Atisbando en la Memoria
Charlas de Café
ALFONSO HIRAM GARCÍA ACOSTA
Evocar “Charlas de Café” es recordar a sus fundadores, a su presidente vitalicio y a los mecenas de la agrupación: el Dr. Alfredo González Tamayo, a Rafael de Pau Canto y Beatriz Heredia Morales. a la maestra Effy Luz Vázquez López, al químico Arturo Márquez, y el que escribe.
Nuestra primera sede fue el restaurante “El Patio Español” de Francisco López, que nos cedió su establecimiento situado en el “Gran Hotel” en el parque “Hidalgo” en el centro del casco histórico de la ciudad de Mérida. Le pedimos que no moviera sus mesas y nos pusiera un presídium para tres personas; nos encontramos con las mesas ya dispuestas para el desayuno del día siguiente, con un plato, cubiertos y una taza para café. El Dr González Tamayo le dijo: «No los quites, te pagaré el servicio de café y que compren galletas para los asistentes.»
En esa primera reunión la agrupación no tenía nombre y el conversatorio sobre temática maya la dio el antropólogo William Brito Sansores. Fue un éxito al contar con la asistencia de más de setenta invitados. El Dr. González entonces decidió que se llamara “Charlas de Café”, siendo su lema: “Por la amistad y la cultura”.
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“Charlas de Café” inició con dos ciclos de conferencias, Primavera y Otoño, con 10 expositores por ciclo; durante los ocho primeros años. Fuimos ajustándonos en diferentes locales pues nunca contamos con un local propio: primero el “Patio Español”, en el Gran Hotel, posteriormente nos trasladamos al corredor, jardín y alberca del Hotel Mérida; de ahí pasamos al salón Nicté Ha del Hotel Holiday Inn; luego al Salón de Industriales del Hotel Fiesta Americana y nuestras reuniones no oficiales en el restaurante “Sanborns” del mismo hotel.
Debo aclarar que todas estas empresas que nos dieron cobijo, por la amistad del Dr. González Tamayo, nunca nos cobraron. En cuanto a los gastos que teníamos por programas de mano, algunos nos los imprimía el Diario del Sureste o Editorial Maldonado, como contribución a la difusión de la cultura en nuestra ciudad de Mérida.
Luego vino la necesidad de conseguir nuevo sitio. Me permití consultarlo con el Instituto de Cultura de Yucatán: hablé con su coordinador general de eventos (creo que ese era el cargo), le presenté nuestro programa de trabajo en la Cultura y las Artes bajo nuestro lema de “Amistad y Cultura”, y entonces pusieron a nuestra disposición todos los viernes, de las 20 horas a a las 22.30, la “Sala de Arte, del Teatro “Mérida”, con aforo de 94 butacas, que fue nuestro promedio semanal de asistencia.
Después de cinco meses de trabajo en nuestra nueva casa, el Dr. González, en una reunión de petite comité, me designó presidente ejecutivo. Indiqué que aceptaba si él quedaba como presidente vitalicio. Al año dejó de asistir, por su dificultad de subir las escaleras a la Sala de Arte. Los programas anuales se los entregaba al C. P. Luis Alvarado Alonzo y al director del Instituto, Dr. Raúl Vela Sosa. Fueron otros seis años más de trabajo continuo, hermanados al Instituto y posteriormente a la Secretaría de Cultura y las Artes de Yucatán, cubriendo más de sesenta conferencias y actuaciones anuales en Mérida y algunos municipios de Yucatán, cubriendo un programa de más de uno por semana al año.
Desde aquí agradezco a estas instituciones de gobierno encargadas de la Cultura y las Artes. No solo nos cedieron sus locales como la Sala de Arte, que usábamos el 80 % de las veces, pues cuando el evento era de mayor rango nos cambiaban a la sala cinematográfica “Manuel Barbachano Ponce” con aforo de 240 butacas; incluso, si el evento era mayor a las mil personas, nos facilitaban el teatro “Mérida”, ahora Armando Manzanero, y el teatro “Daniel Ayala”, llegando en una ocasión a prestarnos el teatro símbolo de nuestra ciudad: el “José Peón Contreras”.
Teníamos sonido, iluminación, utilería y servicio de edecanes. Nosotros poníamos dos cafeteras y galletas para que el público invitado nos acompañara con una taza de aromático café francés de “Cafico”, además de proporcionarles los programas de mano de acuerdo al evento, anuncio semanal por los medios periodísticos y una conferencia radial de media hora que grababa en las instalaciones de la propia Secretaría de Cultura.
Gracias a todos ellos y a su colectivo de trabajo profesional.
De acuerdo a la importancia del evento se grababa, como constancia, siendo ejemplos “Acuarela Do Brasil” en el Daniel Ayala, Voces sin Fronteras en la Sala Manuel Barbachano Ponce, y la presentación en el Peón Contreras con dos tríos yucatecos y cuatro cubanos en un evento titulado “Cantares de América” en un intercambio cultural de Cuba y México, conducido por el que escribe. Recibimos el primer estandarte bordado con el Escudo de Yucatán del Gobierno de Carlos Loret de Mola, para hermanar a Guantánamo Provincia con Yucatán, y Guantánamo capital con Mérida, para el intercambio cultural y fraterno que aún perdura entre estos dos países hermanados por la música y la historia.
Continuará…