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El gato bengalí

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El bengalí se llama así por el nombre en latín de su ancestro salvaje, el Felis bengalensis (gato leopardo asiático). El bengalí es una raza de gato relativamente reciente, creada mediante el cruce de un gato leopardo asiático con un gato doméstico en Estados Unidos, su país de origen, realizado en 1963 por la genetista norteamericana Jean Sugden Mill.

Los machos pesan unos 8 ó 9 kilos, y las hembras aproximadamente 3.5 kilos, teniendo un promedio de vida de 9 a 13 años. De pequeño le crece pelo gris, haciendo que sus manchas se desdibujen ligeramente. Este manto grisáceo es otra prueba más de su origen salvaje ya que le serviría para camuflarse. Esta fase grisácea se llama fuzzy.

El color de base puede variar de tonalidades: marfil, crema, amarillo, dorado y naranja. También puede variar la tonalidad de las manchas del manto, pudiendo oscilar entre el negro, el chocolate o el canela. Lo que sí es «obligatorio, según el estándar» es la punta negra de la cola, las almohadillas plantares y el abdomen, que debe estar moteado.

Poseedor de un manto atigrado que recuerda al del leopardo, un cuerpo elegante y musculoso algo más grande que el del gato común (machos), patas largas y fuertes, ojos almendrados, su cabeza ancha tiene orejas pequeñas y mejillas pronunciadas, los ojos tienen un contorno negro y forma almendrada. La cola es gruesa, aunque se estrecha hacia la punta, de color negro. No hay ninguna otra raza felina que muestre el efecto brillo de oro o de perla que se encuentra en algunos bengalíes.

Una de sus características es que es un gran productor de cerumen, por lo  que hay que limpiarles los oídos frecuentemente. Es un felino que no requiere grandes cuidados, salvo algún que otro cepillado -su pelo es semejante al del visón de tan suave-, alimentación de calidad, y las vacunas y visitas al veterinario periódicamente.

No se han descrito trastornos hereditarios en esta raza, aunque se ha sugerido que puede haber una mayor prevalencia de un problema cardíaco denominado miocardiopatía hipertrófica en comparación con otras razas. Algunos bengalíes parecen más propensos a la peritonitis infecciosa felina.

Suele gozar de una salud de hierro y encierra mucha energía en su interior que necesita ser liberada a diario con juegos y movimiento. Así que si pasas mucho tiempo fuera de casa, es mejor que te decidas por otro tipo de mascota, pues si permanece muchas horas solo, el animal podría deprimirse y, dado su carácter enérgico, no dejar de hacer travesuras. No presenta dificultades para convivir con otras mascotas de la casa, ni siquiera los perros son un problema para él.

El gato bengalí mantiene sus genes salvajes con un maullido único, similar a un gorjeo o arrullo, algún que otro desequilibrio emocional pasajero, y una gran predilección por el agua. Es muy buen nadador y se colará en tu bañera en cuanto te descuides.

Es muy cariñoso con sus humanos a los que sigue por toda la casa. Cuando vuelvas del trabajo estará esperándote detrás de la puerta.

Dra. Carmen Báez Ruiz

drabaez1@hotmail.es

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