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X.E.M.Q., “EL ECO DEL COMERCIO”, SE HACE PRESENTE
Sí, como se ve, la Radio en Yucatán crecía real y positivamente. Su crecimiento se debía a la enorme afición e interés que la radiodifusión despertaba entre los hombres de empresa bien intencionados y con un profundo cariño a nuestra Entidad; eran yucatecos de corazón y de acción cuya mística, bien definida, se traducía en una única finalidad: contribuir con capital, experiencia y talento, que lo tenían en grado superlativo, al desarrollo integral del Estado, que por ese entonces contaba con numerosas y florecientes industrias: fábricas de galletas y pastas para sopa, refrescos embotellados, fósforos, tres industrias cigarreras – “Grajales”, “La Nacional” y “La Paz” –, elaboradores de gran prestigio en el ramo de vinos y licores, confeccionadoras de guayaberas, chazarrillas, y otras prendas de vestir, bancos locales, etc.
Como fácilmente puede deducirse, había comercio importante que precisaba de medios para anunciarse y vender sus productos, por lo que la radiodifusión era indispensable para tal objeto en consideración que anunciaba, deleitando al auditorio con buena música.
Uno de los hombres de empresa, muy serio y muy responsable en los negocios, pero muy bonachón, sonriente siempre, fino y educado en su trato con sus semejantes al grado de ser grato y respetado por cuantos con él trataban por su don de gentes y excepcional caballerosidad, era Lázaro Achurra Suárez, a quien siempre admiré y con el que me ligó fraternal amistad.
Miembro distinguido del club de Radioexperimentadores de Yucatán, el señor Achurra Suárez, que poseía una señal de radiotelefonía, estableció contactos muy cercanos con otro profesional en la materia, el también ingeniero Hernán Padrón Mangas a quien tuve el placer de saludar continuamente y a quien por este conducto patentizo una vez más mi sincera admiración y respeto. Hernán fue orgullosamente uno de los pioneros de la radiodifusión yucateca, técnico de gran valía y amigo excepcional.
Pues bien, Lázaro Achurra Suárez, como antes mencionamos profesional en quehaceres radiofónicos seguramente por sus múltiples ocupaciones, ya que era el brazo derecho de su padre, Don Luis Achurra, fabricante y distribuidor de los productos “Pizá”, encargó la parte técnica de una nueva radiodifusora a su amigo, colega y entrañable compañero, Hernán Padrón Mangas quien con su entusiasmo, grandes conocimientos y magnífica disposición, puso de inmediato manos a la obra, secundado por entusiastas colaboradores.
Obtenida de antemano la concesión respectiva por parte de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas (SCOP), el 5 de mayo de 1939, instalada en un local adecuado ex profeso casi al final de la calle 60 Sur, esquina denominada “El Sesgado”, rasga el aire con sus 200 watts de potencia y en su frecuencia autorizada de 1240 kilociclos la nueva radiodifusora comercial con sus siglas X.E.M.Q., bautizada como “El Eco del Comercio Yucateco”.
El local de la nueva X.E.M.Q. fue adaptado en tal forma que tenía su confortable cabina de locutores, la de los operadores de consola, un pequeño estudio y disponía de un amplio Teatro-Estudio que dio cabida a varios concursos de aficionados, lo mismo que a programas con la actuación de nuestros valiosos artistas locales y numerosos invitados de todas las clases sociales.
Al surgir la X.E.M.Q. ya tenía de antemano también un personal seleccionado para participar en sus transmisiones. Los locutores elegidos eran Luis Álvarez Valdez, Manuel W. Llanes, Juan Lugo Castañeda, Federico Monroy Lugo y una nueva adquisición procedente de otra emisora, Bernardino Sosa Guerrero, el gran Belito Sosa, creador de innumerables programas tanto de artistas como de discos, pero siempre interesantes por el gran dinamismo y singular entusiasmo que le ponía el popular Belito quien, a la manera del insigne locutor yucateco Humberto G. Tamayo, creador de los famosos Tamayogramas de los que más adelante hablaremos, producía comerciales rimados como aquel que decía “Sería delicia suma, hacerse pato y nadar, si estuviese hecho el mar, con cerveza Moctezuma”, o bien este otro, cuando anunciaba una casa de pinturas: “No importa que le pinten un violín, si es con pinturas de Cárdenas”; uno más: “El pan de la Panificadora, no se come, se devora”. Belito Sosa presentaba todas las noches un programa llamado “Cabaret Invisible” en el que, teniendo como fondo una grabación de murmullo de gentes, presentaba un verdadero concierto de música de las grandes bandas: Benny Goodman, Tommy Dorsey, Duke Ellington, Artie Shaw, Glenn Miller, etc. actuando según el productor del programa en el cabaret invisible, pero gratamente oíble. Los programas que producía Belito Sosa contaban con la actuación del Trío Tecolotes, Conjunto Habana de Manuel Sánchez, Orquesta de Eleazar Méndez y, en fin, con lo más destacado del mundillo artístico local. Eran programas de calidad.
En la X.E.M.Q. se dio a conocer, la ley lo permitía entonces, un locutor invidente llamado Manuelito Albornoz quien, a falta del sentido de la vista, desarrollaba el de la imaginación, ya que los espacios que anunciaba gozaban de singular aceptación por obvias razones. Manuelito Albornoz abandonó el micrófono cuando las leyes se endurecieron y comenzaron a exigir a los locutores buena dicción, voz aceptable y vasta cultura, aun cuando ese solamente fue un breve tiempecito. Después las aguas volvieron a su nivel anterior y se conservan así hasta la presente fecha, máxime cuando hasta los exámenes para obtener el Certificado de Aptitud para Locutor y de Radio y Televisión fueron suprimidos por la Secretaría de Educación Pública y actualmente no existen ni convocatoria, ni exámenes, ni certificados de aptitud.
Es de mencionarse que el locutor Pedro Monroy Lugo fue muy amigo y después hasta compadre de Pedro Infante Cruz, quien con cierta frecuencia visitaba los estudios de la X.E.M.Q. y participaba solamente haciendo comentarios en un programa llamado “Ahí viene Martín Corona”, igual nombre que la película estelarizada por Infante; en el programa solamente se presentaban canciones románticas y otras interpretaciones del ídolo de Guamúchil.
Juan Lugo Castañeda en la M.Q., con la famosa y escuchada “Hora del Danzón”, con el tiempo llegó a tener un auditorio vastísimo.
Por su parte Manolo W. Llanes, con el tiempo anunciador de box, tenía su programa, taxista al fin, “La Hora del Volante”, en el que anunciaba las refaccionarias que tenían productos automotrices necesarios para el buen funcionamiento de los vehículos de los miembros del Frente Único de Trabajadores del Volante. Era Manolo miembro fundador, me supongo, de la organización modelo que lidera nuestro particular y estimado amigo de antaño, Nerio Torres Ortiz.
En la X.E.M.Q. laboraron como operadores de consola Alfredo y Alejandro Mena Montalvo, Rodolfo López y posiblemente alguno más que lamento no recordar, pero cuya labor, aún desconocida, tiene un valor encomiable pues fueron los precursores de una industria floreciente, por entrega total en su aparentemente fácil, pero delicado trabajo.
Para finalizar, es necesario señalar que la X.E.M.Q. poseía una onda corta: se denominada X.E.Q.M. y operaba en la banda de 49 metros, siendo de alcance internacional. Al surgir la frecuencia modulada y casi desaparecer las ondas cortas – pues a ustedes les consta que los radios actuales solamente tienen amplitud modulada y frecuencia modulada –, las radiodifusoras locales se adaptaron a dichas bandas, dejando de operar las ondas cortas.
La X.E.M.Q. que al principio señalamos nació en la 60 sur, estuvo breve tiempo funcionando en la calle 67 entre 58 y 60, en el local contiguo al de Don Luis Achurra Sucs., reiteramos, productores y distribuidores de los productos “Pizá” que aún hoy son reconocidos y apreciados. Lo que sí aseguro y afirmo, pues fui adorador del Pizá Araña, su calidad desde entonces era de primera y sus fabricantes y distribuidores de primerísima. Palabra.
La X.E.M.Q., señores, con el tiempo pasó a ser propiedad del Sistema Radio Yucatán de las familias Domínguez Zubieta y Domínguez Ávila y, en la actualidad, está constituida en el eslabón local de la Red de Radio Fórmula cuya cabeza es la radiodifusora X.E.R.R.F., antes X.E.D.F., cuyo propietario era Rogelio Azcárraga Vidaurreta, hermano del inolvidable Don Emilio.
Radio-Fórmula a nivel nacional, obviamente incluido Yucatán, según las encuestas de diversas compañías, ocupa, desde hace algún tiempo y nadie la puede bajar de ahí, un indiscutible primer lugar en auditorio, o lo que es lo mismo, la radiodifusora más escuchada de nuestra entidad es X.E.M.Q.
En el siguiente capítulo les trasladaré imaginariamente hasta la primera emisora que nació y vivió, aun cuando por corto tiempo, en la hermosa ciudad y bello puerto de Progreso, donde por fortuna vi la luz primera en mi ya larga existencia.
[Continuará la próxima semana…]
Rubén Eloy Ocampo