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El Covid profundiza la crisis de desempleo

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En México, millones de personas trabajadoras se tuvieron que quedar en sus casas, en teletrabajo, o bien tuvieron que afrontar consecuencias de la crisis como bajas de sueldo o despidos desde finales de marzo de 2020, cuando se estableció la emergencia sanitaria por la epidemia de Covid-19.

Estadísticas de la Organización Mundial del Trabajo señalan que las consecuencias de la crisis se sintieron sobre todo a partir del mes de abril, y el shock sobre la actividad económica mexicana afectó un mercado laboral ya debilitado por brechas en materia de acceso y calidad del empleo.

En los primeros meses de la pandemia se observó una salida masiva de personas de la fuerza laboral y la pérdida de millones de empleos formales e informales. La tasa de desempleo subió a 5.5% en junio de 2020, subiendo a más de 10% en 2021, cuando el total de empleos en riesgo alto de verse afectado por la pandemia rebasó los 24 millones, lo que representa el 44% del empleo total en México.

En este inicio de 2022, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), 4.1 millones de personas se encuentran en búsqueda activa de oportunidades laborales, lo que representa 642,334 más de los que había antes de la pandemia, ya que en casi dos años el mercado de trabajo estuvo en un proceso de recuperación y, aunque ya se tiene el mismo nivel de ocupación que se reportaba previo al impacto de la pandemia, no se crearon los empleos suficientes para satisfacer el crecimiento de la Población Económicamente Activa.

En nuestro país, algunos grupos poblacionales son más vulnerables ante los efectos de la crisis sanitaria y económica ya que, si bien se han tomado algunas medidas para contener el impacto de la pandemia en el mercado laboral, la crisis que se experimenta tiene consecuencias y efectos sin precedentes. Durante el período de recuperación tras el impacto inicial de la pandemia la población en edad de trabajar ha seguido creciendo, pero el mercado laboral no ha generado oportunidades para ellas.

Los niveles de desempleo en México se mantendrán por encima de los niveles anteriores al Covid-19 hasta al menos 2023 debido a la incertidumbre sobre el curso y la duración de la pandemia.

Especialistas señalan que, en el contexto actual, los movimientos en la tasa de desocupación se deben a que las personas que pierden su trabajo se quedan en búsqueda de un nuevo puesto o bien pasan a la inactividad. Ahora el flujo es al revés: del grupo de empleados salen personas que van al desempleo o hacia la inactividad y, por lo tanto, el nivel de desocupación aumenta. En México, la inactividad abarca a 7.5 millones de personas, 1.6 millones más de las que se encontraban antes de la pandemia en esta condición.

Muchos que fuimos despedidos sin liquidación (en diciembre de 2021 las demandas laborales se incrementaron 22% más que en 2020) enfrentamos un entorno adverso para incorporarnos a una actividad laboral. Trabajos especializados como el periodismo están en picada y, para mayores de 50 años, la problemática se agudiza, pues en empleos más generales la demanda es enorme y siempre se elige a menores de 40. No dudo que esto tenga relación directa con la ola de divorcios y separaciones que se viven actualmente; como dice ese chocante refrán: ‘Cuando no hay dinero, el amor sale por la ventana.’

Pese al siniestro panorama, quienes asumimos nuestras responsabilidades con la familia tenemos que seguir tocando puertas, con la esperanza de que alguna de ellas se abra para darnos un respiro en este turbulento mar de desesperación creado por la contingencia sanitaria, sin olvidar lo que decía Colin Powell: “Un sueño no se hace realidad por arte de magia; necesita sudor, determinación y trabajo duro.”

RICARDO PAT

riczeppelin@gmail.com

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