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El Amor y la Amistad – III

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Dr. José Ochoa Quintana

El AMOR CORTÉS es un concepto literario de la Europa Medieval que expresaba el amor en forma noble, sincera y caballeresca. Se origina en la poesía lírica. Era la relación que se establecía entre el caballero y la dama. Existía total sumisión del enamorado a la dama, su dama. Generalmente, el amor cortés era secreto y entre los miembros de la nobleza; dado que los matrimonios eran arreglados entre las familias y se realizaban por conveniencia. El amor cortés no era un amor bendecido por el sacramento del matrimonio en el seno de parejas formales sino, en la mayoría de los casos, era adúltero o prohibido. Iniciado como una ficción literaria, una experiencia intermedia entre el deseo erótico y lo espiritual, era vivido, a la vez, como un amor ilícito y al mismo tiempo moralmente elevador, apasionado y disciplinado, humillante y exaltante, humano y trascendente, ya que su dama ya pertenecía a algún señor. A veces llegaban a ver a su dama después de un intrincado cúmulo de complicidades con las ayudantes de la dama, pero lo más que permitían era que se le viera por el ojo de la cerradura de la habitación cuando la dama se estaba bañando. ¡Qué martirio!

El inicio del AMOR ROMÁNTICO corresponde a la primera mitad del S. XIX. Su eje es la tentativa de demostrar la unidad, es decir, la total identidad e intimidad de lo finito y del infinito, revelado bajo la forma del sentimiento, como principio de la razón, fundamento de la filosofía, aun dirigiéndose a cosas o criaturas finitas. Ellas son las expresiones o los símbolos de lo infinito, de lo absoluto, o sea, Dios. El espíritu del alma debe encontrarse siempre en la poesía romántica, ya sea invisible o visible.

En el libro “EL ARTE DE AMAR”, ERICH FROMM dice que el amor erótico es la forma de amar más engañosa que existe, pues el sexo puede crear la ilusión del amor y no ser más que un disfrute físico. En el amor erótico existe el anhelo de fusión completa, de unión con una única persona. Por su propia naturaleza es exclusivo y no universal; es también, quizá, la forma de amor más engañosa que existe. Fácilmente se le confunde con la experiencia de enamorarse. Es el súbito derrumbe de las barreras que existían hasta ese momento entre dos desconocidos; cuando el desconocido se ha convertido en una persona íntimamente conocida, ya no hay más barreras que superar, ya no existe ningún súbito acercamiento que lograr.

Muchos matrimonios sólo parecen íntimos cuando están en la cama o cuando dan rienda suelta a su odio y a su rabia recíproca. Entonces se trata de encontrar amor con otra persona, con un nuevo desconocido que se transforma nuevamente en una persona íntima, con lo cual la experiencia de enamorarse vuelve a ser estimulante e intensa, para tornarse cada vez en menos intensa, hasta concluir con el deseo de una nueva conquista, un nuevo amor.

El deseo sexual puede ser estimulado por la angustia de la soledad, por el deseo de conquistar o ser conquistado, por la vanidad, por el deseo de herir y aún de destruir en la misma medida que el amor. Pareciera que cualquier emoción intensa –una gran angustia, una dicha, el amor, entre otras– puede estimular y fundirse con el deseo sexual. Como la mayoría de la gente une el deseo sexual a la idea de amor, con facilidad incurre en el error de creer que se ama cuando se desea físicamente. Sin amor, la relación sexual deja a la pareja tan separada como antes.

ALGO SOBRE NATURALEZA

Vatsyayana, hace más de mil años, se dedicó a investigar lo relacionado con el sexo, de lo cual surgió el Kamasutra, una de las obras clásicas de la antigua India, el cumplimiento de los deseos. En la cultura hindú existe la creencia de que el cuerpo es un templo, tan sagrado como el alma. Crearon un catálogo de las maneras en las que la actividad más íntima y natural, el sexo, proporciona placer. La sexualidad es mucho más que una relación carnal. La primera cualidad que debe poseer la mujer sensual es respetarse a sí misma, cuidar meticulosamente su cuerpo; si se añade a esta belleza una alegre juventud y una actividad liberal, una mujer tendrá lo necesario para atraer a los hombres incluyendo, si se quiere, la sabiduría popular de los hechizos, encantamientos y pociones de amor. Para ser una buena amante y buena esposa, la mujer debía saber cantar, tocar instrumentos musicales, bailar, componer poesía y confeccionar adornos florales; incluso eran magníficas pintoras y escultoras. Entre los consejos que recibían estaba intentar conocer los pensamientos de las personas, expresar el amor, revelar la aceptación a través de diferentes posturas.

En el Kamasutra se distingue a los hombres según el tamaño del lingam: el hombre liebre, el hombre toro y el hombre caballo. también clasificaba a las mujeres según la profundidad de su yoni: la mujer ciervo, la mujer yegua y la mujer elefante. Por consiguiente, había diferentes tipos de unión, según correspondiera al tamaño de sus órganos sexuales.

También clasificaba a las personas según la intensidad de su pasión o el tiempo que empleaban para realizar el coito. Si el tiempo empleado era corto, la mujer quedaría insatisfecha; por el contrario, si es mucho, la mujer lo amaría más. Una mujer bien formada debe saber dar consejo, tan sabio como el consejero de un príncipe, en apariencia como la Diosa Lakshmi, Diosa de la Abundancia; así como ser prudente en la adversidad, ser afectuosa como una madre, y en la cama saber comportarse como una cortesana. La mujer debe Adornar el cuerpo y la mente.

En la guía sobre el comportamiento adecuado de los recién casados dice que el varón, con palabras dulces y tiernas, puede acariciar sus partes íntimas, pero sin llegar al coito; a continuación, deberá enseñarle las sesenta y cuatro artes amatorias para, después de haber superado su timidez, el hombre empezar a disfrutar de una manera en la que ella no se sienta asustada, garantizando el placer mutuo.

También describe los diferentes tipos de abrazos, de besos, mordiscos, hacer marcas con las uñas, o arañar, señalando que la razón de que un hombre se deje abrazar por mujeres desconocidas, o la mujer caer en los brazos de otros hombres, es el deseo de la variedad del placer.

El coito debe realizarse solo cuando a ambas partes les apetezca, antecedidos por actos de amor que les estimulen y la posición que se adopte deberá variarse constantemente.

Se dice que lo que define la virilidad del hombre es la brusquedad y la impetuosidad, mientras que la debilidad, ternura, sensibilidad y la disposición a huir de las cosas desagradables son las características típicas de la mujer.

Así, continúa haciendo un extenso tratado sobre el sexo y el amor, reconociéndosele como la primer gran obra que trata sobre este tema, un tributo excepcional de la Era Dorada del liberalismo hindú, cuando el placer sexual estaba despojado de cualquier sentimiento de culpabilidad.

El hombre, al igual que los grandes primates y los delfines, es de los únicos animales que puede disfrutar del acto sexual; sin embargo, el hombre puede reprimir, sublimar, manipular y hasta comercializar su sexualidad, o utilizarla para beneficiar a otra persona para hacerla sentirse mejor, lo que es una forma de amar.

Ni en la prostitución ni en la violación hay amor; tampoco en los matrimonios por interés o conveniencia. Para que sea una forma de amar, tiene que haber afecto entre los dos, voluntad de compartir la vida, y no nada más la cama.

VIOLACIONES DENTRO DE MATRIMONIO

Cada día se cuestiona más la relación sexual sin el consentimiento de un cónyuge. La falta de consentimiento es el elemento esencial y no necesita involucrar violencia. La violación conyugal se considera una forma de violencia doméstica y abuso sexual. Aunque históricamente las relaciones sexuales dentro del matrimonio se consideran un derecho de los esposos, ahora participar en el acto sin el consentimiento del cónyuge es ampliamente reconocido por la Ley y la sociedad como algo incorrecto y como un crimen. Es registrado como violación por muchas sociedades en todo el mundo, es repudiado por convencionistas internacionales, y cada vez más criminalizado. En muchos países la violación dentro del matrimonio permanece fuera de la ley penal, o es ilegal, pero ampliamente tolerada.

El amor erótico contiene a la vez aventura y riesgo; el matrimonio no es la meta sino el comienzo de aquello en lo que nunca termina uno de conocer al otro y de experimentarlo, con logros y fracasos. Hay que aceptar que el deseo tiene vaivenes en la vida de una pareja, y saber que con atención y delicadeza casi siempre puede ser despertado. El juego previo al acto sexual hace de éste una experiencia más feliz.

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