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Al recibir la Medalla Oswaldo Baqueiro López 2020

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Ha sido un privilegio servir a las causas de la Cultura, como periodista e investigador. Provengo de una generación universitaria de mediados del siglo anterior, en la cual convivieron jóvenes con ideas progresistas de justicia social, clasemedieros de mentes limpias y vocación de servicio a la comunidad. El fundador de nuestra Alma Mater, Felipe Carrillo Puerto, quizá lo visualizó cuando emitió como gobernante el decreto fundacional el 25 de febrero de 1922.

Consecuentes con ello, en mi generación estudiantil compartimos ideas y acciones, propiciamos conferencias sobre temas históricos y sociales, y nos organizamos en grupos como “Unidad Artística Universitaria”, en donde el teatro y las acciones culturales siempre estuvieron presentes. Nos sumamos en espectáculos como “Yucatán y sus raíces”, participamos en el Orfeón Yucateco, impulsamos producciones teatrales en nuestra Universidad con obras de autores locales como “Un loro y tres golondrinas”. Hicimos concursos de poesía, oratoria, cuento y otros. Como una especie de protesta, a una hoja mimeografiada la llamamos “El Saxofón” como nota discordante del statu quo.

Lo realizado en el Alma Mater fue cimiento para acciones que, en otros lugares del servicio público como el Ayuntamiento de Mérida, el Gobierno del Estado, el Instituto Mexicano del Comercio Exterior, oficinas locales, nos continuaron abriendo espacios para nuestra participación solidaria. Nuevas experiencias se sumaron en esos años de labores en que nos unimos en el diseño y realización de planes culturales en Mérida como las Serenatas de Santa Lucía, el rescate de la Ermita de Santa Isabel y su jardín interior, liberando el frente de la iglesia de un expendio de licores. Con un quiosco y pequeño parque se rescató ahí el paisaje urbano.

Adicionemos la emisión de un reglamento para embellecer el Centro Histórico y continuar el rescate de la imagen urbana de la capital de Yucatán con lo que se fue logrando, paulatinamente, incrementar el volumen de sus visitantes al ampliar la oferta turística. El retiro de anuncios de bandera mejoró sustancialmente el paisaje urbano en el Centro Histórico.

Nuestro grupo periodístico, la APEY, tenía en su consejo de redacción a jóvenes cuyos padres eran taxistas, zapateros, baratilleros o empleados, gente humilde de la sociedad.

La pintura mural de nuestros creadores locales tomó sitio en nuestra Alma Mater con una narrativa de la evolución de los altos estudios en Yucatán. También un mural con texto maya se halla en Glendora, California. Dos murales creativos se encuentran en el Palacio Municipal de Mérida.

Se ha podido dar, a partir de los años finales del siglo anterior, un cambio en la imagen de la vía pública meridana, otrora comercializada, con acciones que han logrado, con sucesivos trabajos de rescate, una imagen adecuada a la calidad histórica de Mérida, capital del Sureste Mexicano.

Desde los puestos públicos que he desempeñado me fue dado aprender y aprehender la vocación de paz y convivencia de nuestros conciudadanos, su orgullo por nuestras tradiciones y su apoyo a la nueva imagen urbana.

La calidad académica de nuestros catedráticos y maestros nos formó en lo educativo, y también ampliando nuestra visión de la sociedad que compartimos en la que, aun hoy, quedan rezagos de injusticia social.

En nuestra península surgida del mar, única con frente al norte, se dio el primer mestizaje en América. La naturaleza ha sido generosa con nosotros, manteniendo provisión suficiente de agua en el subsuelo. Muchas otras áreas del mundo carecen de este aprovisionamiento.

La carencia de montañas nos mantiene con el espíritu abierto a la convivencia, una vez disminuidas antiguas divisiones clasistas que llegaron a crisis en 1760 con Canek, y en 1850 con el inicio de la llamada Guerra de Castas, que culminó en los primeros años del siglo anterior.

Luego, en movimiento social, las banderas triangulares del socialismo de Felipe Carrillo Puerto, rojas como la sangre derramada, nos recordaron con su presencia que los grupos sociales somos parte unida de un mismo triángulo social.

En 2022, el 25 de febrero, celebraremos el Primer Centenario de fundación de nuestra Alma Mater. La UADY. Estamos a tiempo para organizar un digno programa por tal acontecimiento.

Tal vez en esas fechas podamos incorporar en algún sitio del hemiciclo a su memoria los restos mortales de Dña. Adela Puerto, fallecida en enero de 1928, que fue sepultada y continúa en una tumba olvidada del Cementerio General de Mérida. A esta gran mujer le fusilaron a cuatro hijos ese fatídico 3 de enero de 1924. Ahora, frente al Hemiciclo Socialista, se ubicó a Alma Reed, compañera romántica del líder socialista, sin mención alguna a su progenitora.

Al festejar los cien años del Alma Mater, quizá sería de justicia histórica trasladar al hemiciclo los restos mortales de esa madre cuyo vientre alumbró a cuatro hijos que fueron acribillados por balas asesinas en un mismo día y hora, en la madrugada del 3 de enero de 1924.

En la Rotonda, sus dos costados del lado norte han sido cubiertos con pintura los detalles de las imágenes que recuerdan las acciones liberadoras de Felipe Carrillo Puerto.

Estimables asistentes:

Ha influido en mi formación cultural la creciente admiración e investigación surgidas del conocimiento escrito y documentado sobre la trascendencia de los mayas eternos, ancestros nuestros cuya inteligencia admira a los investigadores por sus avanzados conocimientos sobre astronomía, su concepto del cero y su conteo vigesimal, que tomó como referencia las extremidades del ser humano.

Así, también en el Popol Vuh escribieron su percepción histórica de los colores de la piel de las razas humanas: negro, amarillo, blanco, rojo, al igual que su visión de los cuatro bacabes en los puntos cardinales, y la cruz maya verde en el punto central de intersección de los cuatro espacios que ocupan.

Ha sido un privilegio trabajar y compartir proyectos, conocimientos y experiencias con muralistas yucatecos, escultores, pintores, creadores de todas las especialidades, promoverlos y estimularlos. Convivir con ellos ha impulsado mi capacidad de servir a la cultura. Y repito: servir a la Cultura, no servirme de ella para lucrar. No he sido recolector de firmas y apoyos para conseguir prebendas o convertirme en uno de los señalados como mercaderes de la cultura yucateca.

Agradezco al jurado su unánime decisión en reconocimiento a mi larga vida periodística de siete décadas en las que mi aportación ha sido dar impulso a la Cultura y a sus creadores en esta tierra que merece nuestra admiración y respeto.

Muchas Gracias.

C.P. Luis Pastor Alvarado Alonzo

Mérida, Yucatán a 28 de septiembre de 2020

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