“El Señor Taxista solo piensa en él mismo”
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Mr. Cab Driver, Lenny Kravitz
He aquí la increíble y triste historia de unos pobres taxistas que se enfrentaron a unos voraces usurpadores de su modelo de negocios y que – ¡Oh, tamaña osadía! – decidieron mejorarlo y, al lograrlo, ofrecieron un mejor servicio, a un menor precio, con una mayor eficiencia y, por lo tanto, llegaron a arrebatarles el pan que tan dura y difícilmente llevan a sus bocas, a las de sus líderes, y a las de todas las autoridades que tienen en su nómina.
Comencemos por establecer lo obvio: nosotros – el público, los Clientes – deseamos un servicio de transporte privado que sea bueno, bonito y barato; ellos – los prestadores de ese servicio, los taxistas – se deben a nosotros y, de no ofrecer un buen servicio, se arriesgan a que dejemos de solicitarles el transporte. Las autoridades deben regular únicamente en beneficio ¿de quién? De nosotros, los Clientes; no de los taxistas. ¿Queda claro?
¿Qué tenemos en la realidad en nuestra atribulada capital del estado de Yucatán? Una mafia de taxistas agrupados bajo las siglas FUTV, cobijados por peleles autoridades que les han otorgado “concesiones” sin consultarnos y sin que resultemos beneficiados en el trueque, que pretenden vivir de lo de siempre, y que ahora que un “modelo de negocios foráneo” les está arrebatando la clientela, no solo recurre a la violencia, sino que también recurre a la protección clientelar que siempre le ha otorgado el partido en el poder, exigiendo que se castigue a los “invasores”, agrupados bajo el nombre Uber.
En el mundo en que nuestras autoridades viven, les vale una pura y dos con sal que busquemos siempre aquello que convenga a nuestra economía. Bajo el tema de las “concesiones autorizadas” se escudan para exigirles a aquellos que han conquistado nuestros bolsillos (Uber) que paguen más impuestos, posiblemente apuntando al encarecimiento del servicio que prestan, sin exigirle a los de la FUTV que ellos paguen también puesto que “a misma actividad, mismas prerrogativas y mismas obligaciones.”
La tecnología y la nueva modalidad de servicio han venido a mostrarle a los taxistas de toda la vida cuán lejos se encuentran de los estándares que deseamos que cumplan. ¿Su reacción? El enojo, la violencia y la exigencia de regresar “a lo de toda la vida.”
Es penoso escuchar al secretario de gobierno estatal, que a la vez demuestra sus diminutos tamaños al considerar sus argumentos, ofrecer explicaciones para algo que simplemente no debiera explicarse sino perseguirse con todo el peso de la ley: la violencia no debe tener cabida en nuestro estado y en nuestra ciudad. Todo lo que se diga, y sobre todo lo que “no” se diga, abona hacia la pobreza de la imagen que guardan nuestras autoridades; en el caso de la FUTV, no es nada nueva esta actitud revanchista y rijosa.
Nuevos tiempos demandan nuevas estrategias. Toda estrategia debe buscar la manera de beneficiarnos a nosotros, al público, a los Clientes. ¿Cuánto nos ha beneficiado entregar a los taxistas en concesión estacionamiento gratuito en los parques desde hace varios lustros? ¿Cuánto nos ha beneficiado la presunta regulación y cobro de placas de transporte a los taxistas? ¿Cuánto pagan de impuestos estos trabajadores del volante, si no expiden comprobantes por principio de cuentas?
He aquí que la competencia viene dispuesta a pagar los impuestos que sean justos para operar, y que incluso de esta manera logran ofrecernos un mejor servicio y una mejor tarifa que los taxistas de siempre. ¿Quién necesita entonces cambiar sus maneras de servir? ¿A quién debe beneficiarse en todo momento?
Este problema para las autoridades y para el FUTV apenas comienza. Cual avestruz, parecen ignorar que Cabify es el próximo servicio de transporte que está por iniciar funciones en nuestra ciudad. Así pues, a Ryde&Go y a Uber se unirá esta nueva empresa.
Desde esta perspectiva, como que ya viene siendo tiempo de que las autoridades dejen de hostigar a aquellos emprendedores que tienen claro que su supervivencia viene de un buen servicio; y para los taxistas del FUTV, creo que les vendría mejor asociarse a estas nuevas empresas, o que sus taxistas emigren a ellas para no tener que pagar cuotas sindicales, para no tener que servir de carne de cañón y, sobre todo, para evitar que pierdan lo que posiblemente sea su única fuente de ingresos.
Porque, y eso debe quedarle muy claro a los taxistas del FUTV y a cualquier autoridad, los que tenemos la sartén por el mango en cuanto a solicitarles servicios somos “nosotros”.
¿Estamos claros?
Gerardo Saviola