LXV
EXTRAVIADOS
Nos hemos acostumbrado a ver sin mirar, a hablar sin pensar, a pensar sin reflexionar.
Ya nada nos asombra: ni la sangre derramada, ni la muerte; ni el dolor, ni la pobreza; ni el abandono, ni la indiferencia.
Caminamos sin rumbo, ajenos a la vida, a los sonidos, al silencio y a las miradas.
Damos pasos como quien intenta adivinar el destino; pero nos perdemos, nos desviamos fácilmente y, al final, sin poderlo evitar, llegamos a destinos indeseables.
Somos tan sólo un suspiro a la luz de la existencia, un parpadeo que se olvida sin más, un lejano saludo que se desvanece con el tiempo.
Nos hemos acostumbrado a decirlo todo con miradas.
Nos contamos los secretos con la imaginación que vuela de cabeza en cabeza.
Inventamos mariposas en sueños que se quiebran al despertar.
Nos crecieron alas, cual raíces que se renuevan de tiempo en tiempo, y siempre, con las manos en el rostro, lamentamos a cada instante que el tiempo se nos escape…
JORGE PACHECO ZAVALA
Duro y desgarrador. Pinta una realidad de un tiempo que no se detiene, que no regresa y con el que hay que aprender a vivir. Precioso, Jorge.