Las siguientes son al parecer cartas de un tal Arnold Krumm-Heller. Se encontraron en el sótano de su casa abandonada en Chihuahua, México, mientras se investigaba su desaparición.
Se cree que no fueron dirigidas a él, siendo en realidad Arnold un archivista de estas cartas y demás documentos.
Todas están marcadas con un símbolo intricado que se cree está relacionado con las escuelas masónicas que al parecer Arnold frecuentaba, pero especialistas en la materia admiten que el símbolo no cuadra con ninguna rama masónica conocida, pese a sus similitudes.
El nombre del destinatario de las cartas parece haber sido borrado de todas estas a propósito.
La frase “De los Anticuarios” estaba escrita en la tapa de la caja donde se encontraron.
Carta #1
12 de agosto de 1922
Múnich, Alemania
Espero que esta carta le encuentre en buena salud. Te escribo para decirte que he visto al sujeto que llamas “El Funcionario” por la cantera en que trabajo. Habla de vez en cuando con un par de capataces e incluso con los dueños, aunque no estoy seguro de cuál sea su relación. Como sea, hice el truco que me pediste y cuando el notó el reloj de bolsillo en el piso se dirigió a él como si hubiera sabido siempre dónde estaba. Lo observé desde un lugar donde no podía verme y no pude creer lo que vieron mis ojos: Se abrió el abrigo y pude ver los engranes en su pecho, me recordaron a uno de esos relojes de abuelo que mi matrona tenía, solo que completamente hecho de metal negro. Voy a seguirlo por un par de días más y luego me iré de vuelta a las Américas. Si lo que dices es cierto, podría llevarnos al creador original de la Máquina.
-Ernando
Carta#2
4 de septiembre
Hola, mi amigo. Los arreglos están listos para mi regreso de España. Elías me está ayudando a cargar todas las cosas que encontramos. Y sí, también llevamos las armas. No te voy a decir cuánto nos costaron para no darte un ataque al corazón, pero creo que la vida de cientos vale más que solo unas cuantas pesetas y muchos más pesos. Daremos inicio a la caza en cuanto lleguemos. No sé cuántos de estos bastardos habrá, pero por la última carta que me mandaste debe ser la última progenie. Tenemos suerte que ese jodido nigromante solo haya podido traer algunos del otro lado. Ojalá hubiera estado ahí para ver la cara que puso cuándo le llenaste el culo de plomo, pero ya me desquitaré con las bestias. Te veo el fin de semana.
-Tu fiel compañero en armas, Jacinto
Carta#3 [La carta está en mal estado, pareciendo haberse mojado]
Realmente necesito su ayuda. No sé qué más hacer. Para ser completamente honesto con usted, estoy desesperado. Mi esposa no me escucha y creo que es culpa de esa cosa. Ella realmente cree que es nuestro hijo y no entiendo cómo puede confundirlo, por lo que creo que debe ser algún embrujo o ilusión. Lo viste, lo mece en la cuna, lo arrulla, por todos los cielos, ¡incluso le da pecho! ¿Cómo no puede notar los dientes de lamprea encajándose en su seno, cómo no pude ver los racimos de carne que le cuelgan, la cabeza rosada, bulbosa sin ojos y nariz!? Siento que me estoy volviendo loco. No ayuda que viva en un área tan desolada, sin vecinos, sin nadie a quién pedir que me ayude a convencerla. Por favor, pagaré lo que sea. Solo ayude a mi esposa.
Carta#4
Enero 21 de 1929
Nueva Orleáns, Estados Unidos
Mi querido Anticuario.
Que esta misiva lo reciba con bien. Espero que perdone mi intrusión en caso de que esté haciendo algo de suma importancia, pero no pude evitar pensar en usted cuando esta última curiosidad me llegó. Sé que usted y sus amigos son coleccionistas de este tipo de cosas, así que me preguntaba si en su próxima encomienda por mi país se molestaría en visitarme para mostrarle la muñeca que me han traído. Es bastante inusual, enigmática, como usted diría. Según la carta con la que vino, sin remitente, me fue heredada por mi difunta abuela, aunque hubiera podido deducir eso por mi cuenta: la muñeca se parece mucho a ella de niña. Lo sé porque tengo fotografías de la niñez de mi abuela sosteniendo la misma muñeca, aunque se ve diferente. La razón por la que quería mostrársela es porque he visto a la muñeca moverse y mirarme. No como si sus ojos me siguieran, sino girando la cabeza hacia mí. También he tenido experiencia con cosas como ésta, pero es la primera vez que veo una que actúe de esta manera. Así que espero poder recibir su visita para que vea este fenómeno con sus propios ojos y me diga lo que piensa.
-Amanda.
Carta#5
Enero 29 de 1929
Nueva Orleáns, Estados Unidos
Mi querido Anticuario.
La pequeña bastarda habló. No me atrevo a escribir las cosas que dijo porque son de naturaleza muy extraña. Lo peor es el sonido de la voz: es algo que nunca quiero volver a escuchar. Las cosas que me dice. Nunca había escuchado tanto saber arcano desde que era niña. A veces pienso simplemente en sentarme y escuchar todo lo que me dice, pero la verdad es que cada vez siento como si mi cuerpo me fallara, como si quedara débil e inmóvil escuchando a esa pequeña muñeca. Temiendo lo que pueda pasar, la he encerrado en una caja y colocado en una habitación trasera que tengo en la casa. Debería quemar la cosa, pero temo que eso solo libere lo que sea que tenga encerrado dentro. En estos difíciles momentos, realmente necesito tu consejo, amigo mío.
-Amanda.
Carta#6
2 de Julio de 1931
Londres, Reino Unido
Querido Buscador.
No pude esperar para volver a casa para contarte lo que pasó. Creo que te daré los detalles una vez que lleguemos. Para resumirlo, fue toda una aventura. Y sí: logramos obtener el Violín. Lo encerramos en un Circulo de Contención de Nivel 4, aunque roto, aún causa problemas, e incluso bajo ese candado, si uno se acerca de más, lo ataca con sus cuerdas que cortan como navajas. No sé qué clase de ocultismo estaba practicando Stradivarius, pero la cosa que puso dentro de este es bastante salvaje. Como dije, te daré los demás detalles una vez que lleguemos a Veracruz.
Hasta entonces.
-Escalante
Carta#7
Lamento decirte que fallamos.
El informante estaba muerto cuando llegamos al lugar. Buscamos toda la noche, pero no encontramos pistas de su asesino. El cuerpo no presenta marcas, así que creo que esto fue hecho con taumaturgia, a distancia, para evitar una confrontación directa. Es obvio también que alguien estuvo indagando en el lugar y encontró lo que buscaba: La Libreta no estaba en ninguna parte. Trataré de contactar a Jacinto para averiguar si alguno de sus contactos sabe algo. No vamos a parar hasta que demos con el objeto.
Carta#8
Noviembre 13 de 1939
Texas, Estados Unidos
Hola, Amigo.
Ha pasado tiempo, ¿no es así? Te escribo porque creo que tengo algo para tu colección. Lo encontraron entre las cosas que estaban rematando de un antiguo cinema que fue demolido. Parece ser un estuche de carrete, con el rollo de una película animada que nadie parece reconocer. Por las imágenes, parece ser un corto animado de dos minutos de un monigote caminando por un prado. Nada especial, todo en blanco y negro. El dibujo pareciera ser de alguien plasmando a Félix el Gato de memoria, y fallara miserablemente en el intento. Lo raro sucede cuando pones el filme en un proyector. De repente, música de caricatura se escucha de la nada, así como unas risas endemoniadas; el personaje se dirige al público y les empieza a decir cosas que definitivamente no son aptas para niños. Acto seguido, la cosa empieza a intentar salir de la pantalla. Literalmente. Lo apagamos justo en el momento en que había sacado un brazo completo. Aquí tenemos algo similar a lo que ustedes tienen, pero su relación con el gobierno siempre me ha dado mala espina, así que prefiero mandártelo con tus muchachos. Que no lo vean tus niños.
-Tu soldado favorito, Williams J. Terrans
Carta#9 [Gran parte es ilegible, esto es lo poco que se puede leer]
Estoy bien. No necesito que vengas más. Todo está bien. Ella está bien. La muñeca está quieta. Siempre está quieta. No se moverá. No se moverá nunca. Yo sí me muevo. Ahora lo hago. Me gusta mucho moverme. Me gusta mucho. Ella ya no lo hará. Ya no vengas. Adiós.
Amanda
Carta#10 [La carta tiene gotas que hemos identificado como sangre y presenta un sello roto con el ícono de un dragón]
Mi Querido Señor
Dígame, mi buen hombre ¿Realmente vale la pena? ¿Realmente vale la pena que esté haciendo esto? Piense bien en lo que está interviniendo. Piense bien en las consecuencias de lo que hace. No estoy tratando de comenzar nada contra usted y su organización, pero debe entender que consideramos sus acciones y las de sus compañeros como actos de hostilidad a nuestra misión. La compra de las minas de plata en México se llevará a cabo y ninguna de las artimañas burocráticas o sabotajes que ustedes hayan planeado nos va a detener. Espero que sea consciente de lo que acaba de atraer encima de usted y los que ama.
Tenemos ojos en todas partes. Y, a diferencia de ustedes, nosotros vemos mejor en la noche.
-Suyo, Barón Franz Schweiger
Los nombres de las personas mencionadas en las cartas se están investigando, y la historia que parecen contar también está siendo comprobada.
HUGO PAT