Ojalá y diosito quiera, porque si no, soy capaz de quién sabe qué caballada… Es que ese hombre me mata, me tiene enloquecida. Cuando lo veo así tan plantado, tan elegante, caminando como… como si fuera un torero…

Música de Pasodoble. Entra GOYO partiendo plaza. Se luce delante de TUCHITA quien lo aplaude. Ella se sube a una banca y entusiasmada grita: ¡¡Torero!! ¡¡Torero!!

GREGORIO: ¡Ah, cómo me acuerdo de esas tardes gloriosas! ¡Oh, esas temporadas de oro, arriesgando mi vida y desatando pasiones! ¡Intoxicado de aplausos! ¡Ah, cuando me sacaban en hombros…! (De los policías).

TUCHITA: ¡Goyito! ¿Fuiste torero?

GREGORIO: De los mejores, Tuchita chula… (En las charlotadas de los pueblos).

TUCHITA: ¿Y cómo te llamabas?

GREGORIO: Mi nombre de torero era «Goyete, el Niño del Waaj».

TUCHITA: Y dime una cosa, ¿te vestías así con ese pantaloncito apretado que muestra todos los alantes y todos los atraces, ah?

GREGORIO: Claro que si, Tuchita. Tenía de todos los colores, llenos de lentejuelas… ¡Oh, si me hubieras visto cómo lo hacía!… ¿Quieres que te lo muestre?

TUCHITA: ¡Ay, cómo eres, Goyito, vas a ser que me chivee! ¿Me lo vas a mostrar aquí en el parque? Me da vergüenza, qué tal si nos ve alguien, mejor hasta que nos casemos.

GREGORIO: (Máare, esta huira no cae, no cae)… ¡No hombre, Tuchita, eh, si lo que te voy a mostrar es cómo lo hacía yo cuando era torero.

TUCHITA: ¡Ah, bueno, ya me habías asustado!… A ver, házmelo.

GREGORIO: ¿Pues no que hasta que nos casemos? Pero si quieres de una vez, pues…

TUCHITA: ¡Que hagas lo del torero! ¡Qué mal pensado eres!

GREGORIO: Nada, nada, mi reina… De todas maneras, esto te va a servir mucho el día de mañana… Mira: después del paseillo, que fue lo que hice cuando entré, desde la puerta de cuadrillas y dándole la vuelta al ruedo (Yo siempre iba cerrando el paseo), después de eso sigue la seducción.

TUCHITA: ¿La qué? Esa palabra la tengo oída en una telenovela. No vaya a ser lo que estoy pensando…

GREGORIO: Tú ya eres mayor de edad, preciosa, no tienes por qué asustarte, si no te va a pasar nada, niña, sólo vamos a jugar un ratito… Por ejemplo: a ver, chulada, bájate de la banca y ponte aquí; vamos a imaginar que tú eres el toro y yo un torero de empaque, un torero sexi…

TUCHITA: ¡Ay, Goyito, qué pasado eres! Ji, ji, ji.

Comienzan a manejar coreografía taurina.

GREGORIO: El torero que tiene pasta disfruta pasando y pasando en la cara del toro, dando tiempo para conocerse…

TUCHITA: Ja, ya lo entendí. Es cuando el toro como que va tanteando al torero para ver en qué momento ataca, ¿más si no?

GREGORIO: ¡Qué bien Tuchita, rápido vas aprendiendo!

TUCHITA: Es que me gustó mucho la corrida que tengo visto.

GREGORIO: Te clavo mis ojos en tu mirada…

TUCHITA: A mí me criaron para dar pelea y moriré peleando…

GREGORIO: Y viene la Verónica…

TUCHITA: ¡Castro!

GREGORIO: Y la media Verónica…

TUCHITA: ¡Vero!

GREGORIO: Y ahora la Gaonera, cogiéndolo por la espalda…

TUCHITA: ¡Puchis, esa no me la sabía!

GREGORIO: Con el capote, eh, no te me asustes… Una Chicuelina…

TUCHITA: ¡Ay, qué lindo como me estás diciendo! ¡Chicuelita!… ¡Chicoléame, Goyo, chicoléame!

GREGORIO: Al rato vas a ver qué chicoleada, pérate….

TUCHITA: ¿Aquí es cuando se mete la cabeza?

GREGORIO: Sí, pero el torero gira en sentido contrario, y entonces…

TUCHITA: ¡Híncate, Goyo, porque salí del chiquero con muchas ganas de…! GREGORIO: Esto es muy peligroso… Mejor muestro todo el Engaño…

TUCHITA: ¡Ni te atrevas! No provoques mis cuernos…

GREGORIO: Ahora me voy a los Farolazos..

TUCHITA: ¡Cuidadito, Gregorio Rafael! ¡A mí no me vas a dejar a la mitad!… Quiero mostrarte algo artístico… Ve esto… Oye, torero, el capote que te mandas me abanica todo el cuero… ¿No me salió bien chévere, ah?

GREGORIO: ¡Aja, torito! ¡Déjate torear!

TUCHITA: Vente, que estoy impaciente…

GREGORIO: Tenga un pase por delante…

TUCHITA: ¿Ya me vas a meter el estoque?

GREGORIO: Todavía, pérate, primero vienen los picadores… Pero como no hubo presupuesto, así que haz de cuenta que yo soy el picador en mi caballo, y que te voy a picar…. Cojo el palo corto, lo deslizo por la mano, adelanto la vara, luego señalo el puyazo y te cargo tu castigo… ¡Choop tu ojo!

TUCHITA: ¡Uay, que me has herío!

GREGORIO: Sólo te di un bajonazo, no exageres, pero te doy chance a que te repongas…

TUCHITA: ¿Y cuándo me vas a clavar las banderillas?

GREGORIO: Ahorita mismo… Meto en tu cabeza si no es hueca, el primer par de banderillas… Al cuarteo… al quiebro… de frente… al sesgo… y de dentro a afuera. ¡Ajáaa!

TUCHITA: Torero, que me has vencío… Trágico será que me partas el alma…

GREGORIO: ¡Y ahora el momento supremo!… Prepárate para los muletazos y tu muerte a estoque… ¡Pero cierra las patas para que pueda entrar bien la espada!

TUCHITA: ¿Qué, no era al revés?

GREGORIO: Mmmm… Podría ser mejor un pase de pecho….

TOCHITA: Ay, qué pesado eres, Goyito, ah, ya te vi, quieres hacer chuchú…

GREGORIO: Todavía, Liconsa, aguántate… ¿Usaré de plano la Manoletina?… ¡Pero no me mires con esos ojos de borrego ajusticiado, por favor… No hombre, así no se vale… ¡Bueno, está bien, te indulto!

TUCHITA: ¿Me qué?

GREGORIO: Que te perdono la vida.

TUCHITA: ¡Si yo no te he pedido perdón! Yo quiero seguir jugando… Mira esto. ¡Te clavo mis ojos en tu mirada, me tientas, me burlas, te domino, te embisto y te cojo!

GREGORIO: Tuchita linda, muñequita, cálmate… paz, paz, no seas, dame chance… ¡Dios mío, aprendió más de la cuenta!

Música para la salida de ambos.

***

Entran ARISTOBULO y CUTBERTO. Se sientan en la banca. Los acompaña PANCHIN.

PANCHIN: Hasta se erizaron cuando les conté todo lo de Goyo Rach, ¿más si no?

ARISTÓBULO: ¿Estás bien seguro de lo que nos dijiste, Panchín?

PANCHIN: ¡Claro que es la pura verdad!… Ustedes lo acaban de conocer, en cambio yo tiene rato que ando con él y le sé todas sus mañas. Además, bien que oí lo que les dijo en la cantina, ¡puras mentiras!, no tiene ni petate en qué caerse muerto… Miren, para que vean que me caen bien, les voy a ayudar a desenmascararlo.

CUTBERTO: Panchín, don Aris y yo queremos que vigiles a ese tipo y que nos cuentes todo lo que hace, a dónde va, con quién habla, bueno, todo.

ARISTÓBULO: Cualquier cosa, Panchito, pero no nos vayas a fallar, chamaco.

PANCHÍN: Ppsss… a wespin que no les fallo, ustedes tranquilos…

ARISTOBULO Y CUTBERTO cantan «El burlador pueblerino».

 

***

 

ARISTÓBULO: Bueno, Cut, ya me voy. En la cacería vamos a tantear al perro ese. (Sale)

CUTBERTO: Yo también ya me voy. ¡Ah, Panchín, no se te olvide en lo que quedamos!

PANCHÍN: ¡Claro que no, don Cutito, váyase sin cuidado!… ¿No le lleva su camote a la doña?

CUTBERTO: Dámelo, pues, le gusta mucho, mañana te lo pago. (Sale)

PANCHÍN: Ni modo, Panchín, perdiste un camote… Ahora sí, Goyo Rach, ahora si te las voy a cobrar. (Se acomoda en la banca para espiar a GREGORIO, dormita por momentos, se despierta y se sienta varias veces.)

Entra GREGORIO, ve a PANCHIN durmiendo, se acerca y agarra un dulce. El dulce es de utilería, está pegado a la caja. Busca por la caja y encuentra el dinero de la venta. Se lo guarda en el bolsillo, y se va a la posada.

Entra MARBELLA, embozada, ve a PANCHIN.

MARBELLA: (Le da una patada a PANCHIN) ¡Fó, qué barbaridad con estos borrachos durmiendo en el parque! (Se acerca a la ventana de la posada y toca suavemente)

GREGORIO: (Desde adentro) ¿Quiéeeen?

MARBELLA: Soy yooooo…

GREGORIO: ¿Quién yoooo?

MARBELLA: Marbellita, don Gregorio, la madrina de Tuchita…

GREGORIO: (Abre la ventana y asoma) ¡Marbellita! ¡No lo puedo creer! ¡Tan rápido!

PANCHIN despierta y se pone alerta.

MARBELLA: ¡Ssshhh!

GREGORIO: ¿Estoy en el cielo? ¿Llegué a la luna? ¿O en qué momento se cayeron las estrellas que no me di cuenta? ¡Pero pase, linda, ahorita le abro la puerta!

MARBELLA: ¡Sshhh, por favor, no hable tan fuerte, va a despertar a los borrachitos del parque!… Y no se equivoque, señor, yo sólo vine a traerle un recado de mi comadre.

GREGORIO: Está bien, dígame usted preciosa.

MARBELLA: Que Justina lo espera en su casa a las cuatro en punto de la madrugada, porque su marido se va a cazar patos y va a tardar. Que entre por el patio, que va a amarrar al perro, y que esta es la llave del cuarto que está al fondo. Tome usted.

GREGORIO: ¡Síiii!

MARBELLA: ¡Que no hable tan fuerte, carambas!… Bueno, ya me voy. No se le olvide la cita.

GREGORIO: Nooo… Oiga Marbellita, ¿y Justina sabe lo de las otras cartas?

MARBELLA: ¡No, qué va! No se preocupe, yo sé manejar muy bien estas cosas. Ahora sí, ya me voy. (Sale)

GREGORIO: ¡Machis, de veras que tengo buen ojo para los “bisnes”!… ¡La llave del tesoro!… ¡Ah, qué dichoso soy!… ¡Ya lo sabía yo!… Todavía cautivo con mi mirada de conquistador. (Cierra la ventana y se oye su voz desde adentro.) ¡Te doy las gracias, hermoso cuerpo, personalidad imponente, monstruo de seducción, pájaro de la concupiscencia…!

PANCHÍN: Ahora sí, Gregorio Rafael, ¡te llevó el chupacabras!

 

Panchín canta «La venganza es dulce».

 

***

INTERMEDIO

***

Fernando Muñoz Castillo

Continuará la próxima semana…

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