LXXXVIII
EL CICLO DE LA VIDA
Ante la hoja en blanco, el escritor determinó dejarse seducir por la historia.
Cada fragmento de la construcción fue tomando forma. Se acomodaron los diálogos fortuitos entre los amantes; se ordenaron los pasos silenciosos y furtivos del enamorado que escapa; tomó su sitio la atmósfera cargada de sospechas, emociones contradictorias e incertidumbres y, bajo las buganvilias, los aromas humeantes de una añeja pasión se disipaban.
La pluma se deslizaba ágil como la ráfaga violenta de un huracán.
Pero en el secreto más íntimo de su torturado corazón, el autor dejaba de existir de la forma más diáfana: su vida en gotas de tinta que el sediento papel absorbía por completo.
JORGE PACHECO ZAVALA