Grandes Dibujantes
Frank Frazetta es uno de los artistas cuya influencia ha sido tan grande que continúa impactando en nuevas generaciones. Ha sido uno de los grandes maestros que mayor anhelo despertaron en mí para abrazar el dibujo. En mis años mozos poco sabía sobre su vida, salvo que era norteamericano y que era un virtuoso del trazo. Lo conocí por sus dibujos de Conan el Bárbaro, uno de mis personajes favoritos de quien conservo una fabulosa colección de cómics.
Conforme fui creciendo, pude conocer con detalle la vida y obra del buen Frank. Por ejemplo, que era un hijo de Brooklyn llegado al mundo en 1928. Que fue un niño sumamente inquieto que desde los dos años de edad empuñó su primer lápiz para crear arte. Fue siempre un dibujante compulsivo, de esos que utilizaban todo el papel disponible para trazar, llegando al grado de hacerlo sobre papel higiénico cuando no había de otra. Su gran mentora fue su abuela, quien lo incentivaba a seguir dibujando, a mejorar, obsequiándole centavos de vez en cuando para motivarlo.
En la escuela, sus profesores quedaron sorprendidos ante la calidad de los dibujos que inundaban sus libretas, aunque muchos de ellos resultaban bastante salvajes para su edad de 8 años. En vez de reprenderlo por dibujar todo el tiempo en vez de prestar atención en las clases, recomendaron a sus padres que le pagaran clases de dibujo. Fue así que decidieron inscribirlo en la Brooklin Academy of Fine Arts, donde estudió por ocho años.
En la última entrevista concedida poco antes de su fallecimiento, Frazetta recordó que sus maestros poco pudieron enseñarle, pues quedaron hipnotizados por lo que hacía, se volvían locos, incluso que su maestro Michael Falanga se limitaba a decirle: “Muy bien, muy bien”, y eso era todo. Quiso llevar a Frank a Europa para que perfeccionara su arte, pero falleció en 1944 y no se pudo concretar el viaje.
Ese mismo año comenzó a dar forma a su sueño de convertirse en dibujante de cómics, empezando como ayudante de un prestigioso artista llamado Bernard Baily, con quien trabajó en su estudio. En 1946 pudo firmar sus primeros esfuerzos como encargado de trazo a lápiz y entintado para dos aventuras en Treasure Comics, y más tarde en Captain Kidd Jr., algo que impresionó a Graham Ingels, figura importante de la industria del cómic que lo contrató para la revista Standard Comics.
A partir de entonces, siendo aún menor de edad, Frank se convierte en un monstruo creativo que abarcaba cualquier género: western, fantasía, misterio, drama histórico, animales, celebridades, romance; ilustró incluso la biografía de Burt Lancaster, la gran estrella de Hollywood. Además ilustró portadas para Buck Rogers, el personaje ancla de Famous Funnies, sin olvidar por un segundo la tira diaria que realizaba junto a Dan Barry de un personaje icónico: Flash Gordon. Como se aprecia, Franzetta se especializó en ciencia ficción y fantasía.
Para 1956, Frank se había casado con Eleanor Lelly con quien tuvo 4 hijos: Frank Jr., Billy, Holly y Heidi. Se retiró algún tiempo para volver en 1965, con 37 años, con una renovada energía que lo llevó a realizar sus mejores obras con Warren Publishing, donde desplegó su talento con un trazo dinámico, versátil e inagotable. Lustró afiches de cine, comenzó a acaparar premios y recibir invitaciones para montar exposiciones de galerías en una época en la que el cómic era considerado un arte menor.
Para la posteridad quedan decenas de dibujos y pinturas, entre los que destacan la serie de Conan el Bárbaro, King Kong, Tryrannosaurus Rex, El Demonio de la Cueva, el Ogro del Pantano, Vampirella, la caricatura de Ringo Starr para la revista MAD. De hecho, desde 2013, esa colección, guiada por Holly, la hija menor del ese artista, viaja por todo Estados Unidos. Por cierto, si quieres adquirir productos con diseños del maestro, te recomiendo visitar la Frazetta Girls Company, su tienda web.
RICARDO PAT