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La gloria de la raza – IX

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Los chinos y los mayas

La incorporación de numerosos chinos a la vida cultural de los indígenas sublevados ha sido escrita con cierta parquedad por los autores que dedicaron sus estudios a los mayas peninsulares de distintas épocas. Como suele ocurrir en casos semejantes, se advierten algunas discrepancias en la interpretación de los hechos y en la temporalidad que se les asignan.

En Cuba, donde la afluencia de chinos contratados para trabajar en las plantaciones azucareras inició el mismo año en que se desencadenó la Guerra de Castas de Yucatán, se observó un fenómeno parecido, ya que muchos de ellos mostraron su repudio ante los malos tratos perpetrados por los terratenientes fugándose hacia los montes, donde se asimilaron a las comunidades cimarronas. Otros más participaron en las luchas de independencia de la isla caribeña.

Por su parte, los chinos que se integraron a las localidades dominadas por los mayas rebeldes contribuyeron al sostenimiento de su contienda contra las autoridades yucatecas, pues intervinieron en la fabricación de pólvora para sus proyectiles. Ese producto lo suministraban también los comerciantes de origen chino que desde Belice hacían recorridos por el territorio cruzoob. Asimismo, llevaban ropa, y a cambio de ella obtenían dinero o animales que luego vendían en otros sitios.

De vez en cuando, los chinos residentes en Santa Cruz acudían a algunas poblaciones de Belice para vender cerdos e informaban acerca de los preparativos de incursiones armadas a cargo de los indígenas de aquella región. Los corresponsables de los principales periódicos de Yucatán se propusieron hacer extensiva esa información a sus lectores y a quienes conviniera recibirla.

La atención marginal que Robert Redfield dispensó a la comunidad de procedencia china inserta entre los mayas de Quintana Roo se reflejó en una breve nota que aparece en una de sus principales obras. En ella expresa que, a diferencia de los negros, a quienes no se les trataba con desprecio, los chinos eran humillados por los descendientes de los insurrectos.

En tanto, Santiago Pacheco Cruz, al poner de relieve el predominio de los individuos de origen chino en algunos asentamientos del antiguo territorio segregado a Yucatán, considera que aquellos llegaron a esa zona después de la Guerra de Castas. Esta aseveración contradice las versiones de Nelson Reed y Thomas Gann, al igual que las noticias registradas en la prensa yucateca y belicense de los tiempos del conflicto.

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“Noticias de Corozal”, La Revista de Mérida, año XVII, núm. 1267, 5 de mayo de 1886, p.3.

“Los individuos sublevados”, El Eco del Comercio, Mérida, año XII, núm. 1216, 8 de septiembre de 1891, p. 3.

Baltazar Rodríguez, José, Los chinos de Cuba. Apuntes etnográficos, La Habana, Fundación Fernando Ortíz, 1997, pp. 26-29.

Gómez Izquierdo, José Jorge, El movimiento antichino en México, INAH-CNCA, 1991, p. 90.

González Navarro, Moisés, Raza y tierra. La Guerra de Castas y el henequén. México, El Colegio de México, 1979 [1ª. Ed. 1970], p. 108.

Pacheco Cruz, Santiago, Estudio etnográfico de los mayas del ex Territorio Quintana Roo. Su incorporación a la vida nacional. Mérida, 1934, pp. 12-13.

Redfield, Robert, Yucatán. Una cultura de transición, México, FCE, 1944, p. 447.

Wilhelm, Burkhard (Coord.) ¿Indios Rebeldes? El fin de la Guerra de Castas en Yucatán vista por el Estandarte de San Luis Potosí. San Luis Potosí, Lascasiana, 1995, pp. 26-27, 29-30, 161, 228-230.

José Juan Cervera

Continuará la próxima semana…

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