Teatro Yucateco
XXXVI
Fernando Muñoz Castillo
El palacio rojo
Premio Nacional de Dramaturgia Jomar Arte y Literatura 1985
Personajes: EDGAR
MARIO
MARQUESA
MARÍA
ÉL
ELLA
CUATRO POLICÍAS
TENCHA
LUPE
NATI
TRES SARDOS VESTIDOS DE CIVILES
LENCHO BORRACHO
CHAVO 1
CHAVO 2
CHAVO 3
SEÑORA
NIÑO
BANDA DE CUATRO MENORES
BENJAMÍN
FAYO
VESTIDA DE HOT PANTS DE LAME Y PAÑOLETA LARGA DE COLOR AGUA MARINA
NORTEÑO
ANCIANA
CANTINERO
VESTIDAS, ANCIANAS Y CHAVOS…
El telón de boca representa la fachada de una casa estilo neoclásico, con un letrero que dice: Sala de fiestas «Santa Cecilia». Personas compran boletos en la taquilla improvisada y entran. Las llamadas serán tres canciones: Lágrimas negras, La boa y Cumbia sampuesana.
Al levantarse el telón, se ve un jardín interior convertido en terraza, con dos salidas hacia arriba, marcadas por dos columnas. Alrededor de la terraza, en los pasillos, pegadas a las paredes, mesas de metal y sillas de tijera.
Sonido de calle. MARIO y EDGAR entran por la sala.
MARIO: Te he mostrado casi toda la ciudad, pero para conocerla mejor, faltaba este lugar . Vas a ver qué lugar más loco.
EDGAR: Ojalá, porque la verdad es que, mira, los amigos que me presentaste no me cayeron mal, pero cómo te diré, son muy locas y de clóset, ¿no?
MARIO: Algo. Es el síntoma natural de toda provincia, aunque…
EDGAR: Son como muy de roles de los cincuenta, locas y chichifos y, como que ahora no funciona, vaya, tú me entiendes ¿no?, comprendo que el medio es más pequeño y como que hay que cuidarse por el qué dirán, aunque lo que he visto es que aquí el que no jala arrastra mano… (Ríen)
MARIO: Este lugarejo va más allá del Lilí.
EDGAR: Uta, fantástico lugar el Lilí, ¿te acuerdas?
MARIO: Por supuesto, pero lo que te dije, va un poco más allá, claro, sin llegar a ser el Pompeya, ese tugurio estaba fuera del mundo, no cabe duda…
EDGAR: Y… ¿no hay pedo? está bastante céntrico el lugarcito, ¿eh?
MARIO: Hasta ahorita no, pero con los militares en el poder yo creo que…
EDGAR: Que puede ser un salón Kity ¿no?
MARIO: No es para tanto.
EDGAR: Pues si está gobernando un general, todo puede suceder. (Prenden un cigarrillo, suben a escenario, pagan y entran. Telón sube. Música: Caballo negro. Parejas bailan Ellos salen por la izquierda, entran de nuevo con sendas cervezas, observan y son observados con desdén y apatía por el personal.)
EDGAR: ¿No te parece muy iluminado el lugar?
MARIO: Sí, pero esto lo vuelve más inquietante.
EDGAR: Pues te diré. (Ríe sacado de onda momentáneamente.)
MARIO: Estamos en un lugar donde no hay que bajar la intensidad de la luz para ser y hacer lo que se te hinchen los huevos, aquí es el puro bailoteo y con un personal más auténtico, menos trasnochado al estilo capitalino.
EDGAR: Y sin pedos ¿no?
MARIO: El habitual, de vez en cuando una bronca, ya sabes, uno que otro botellazo, una silla, llega la «tira» y se lleva a dos que tres, y el reventón sigue en su apogeo… ¡El reventón completo! El eterno carnaval. La siempre fiesta.
EDGAR: Eso está mejor.
MARIO: Ya habíamos hablado de que el sentimiento de culpa es general. Para que una fiesta sea íntima hay que apagar la luz, trátese de la fiesta que sea, buga o gay. ¿Te conté que estuve con el chavito de las nalgas bonitas?
EDGAR: No.
MARIO: Sabes qué fue lo que me gustó, que besa y coge con los ojos abiertos, además no le intimidó que estuviera la luz prendida. No te parece excitante estar con otro ser que no le tiene miedo al sexo, sino que lo goza y está consciente de su momento y sin pronunciar las palabras de todas las putas: te amo, mi amor… (Ríe). EDGAR: Por supuesto que es más excitante que te digan… con cuidado, muévete más, así, así… (Ríen abiertamente.)
MARIO: Salud.
EDGAR:Chin chin. (Interrumpe la MARQUESA)
MARQUESA: ¡Hola! Soy la Marquesa. (Extiende la mano imitando a una marquesa con pose corporal de diva, estrella fatal y sexual.)
LOS DOS: ¡Qué tal!
MARQUESA: Les invito a una cerveza. ¿Qué dicen, aceptan o son fruncidos del pirish? (Se acomoda el shortito de mezclilla con estoperoles.)
EDGAR: ¿Qué es pirish?
MARIO: Culo.
MARQUESA: (Ríe.) No me han contestado, ¿les comió la lengua el gato?
EDGAR: Claro que aceptamos, Marquesa.
MARQUESA: Qué buena onda, los creí más burgueses.
EDGAR: ¿Y eso?
MARQUESA: No te hagas pendejo, ustedes no se ven como todo el personal, son diferentes, yo a ti (A MARIO) te conozco mosco, ahora a ti (A EDGAR) nunca te había visto, ¿no eres de aquí verdad? (Se lleva un cigarro a los labios en espera de fuego.)
EDGAR: No.
MARQUESA: ¿De dónde?
EDGAR: Del D. F. (Le da fuego)
MARQUESA: Con razón, por eso no tienes miedo de quemarte. ¿Y tú? (Expele el humo en el rostro de MARIO.)
MARIO: Yo, no… ¿por qué? (Esquiva el humo.)
MARQUESA: (Titubea, se siente intimidada.) No sé, pues, porque como que no vienen aquí. Además, tú sabes por qué, no te hagas pendejo. Y qué, ¿me aceptan la cerveza o no?
MARIO: Ya te dijimos que sí Marquesa, cómo vamos a rechazar la invitación de una mujer tan bella como tú.
MARQUESA: No quieras tomarme el pelo, soy más larga que tú.
MARIO: ¿Por qué habría de hacerlo? Digo lo que siento.
MARQUESA: No te conozco.
MARIO: (Irónico.) Porque no quieres.
MARQUESA: (Audaz) Bueno, yo sí quiero, pero….
MARIO: Pues no te quedes con las ganas. (Le acaricia las nalgas.)
MARQUESA: No tan aprisa niño. (Le palmotea pueril la mano.)
MARIO: Perdón. (Inhibido por su atrevimiento)
MARQUESA: ¿Vamos?
Mutis, Música: Pachuco bailarín. Aparece por la derecha una vestida de hotpants en lamé. Lleva una pañoleta larga en color aguamarina, está a medios chiles: un padrote le acaricia las nalgas, ella se regresa y apretándole los huevos, lo jala hacia la pista baile. Ellos entran nuevamente y se sientan en una mesa. MARÍA pasa, se oscurece la luz de la pista
MARÍA: Hola Marquesa, ¿no presentas a tus nuevos amigos?
MARQUESA: María, Edgar y Mario.
MARÍA: Mucho gusto.
MARIO: Qué tal.
EDGAR: Hola. ¿Por qué no te sientas?
MARIO: ¿Quieres una cerveza?
MARÍA: Gracias. (Sentándose) No puedo…
MARQUESA: Está malita, le pegaron la gonorrea, le están inyectando penecelina MARÍA: (Indignada muy cinematográficamente.) Ay chula, qué descarada eres, qué van decir estos jóvenes. Ni me conocen y ya saben mis intimidades. (Trans.) ¿Son pareja?
LOS DOS: ¡No!
EDGAR: ¿Por qué lo preguntas? (Jugando a no darse cuenta del juego de novelita semanal)
MARÍA: Porque a los chavos como ustedes no les gustan las maricas que se visten de mujer. ¡Chispas!, a lo mejor ni son de ambiente. Perdónenme, pero las locas somos muy insolentes, por eso a veces nos rompen la madre, por aventadas. (Ríe.)
MARIO: Somos de ambiente, no somos amantes, pero sí muy buenos amigos.
MARQUESA: Qué bueno, así puedo meter mano y nadie se molesta.
MARÍA: Cuidado porque a lo mejor te pica el gusano ¡jotita!
MARQUESA: Que me pique, que me pique. (Ríen.)
Sube el volumen de la música, una viejita hace un solo a la mitad de la pista, lleva en la cabeza una botella de cerveza. Un chavito se acerca por atrás y se le restriega. Ella se quita la botella y con los brazos alzados se unta burlonamente. Las criaditas ríen y corren apretujándose, zigzagueando para eludir las manos de los soldados que ostensiblemente quieren tocarlas. De una mesa lateral se oye el siguiente diálogo. Clímax de telenovela En su morbosidad está la reivindicación.
ÉL: ¡Ya te dije que no, con un carajo!
ELLA: Pero, entiende.
ÉL: Qué quieres que entienda. Lo único que sé, es que: Yo soy tu macho, ¿no?
ELLA: Sí.
ÉL: Entonces, ¿tienes que estar cogiendo como puta?
ELLA: …Pero me pagó, mira. (Enseña unos billetes que saca del brassier.)
ÉL: Me vale una puta madre, mira hijueputa, yo trabajo, yo te mantengo, me caga la madre que cojas por dinero o nó, que cojas con cualquiera, ¿entiendes?, te doy todo lo que quieres, entonces ¿cuál es el rollo?
ELLA: Pero no te pongas así, él insistió, me ofreció unos billetes y…
ÉL: Me vale una puta madre, no entiendes, no te das cuenta de que estoy hasta el culo por ti, ¿no te gusta que te la meta?
ELLA: Si. pero yo… es que… tú no entiendes, los hombres nunca entienden nada, son unos pendejos…
ÉL: Es cierto, somos unos pendejos por andar tras las nalgas de locas como tú, te encanta la miarda. Si eso es lo que te gusta, que te traten como lo que eres, una loca jodida y buscona, coño, ya sé qué es lo que te gusta pelaná, que te rompan la madre, eso, te voy a romper toda la putísima madre hija de la chingada.
ELLA: ¡No, aquí no, espera que lleguemos a la casa, aquí no!
ÉL: Aquí, para que todos se enteren que eres una miarda, una reverenda miarda cancalás. (La alza de los hombros, la empuja y comienza a soltarle puñetazos. ELLA cae al suelo, ÉL la patea. El personal se desquicia. Los policías toman parte en el asunto. Golpean al sujeto. ELLA se mete a darles de taconazos. La golpean también. El personal se alborota y abuchea a la autoridad. El barullo termina cuando llegan más polis y entre chiflidos y uno que otro botellazo a la deriva, se llevan a la pareja. La música suena más fuerte: Bandolera.)
MARQUESA: (Fúrica). Más publicidad para nosotros los mujercitos en Alarma. Me lleva la triste canción.
EDGAR: ¡Qué gruesos!
MARÍA: (Alterada) Él tiene razón, ¡ella es muy puta! Es su mujer, él la mantiene y ella mete a Juan de los Palotes para que la culeen como perra. Hombres así ya no hay, ya no existen y cuando aparece uno, miren lo que sucede, está bien que se la haya puesto como saramuyo.
MARIO: Pero….
MARQUESA: El negro es muy buena onda, además le gusta que ella esté siempre de mujer, la lleva al cine, a las cantinas, a todos lados.
EDGAR: (Rompiendo la tensión.) ¿A qué cantinas?
MARÍA: (Coqueta.) Eres curioso, pero te lo voy a decir, el Campeche, el Jolibud, la Chácara, no las conoces, están en los barrios….
EDGAR: Huy, yo quiero ir maestro, yo quiero ir…
MARQUESA: No se aceptan mirones que no cojan. Aunque van dos que tres, que chance y a ustedes les gustan…
MARIO: Ya la hicimos Edgar.
MARÍA: Les acepto la cerveza, total, de algo se tiene que morir una, ¿no creen? (Ríen, se levantan y salen. Luz a pista, música: El caballo y la montura. Baile de parejas. Luz general. MARÍA sentada en la mesa fuma. Entra la MARQUESA.)
MARQUESA: ¿Y mis amigos?
MARÍA: Estaban en la terraza bailando con dos cuates.
MARQUESA: Qué rápido son, mira, ellos chancleteando a gusto y tú y yo, las más bonitas de este lugar, aquí como bobas. Me caen bien, son jaladores, no se les hace cuscús como a los demás chavos. Además, mira. (Hace señas con las manos.) Se me imagina que la tienen así y así…
MARÍA: ¿Los conoces?
MARQUESA: A uno de ellos lo he visto, a veces va al café, me ha tocado servirle. MARÍA: ¿Y no te reconoció?
MARQUESA: No. Creo que esas veces ni se fijó en mí. Además, en su mesa siempre están hablando muy emocionados.
MARÍA: ¿Y todos son de ambiente?, porque en el café donde trabajas, putita, van muchos que les encanta, como ahí pescan extranjeros, pues…
MARQUESA: No, no son de ambiente. ¿Te acuerdas la vez que vinieron un grupo de periodistas y fotógrafos y que se portaron bien buena onda?
MARÍA: Claro que me requete acuerdo, fue cuando me nombraron aquí en el Red Palace, Señorita Fragancia; después me trajeron las fotos que me sacaron. MARQUESA: Pues con algunos de ellos.
MARÍA: Entonces este chavito…
MARQUESA: Es buena onda, ya lo viste, bien tranquilo, pero a todo dar, como que jala parejo y su cuate está rebueno, chata.
MARÍA: No sé por qué, pero a mí se me hace que son pareja.
MARQUESA: No lo creo, al otro chavo nunca lo había visto, no es de aquí, está de paseo.
MARÍA: Con mayor razón, se lo ligó en la plaza grande…
MARQUESA: No jorobes, no, como que se conocen de hace mucho.
MARÍA: Ay tú, y por qué vinieron al Palacio, a ver…
MARQUESA: Pues, ¿a qué vienes tú?
MARÍA: Es distinto.
MARQUESA: No, tú al igual que yo, vienes a divertirte ¿no? Son gruesos, tranquilos pero gruesos, están conociendo.
MARÍA: Ay sí, mira tú, la Sasha me dijo que a Mario lo vio hace tiempo por aquí, aunque es raro que ese tipo de chavos se deje caer por este tipo de lugares, pero… (Entran MARIO y EDGAR)
MARIO: ¿Bailamos?
MARQUESA: Sí, me gusta como bailas.
EDGAR: ¿Quieres bailar?
MARÍA: No me lo pides dos veces. Vamos. (Bailan. Música: Qué gusto de volverte a ver de Rigo Tovar.)
Fernando Muñoz Castillo
Continuará la próxima semana…