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A la memoria de Don Enrique Vidal

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Aída María López Sosa

     Una vez más la vida me confirma que no se debe procrastinar los encuentros porque es posible que nunca sucedan. Hoy que supe de la muerte de don Enrique Vidal (1940-2021), abrí el chat del whatsapp para escuchar el audio que hace menos de dos meses me envió para un encuentro próximo. Escuchar su voz lúcida, viva, me estremeció. Afable, divertido, inquieto, amistoso, excelente conversador lleno de anécdotas que con generosidad compartía a quien se interesara por conocer los detrás bambalinas de sus divas, a quienes dedicó la mayor parte de su vida como periodista del espectáculo. Hoy se fue con sus cuatachas del alma Sara García y Ninón Sevilla; seguramente tendrán mucho que contarse después de tantos años de no verse.

     Su gusto por cine y el espectáculo lo llevó a profesionalizar su oficio periodístico hasta convertirse en un ícono entre las estrellas del cine nacional. Contaba que desde los diez años frecuentó la sala cinematográfica Encanto -ubicada en el parque de Santa Ana-, convirtiéndose en admirador de las artistas afiliadas a la ANDA, a quienes escribía para pedirles sus fotografías y autógrafos. Fue una carta de puño y letra de la actriz Lucy González la que motivó que, siendo aún un adolescente de dieciséis años, editara la revista mensual “Guía Cinematográfica”: cuatro páginas en linotipo con fotografías que había acumulado.

En 1958 creó el concurso “La Reina del Cine Nacional”, elegida a través del voto de los lectores. En 2018 publicó con el mismo nombre su libro, bajo el sello de la Secretaría de Cultura y la SEDECULTA, dedicando un espacio a cada luminaria premiada con el codiciado galardón.

     En el libro cuenta divertidas anécdotas de la vida de las estrellas coronadas: Ana Bertha Lepe, Verónica Castro, Silvia Pinal, Blanca Sánchez, Meche Carreño, Jacqueline Andere, Angélica María, Irma Dorantes, Sara García, Sasha Montenegro, Carmen Salinas, entre otras. El camino no estuvo exento de tropiezos y sinsabores, incluyendo amenazas que supo sortear.

     En 1988, por cuestión de Derechos de Autor, ya que no la registró con antelación, la revista cambió de nombre a “Guía del Espectáculo de México”, vigente hasta la fecha no solo en Mérida, sino a nivel nacional, de la cual se sentía orgulloso por ser la única revista de espectáculos en la República Mexicana con más de 60 años de vida y, como decía complacido, “orgullosamente yucateca”.

     Ana Bertha Lepe (1934-2013) fue la primera reina electa por los lectores, coronada en 1959. Cuenta que esto se debió a que la actriz estuvo en el teatro Fantasio con “Júpiter Travieso”, obra que montó como revista musical y en la cual él participó en un sketch amoroso con ella. A los 19 de edad la trajo a Mérida -después de muchas gestiones- para que recibiera el cetro y la corona. Años antes había sido Señorita México, resultando su presencia todo un acontecimiento en la capital yucateca.

     Por cuestiones económicas, aprovechó que Celia D´Alarcón (1921-1995) -reina de vodevil, como Silvia Cardel- estaba en Mérida haciendo teatro en el STIC para nombrarla Reina del Cine Nacional en 1960.

La odisea que vivió antes, durante y después de la elección de Angélica María, en 1963, quedó para el anecdotario; hubo una sexta coronación en 2020, ahora como “Reina del Espectáculo”.

Durante su estancia en Mérida con “Los monólogos de la vagina”, coronó también a Angélica Vale como Reina del Teatro, presea obtenida por su mamá años atrás.

     Enrique Vidal Herrera en 2005 recibió “La Diosa del Arte” por sus 50 años como periodista, reconocimiento entregado por la Asociación de Críticos y Periodistas de Teatros. El estado  distinguió su trayectoria en 2008 con la “Primera  Medalla al mejor periodista de espectáculos de Yucatán”. Asimismo, en 2014 recibió la “Dama de la Victoria” de la Asociación de Críticos y Cronistas de Teatro por sus 60 años de labor periodística. En Guayaquil, Ecuador, en el marco del Festival de Cine Internacional en 2016, fue premiado por su trayectoria.

     Derivado de la pandemia, realizaba cápsulas en coordinación con la SEDECULTA con el hashtag CulturaEnLínea, bajo el patrocinio de la Secretaría de Cultura; contaba anécdotas de la Época de Oro, de su mejor amiga Sara García y de su segunda mejor amiga Ninón Sevilla, entre los temas que abordaba. A “La abuelita de México” la conoció cuando él apenas tenía 23 años, durante una gira teatral de la estrella en Mérida, amistad que perduró hasta su muerte en 1980 y de quien guarda historias entrañables. En 1968 la nombró Reina del Cine Nacional.

     Enrique Vidal Herrera hasta el día de hoy fue una leyenda viva del espectáculo de la segunda mitad del siglo XX. Enciclopédico en sus vivencias con las estrellas del cine mexicano, nos acercaba a personas de carne y hueso detrás de bastidores, mujeres que llenaron la pantalla grande e hicieron de esa industria, el siglo pasado, la tercera en importancia en traer divisas al país.

     Maestro Enrique, que la luz de las estrellas lo guíe hasta el Olimpo celestial donde sus divas lo esperan para el festín.

 

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