Con el propósito de incrementar la cosecha de miel en Brasil se introdujeron en 1956, cerca de São Paulo, 47 abejas reinas de Apis mellifera scutellata originarias de Tanzania; a fin de desarrollar un programa de mejora genética a cargo de Warwick Kerr. Accidentalmente, algunas de estas abejas escaparon y se hibridaron con abejas domésticas. Así dieron origen a las abejas africanizadas (comúnmente llamadas abejas asesinas o, incorrectamente, abejas africanas).
A partir de ese momento se expandieron por todo el continente de manera constante. Avanzaron entre 150 y 300 kilómetros por año, llegando a América Central, México, y luego a los Estados Unidos, en 1985, a los estados de Nuevo México, Nevada, Texas, Arizona y California.
El avispón asiático gigante es considerado una especie invasora por su potencial colonizador y por constituir una amenaza grave para las autóctonas, especialmente para las abejas melíferas a las que ataca mortalmente, en el caso de los adultos, y devora a las larvas y ejemplares jóvenes. Estos insectos amenazan a las ya menguantes poblaciones de abejas domésticas que cumplen un papel esencial en la agricultura del país.
Los avispones reinas de esta especie pueden crecer hasta alcanzar los cinco centímetros de largo y tener una envergadura de alas de unos 7.5 centímetros. Tienen grandes cabezas de color amarillo anaranjado con unas poderosas pinzas, prominentes ojos negros, y un abdomen rayado negro y amarillo. Se alimentan de savia de plantas y frutas. Estos avispones rondan y, con sus pinzas, decapitan a las abejas melíferas, llevándose los cuerpos para alimentar a sus crías. Los avispones pueden destruir un panal de abejas en cuestión de horas. Las reinas hibernan en invierno y no salen de casa durante ese tiempo, su ciclo vital comienza en abril, que normalmente es cuando empiezan los avistamientos. Una vez que construyen sus hábitats en verano y otoño, los avispones obreros salen a buscar comida.
La particularidad de estos híbridos es su acentuado comportamiento defensivo, describiéndose como muy agresivos ante molestias. Atacan en cantidad, muy velozmente y siguen a su víctima hasta a 400 metros de su colmena o enjambre. Este comportamiento ha provocado en América la muerte de alrededor de mil personas en Estados Unidos con diez veces más picaduras que las de abejas comunes. Su picadura es enorme e increíblemente dolorosa, pues está cargada con una potente neurotoxina que es capaz de disolver los tejidos. Si un ser humano recibe múltiples picaduras podría morir, aunque no sea alérgico a las picaduras de insectos. La gravedad del envenenamiento depende de la sensibilidad individual y del número de picaduras infligidas. En un sujeto hipersensible puede ocurrir la muerte con una sola picadura, como resultado de choque anafiláctico. Ha habido supervivientes de 500 picaduras. El veneno causa reacciones alérgicas y efectos tóxicos.
Si bien estos insectos no suelen ser agresivos con las personas o las mascotas, los avispones pueden atacar si son provocados. Se cree que muchos apicultores abandonan la actividad a causa de la agresividad de estas abejas.
Dra. Carmen Báez Ruiz
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