Mascotas
El Síndrome del perro nadador, también conocido como síndrome del cachorro plano, o hipoplasia miofibrilar, ocurre en cachorros muy jóvenes y es un problema neurológico que causa la reducción, o incluso la pérdida, de los movimientos de las extremidades posteriores y/o anteriores, siendo más común que afecte a ambas patas traseras. El pronóstico para la recuperación es más reservado cuando afecta a las cuatro extremidades.
Sabemos que un perro tiene este síndrome porque es incapaz de mantener la cabeza en alto, su pecho presenta una forma plana, sus extremidades están rígidas, y además no mantiene el equilibrio de pie o sentado. Igualmente, su postura corporal se encuentra completamente pegada al suelo y con las patas abiertas, como si estuviera nadando a braza (como una rana).
Se manifiesta antes del primer mes de vida, cuando los cachorros comienzan a dar sus primeros pasos, alrededor de la segunda o tercera semana de vida. Puede afectar a cualquier género o raza, pero se cree que existe una predisposición en razas de tamaño pequeño y patas cortas, como el basset hound, bulldog inglés y francés, cocker spaniel o yorkshire terrier.
Se piensa que la cría desproporcionada de cachorros y el cruce entre padres e hijos son los principales causantes de este síndrome. Sin embargo, no está al 100 por ciento demostrado. Las causas pueden variar, pero generalmente se asocia a un defecto de nacimiento hereditario (que se transmite de padres a hijos), ambiental (después del nacimiento hay una falta de estímulos para caminar o un suelo resbaladizo), nutricional (los déficits nutricionales también pueden conducir a este síndrome).
Entre los síntomas que podemos encontrar están los siguientes:
- Deambulación y ataxia (falta de coordinación de los movimientos).
- Incapacidad para ponerse de pie.
- Hiperextensión de las extremidades.
- Decúbito esternal (con el esternón y abdomen contra el suelo).
- Locomoción similar al acto de nadar.
- Heridas por arrastrar las patas.
- Estreñimiento.
- Disnea (dificultad para respirar).
- Pérdida de peso (generalmente son los animales más débiles en la camada, ya que no pueden alimentarse).
Como parte del tratamiento se sugiere lo siguiente:
- La fisioterapia es el tratamiento de elección y, en general, si se inicia lo antes posible, en la tercera o cuarta semana de vida, el animal no tiene secuelas y se recupera por completo. Se recomienda la fisioterapia diaria con sesiones de 15 minutos, varias veces al día, para aumentar el tono muscular y la fuerza, además de estimular la coordinación motora. La natación también se recomienda como fisioterapia.
- Usar una superficie rugosa de cama para que el cachorrito no resbale y así pueda fortalecer sus patas para ir poniéndose en pie poco a poco. Como no se puede poner en pie, se orinará y defecará manchándose, así que procurar limpiarlo a menudo para que no tenga escoceduras por falta de limpieza hasta que se empiece a mejorar y se mantenga en pie.
- Masajear al cachorro por todo el cuerpo y hacer flexiones-extensiones de todas sus extremidades con mucho cuidado. Así se activa la circulación y se tonifican los músculos de forma pasiva.
- Mantener al cachorro en su peso ideal o ligeramente delgado para favorecer que se tenga en pie.
- Colocarlo en posición natural con las piernas juntas y en pie, y provocar que camine. Nos puede ayudar sujetarlo con una especie de arnés para tener la otra mano libre y colocar bien las patas.
- En la mayoría de los casos, a los cachorros se les ponen vendas de yeso para que consigan una mayor estabilidad a la hora de caminar.
Lo más importante es llevarlo con tu Veterinario de confianza para una detección y tratamiento oportuno. El pronóstico de vida de estas mascotas es alto y se recuperan en un 90 por ciento de los casos, por lo que no deberás preocuparte si tu peludo presenta este trastorno. Algunas personas prefieren abandonarlos debido al miedo o la desinformación. Si te ocurre, no lo hagas. Se necesitará paciencia, trabajo duro ¡y mucho amor!
Dra. Carmen Báez Ruiz
drabaez1@hotmail.es