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Get Back viene siendo el sueño anhelado de cualquier amante de Los Beatles, del rock, o de la buena música en general, al introducirnos al universo de los Cuatro Fabulosos en plena tarea de composición de un álbum que originalmente llevaría precisamente ese título.
El riesgo de revelar la historia es mínimo porque ya casi todos han visto la película Let It Be, de 1979, dirigida por Michael Lindsay-Hogg, quien grabó 96 horas para seleccionar los 80 minutos que ka componen; de todo ese material Peter Jackson ha tomado metraje. Let It Be presenta el inicio del rompimiento de los Beatles; en Get Back nos enteramos que en realidad ellos querían componer nuevos termas para grabar un disco que presentarían en vivo, aunque no sabían con certeza donde. Las sesiones de Get Back iniciaron a principios de 1969 y culminaron a finales del mismo año con el título de Let it Be, un disco que al final no se llevó a cabo como estaba originalmente planeado.
Es importante destacar la monumental tarea de restauración efectuada por el equipo encabezado por Peter Jackson, mejorando la calidad de imagen y digitalizarla, lo que convierte al documental en una pieza formidable, un paseo perfecto en todos los aspectos. Casi nos hace sentir que la grabación efectuada en los estudios Twickenham y los Abbey Road se llevó a cabo recientemente.
La elogiada docuserie creada por Peter Jackson es alucinante para todo Beatlemaniatico al adentrarnos por más de seis horas en la intimidad del cuarteto de Liverpool, permitiéndonos admirar la facilidad que tenían para construir joyas musicales. Ese es otro aspecto clave: realmente sorprende la forma en la que armaban las piezas, cada uno aportando ideas, cambiando las letras, agregando arreglos, etcétera. Podemos disfrutar de ‘One After 99’, ‘Don´t Let me Down’, ‘Get Back’, ‘Dig a Pony’, ‘I’ve got a feeling’, ‘For you Blue’, ‘Two of Us’, ‘Let it Be’ y ‘The Long and winding road’, así como de fragmentos o bocetos de ‘Across the Universe”, ‘Maxwell´s Silver Hammer’, ‘¡Oh Darling’, ‘Octopus’s Garden’, y otros temas que no entraron en los discos de los Beatles, aunque sí en los álbumes solistas de los músicos, así como un arsenal de termas clásicos de rock and roll que a ellos les encantaba tocar.
Mi escena favorita es cuando Paul McCartney y John Lennon platican a solas en la cafetería de los estudios Twickenham acerca de la renuncia de George Harrison, la incertidumbre sobre el futuro, las cosas que habían estado hiriendo al grupo, los egos y la disposición que ambos prometen para sacar adelante el proyecto. La llegada de Billy Preston es otro momento emocionante, pues su calidad como pianista queda de manifiesto cuando lo invitan a sumarse al disco, con lo que las canciones adquirieron mayor belleza. Aluciné cuando George Harrison mencionó la posibilidad de integrar a Billy al grupo de manera permanente. ¿Se imaginan lo que eso hubiera significado?
Mi reconexión con John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr fue inmediata. No pude reprimir el antojo de escuchar Let It Be (la versión Naked, que era como originalmente querían), también el Abbey Road, pues muchos de los temas creados en estas sesiones terminaron formando parte de ese disco.
Daría mi brazo izquierdo (bueno, exagero) por ver algo similar, pero de las sesiones para el Abbey Road, efectuadas en el verano de 1969, pues fue el último donde desparramaron sus respectivos talentos, trabajando en equipo, algo que nos queda más claro tras disfrutar Get Back.
RICARDO PAT
