Vaquita marina
La vaquita marina (Phocoena sinus) es uno de los cetáceos más pequeños del mundo, único mamífero marino mexicano miembro de la familia Phocoenidae (marsopas verdaderas). Esta especie es endémica de México, habita en el norte del Golfo de California. En latín, Phocoena quiere decir “marsopa” y sinus significa “cavidad”, que se refiere al Golfo de California, es decir, “la marsopa del Golfo de California”. Al denominarlas endémicas, significa que sólo se encuentran en esta pequeña región del planeta. Prefieren las aguas cálidas y poco profundas, y siempre están cerca de la costa, entre 11 y 25 kms.
Al ser una especie tan exótica, no se sabía de su existencia hasta la mitad del siglo XX, cuando se encontraron 3 cráneos de vaquita marina en San Felipe, Baja California. Sin embargo, fue hasta 1958 cuando biólogos mexicanos encontraron especímenes vivos y pasó a ser una especie reconocida como endémica de Baja California.
Otros nombres populares con los que se conoce a la vaquita marina son:
- Cochito
- Marsopa Vaquita
- Vaquita
- Marsopa del Golfo de California
Como ya se mencionó la vaquita marina es la más pequeña de las marsopas y de todos los cetáceos, es robusta, sus aletas son proporcionalmente más largas y cóncavas (parte anterior) y su aleta dorsal es alta, triangular y ligeramente falcada. Mide 150 cms. de largo y pesa hasta 50 kgs. Su cabeza es redonda y su hocico corto, su lomo es gris oscuro, los costados gris claro y el vientre blanco. Sus características más llamativas son las manchas negras alrededor de los ojos y labios que forman una línea delgada desde la boca hasta las aletas pectorales.
Estos animales son más bien solitarios, ya que en general viajan en grupos de 2 o 3 individuos. A diferencia de los delfines, no se acercan a los barcos ni saltan en el aire. Utilizan la ecolocación para buscar alimento e identificar depredadores. Viven alrededor de 20 años.
Su alimentación se basa principalmente en calamares y pequeños peces. Se han identificado 20 especies como: curvinita (Isopisthus altipinnis), el pez sapo (Porichthys mimeticus), el pez roncacho (Orthopristis reddingi), la anchoa (Anchoa nasus) y la corvineta (Bairdiella icistia), calamares (Lolliguncula panamensis y Loliopsis diomediae) y camarones, los cuales son abundantes en el Alto Golfo de California.
La especie tiene una madurez sexual a los seis años, apareándose entre abril y junio, cada dos años o más. La fecundidad es relativamente baja ya que tienen ciclos reproductivos estacionales, con una gestación de 10 a 11 meses; y nacimientos entre finales de febrero y principios de abril, dando a luz una sola cría. La lactancia tiene una duración de 8 a 10 meses. Durante toda su vida, se calcula que una hembra podría tener entre 5 y 7 crías, esta baja tasa reproductiva es uno de los factores que se están tomando en cuenta para proponer las acciones de conservación.
La vaquita marina es extremadamente difícil de estudiar, aun en las mejores condiciones ambientales se dificulta su detección; esto obedece a varias razones, entre ellas: la talla pequeña del animal, su comportamiento discreto al salir a la superficie a respirar, sus tiempos de inmersión relativamente largos, y la turbidez del agua de la zona en la que habita.
Este carismático y tímido animal se encuentra en severo peligro de extinción. Su población ha disminuido de una manera alarmante y preocupante. En 1997 se estimaron alrededor de 570 individuos; en 2015, menos de 60, y en 2016 sólo 30. Los científicos estiman que quedan menos de 20 vaquitas en 2022. La principal amenaza es la pesca del pez totoaba, el cual se vende en el mercado asiático por supuestas propiedades medicinales. Durante la pesca del totoaba, la vaquita queda enredada en las redes, lo cual le ocasiona la muerte. Otras causas son la contaminación y las alteraciones en la calidad del agua debido al represamiento del Río Colorado. Esto significa que se ha reducido el caudal de agua dulce hacia el mar, con lo que disminuyen los peces y calamares de los que se alimenta la vaquita.
Hay que proteger a todos los seres vivos con los que compartimos este planeta (hasta el momento, el único conocido con vida), merecen ser tratados con respeto; merecen vivir. Si esto no es razón suficiente para su protección, se pueden mencionar motivos más utilitarios. Al ser un depredador tope, su presencia en el ecosistema regula muchos procesos y ciclos que se verán alterados en su ausencia. Esto ya se ha observado en otros ecosistemas que han perdido a sus especies clave. En el caso que nos ocupa, es probable que las pesquerías se vean afectadas, con lo que se esperarían fuertes afectaciones económicas.
La vaquita marina está considerada en Peligro de Extinción (P), al encontrarse en la lista de especies en categoría de riesgo de la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT- 2010. Asimismo, está incluida en el Apéndice I de la Convención sobre Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora (CITES), por lo cual el movimiento transfronterizo solo se permite para fines de investigación científica. En 1992 se creó el Comité Técnico para la Preservación de la Vaquita y la Totoaba (CTPVT), que logró conjuntar esfuerzos para la conservación por parte de organismos gubernamentales, centros de investigación, de educación superior y de organizaciones no gubernamentales; en marzo de 1993, este Comité elaboró la propuesta que sirvió de base para establecer la Reserva de la Biosfera Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado, mediante el Decreto Presidencial el 10 de junio de 1993. En 1997 se creó el Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita Marina (CIRVA), integrado por reconocidos investigadores de Europa, Canadá, Estados Unidos y México.
Sin duda, es un problema de toda la nación conservar a éste único cetáceo endémico de México. Se lo debemos a nuestros hijos y nuestros nietos. Al salvar a la vaquita, nos estamos salvando todos, porque estaremos transitando hacia una pesca responsable que sea compatible con la conservación. Además, estaremos mejorando la calidad del ambiente, lo cual es beneficioso para todos. Alcemos la voz para que entre todos salvemos a la vaquita marina.
Fuente: Inecol. https://www.gob.mx/profepa
Dra. Carmen Báez Ruiz.
drabaez1@hotmail.es